—Ya, pero si los traes podremos quedar. Eso estaría bien, ¿no? —Su boca besa un lado de mi cuello.
Ambos sabemos que los gemelos no irán, pero es un gesto dulce que W trate de juntarnos a todos.
—Pues sí. Veo el sentido a tu plan. —Me acurruco contra él y mis labios encuentran los suyos.
—Beneficios de salir con un universitario —bromea.
Nos besamos un poco más y cuando nos separamos por falta de aire, la razón por la que he venido vuelve a instalarse en mi mente.
—Oye, necesito pedirte un favor.
—La respuesta es sí. —Me hace cosquillas en el ombligo.
He practicado un discurso en el autobús pero no sonaba bien. Aun así, lo digo.
—Sabes que me he tomado el año libre para ayudar a Paisley, ¿no?
—Ajá.
Sus labios viajan hasta mi oreja.
—Me ha salido la oportunidad de ganar una gran suma de dinero este año. Nos duraría bastante.
—Suena bien.
Se mueve desde mi oreja hasta mi cuello y después baja la camiseta holgada por la curvatura de mi hombro.
Permitir que me bese cuando estoy a punto de decirle que necesito salir de mentira con una estrella del pop hace que me sienta demasiado culpable como para disfrutar de ello. Así que me salgo de la cama y me quedo al lado de la ventana.
—Necesito que no te enfades y me entiendas.
W frunce el ceño y pasa la pierna por la esquina de la cama. Se apoya sobre los codos, y la estampa de su cuerpo largo y desgarbado me es tan familiar y maravillosa que cuestiono de nuevo mi decisión.
—Empieza a parecerse al discurso que Danny Jones le dio a Karen de que se iba a la Universidad de Nueva York y no quería una relación a distancia.
—No, no es nada de eso. —Me froto la frente—. Es… es que este trabajo requiere que haga algo que no te va a gustar.
—¿Vas a participar en una peli porno? —Sus cejas se elevan hasta las entradas de su pelo.
—Dios, W, no.
—Dilo de una vez, V.
Suspiro en señal de frustración.
—No puedo decir nada más hasta que firmes esto. —Le doy el contrato de una página que declara que se le pueden contar algunas cosas a W pero no todos los detalles.
Él deja el papel a un lado.
—No voy a firmar nada. ¿Qué coño pasa, Vaughn?
—No digas tacos —digo sin pensar.
—No canalices a tu hermana —se queja. Paisley y él no se llevan bien. Ella cree que él me presiona y él que ella es demasiado estirada.
—Sé que parece una locura, pero si no lo firmas no puedo desvelarte los detalles y parecerá peor si no te los digo, créeme.
—Entonces confía en mí . —W coge el papel y lo tira a la cama, que está detrás de él—. Me lo puedes contar todo. Sabes que soy una tumba.
No es que no confíe en W, pero el futuro de toda mi familia está en juego.
—Si se tratase solo de mí te lo contaría, pero ya le he prometido a la agencia que no diría nada a menos que firmases esto.
Él entrecierra los ojos.
—¿Qué agencia?
—En la que trabaja Paisley. Diamond Tal…
—¿Diamond Talent Management? —exclama—. ¿Son ellos los que te han dado el trabajo? ¿Por qué no has dicho eso antes? Claro que firmaré. ¿Dónde necesitas la firma?
Veo como W se apresura a coger un bolígrafo del escritorio. Casi tiembla por el entusiasmo.
No alza la mirada al escribir su nombre sobre la línea, incluso en las que se supone que Jim tiene que firmar en nombre de Oakley. Pone el punto en la última «i» de su nombre completo con una floritura.
—Vale. Cuéntamelo todo.
Me levanto y arrastro a W hacia la cama para poder sentarme a su lado y cogerle de la mano mientras le explico esta locura.
—Vale, esto es todo lo que te puedo decir: voy a hacer algo para la agencia, algo así como una campaña en redes sociales. —Suena ridículo cuando lo digo en alto, pero eso es lo que el contrato de confidencialidad me permite revelar—. Saben que tú y yo estamos saliendo y…
—¿Me conocen? —Sus ojos brillan de entusiasmo—. ¿Paisley les ha hablado del canal? ¡Pensé que lo odiaba! ¿Qué vídeo les gustó? ¿En el que puntuamos las celebraciones de gol? ¿O en el que nos disfrazamos y fingimos ser los perros del cuadro en que juegan al póker? Tuvimos muchas visitas en ese aunque no fuese interactivo.
Arrugo la frente.
—Eh, no es acerca del canal.
—¿No? Pero lo has mencionado, ¿verdad?
—No exactamente. —Me siento avergonzada. Ni se me había pasado por la cabeza que lo primero en que pensaría W es en su canal, y ahora me siento mal por no habérselo comentado a Jim Tolson.
—¿Por qué no?
Hay cierto tono de traición en su voz. W y sus compañeros crearon un canal de YouTube en septiembre en el que cuelgan vídeos sobre ellos comentando los titulares deportivos. Se llama Bro Hards y… uf, vale, es algo tonto.
Pero como soy una novia que lo apoya, veo cada vídeo y me aseguro de comentar a pesar de no resultarme entretenido.
—No sé, no salió el tema —replico, deseando de repente haberlo tratado.
Al fin y al cabo, habría sido más fácil y un gran paso para que W se sintiera más cómodo con mi trato con Oakley. Me apunto mentalmente que he de hablar con Jim la próxima vez que lo vea.
—Bueno, nuestra relación es un problema para la agencia. Interfiere con mis… deberes. Le gente no puede saber que
tengo novio así que quieren que rompamos en público —cuando frunce el ceño me doy prisa para explicar el resto—, pero no de verdad. Seguiríamos saliendo de verdad. Excepto que…
—Hago una mueca—… no pueden vernos en público.
Me mira perplejo.
—¿Quieres que rompamos pero que no sea de verdad?
—Sí. —Dios. Suena tan estúpido.
—¿Quieres romper conmigo, V? Porque yo ni siquiera sabía que tuviésemos problemas. Si no quieres que salgamos, dímelo —lo dice de forma tan objetiva que parece como si romper conmigo no le afectase.
Pero a mí sí.
—¿Quieres tú romper conmigo? —exclamo, nerviosa y preocupada.
W es mi apoyo. Empezamos a salir antes de que mis padres falleciesen, y durante aquel doloroso verano estuvo a mi lado todo el tiempo, a pesar de mis lloreras impredecibles. Como cuando estábamos en el centro comercial y vi el anuncio del día del padre en una tienda Hallmark. Aquella noche volví a casa decidida a ser la novia divertida de antes y desde entonces no he vuelto a llorar frente a él.
Me preocupaba muchísimo que fuese a romper conmigo cuando empezó la universidad; pero no lo hizo. Me dijo que me quería y que se quedaría conmigo, aunque significase retrasar algunos de los planes que había hecho para ambos.
—Claro que no. —Me coloca en su regazo y frunce el ceño de nuevo—. ¿Pero cómo va a funcionar? —Sus manos se cuelan bajo mi camiseta—. Se supone que nos lo íbamos a pasar en grande juntos este año.
—Lo sé —digo triste—, pero es mucho dinero.
W vuelve arrugar el ceño.
—Paisley y tú os las arregláis bien. ¿No me comentaste que gana lo suficiente como para no trabajar en dos sitios a la vez?
—Sí, pero…
—¿Y no pospusiste venir a la universidad este año porque tenías que trabajar?
—Sí, pero…
—Entonces no necesitas este —dice con la confianza de alguien que no se ha tenido que preocupar por una factura en su vida.
La familia de W tiene dinero. Incluso gastaron algo para que tuviera una habitación en la residencia De Neve Plaza que tiene una suite de dos habitaciones y un baño privado que comparte con otros tres tíos. Cuando vi lo que costaba la suite por semestre casi me trago el chicle.
—Sí, W. Sí que necesito el trabajo. Mi familia lo necesita.
Le cojo de las manos, con las que intenta quitarme la camiseta, y las junto entre las mías.
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