Kate DiCamillo - El verano de Raymie Nightingale

Здесь есть возможность читать онлайн «Kate DiCamillo - El verano de Raymie Nightingale» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El verano de Raymie Nightingale: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El verano de Raymie Nightingale»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Aclamada por la crítica internacional por obras como
La rebelión del tigre y
Flora y Ulises, Kate DiCamillo nos presenta su más reciente novela, parcialmente autobiográfica.Cosa rara, tener a los tiernos diez años un motivo en la vida: hacer que tu padre regrese a casa luego de haberse fugado con la dentista del pueblo. Diez años, buena edad para ser valerosa, pero ¿cómo lograrlo?Pues bien, su nombre es Raymie y ha encontrado una forma. Será fácil, bueno… quizá. Sólo debe ganar el concurso de Pequeña Señorita Florida. Eso le dará proyección. Será suficiente para que su padre vea la foto de su gloria en el periódico y decida volver porque, ¿quién no querría estar cerca de una chica tan increíble?

El verano de Raymie Nightingale — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El verano de Raymie Nightingale», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Yo también estoy inscrita en ese concurso —dijo Raymie.

—¿Qué concurso? —preguntó Louisiana. Parpadeó.

—El concurso Pequeña Señorita Neumáticos de Florida —dijo Raymie.

—Ay, Dios mío —dijo Louisiana y parpadeó de nuevo.

—Voy a sabotear ese concurso —dijo Beverly. Miró a Raymie y luego a Louisiana, y entonces hurgó en sus pantaloncillos y sacó una navaja de bolsillo. Abrió la hoja. Parecía una navaja muy filosa.

De pronto, aunque el sol estaba brillando en lo alto del cielo, el mundo parecía menos brillante.

La vieja señora Borkowski decía todo el tiempo que uno no podía fiarse del sol.

—¿Qué es el sol? —decía la señora Borkowski—. Te lo diré. El sol no es nada más que una estrella agonizante. Algún día se apagará. Ffffftttttt.

De hecho, Ffffftttttt era algo que la señora Borkowski decía a menudo sobre muchas cosas.

—¿Qué vas a hacer con ese cuchillo? —preguntó Louisiana.

—Ya te dije —respondió Beverly—. Voy a sabotear el concurso. Voy a sabotearlo todo —blandió la navaja a través del aire.

—Ay, Dios mío —dijo Louisiana.

—Así es —dijo Beverly. Sonrió sutilmente, y luego cerró la navaja y la guardó de nuevo en el bolsillo de sus pantaloncillos cortos.

SIETE

Caminaron juntas hasta la rotonda de acceso a la casa de Ida Nee.

Ida Nee todavía estaba en el muelle, marchando de adelante hacia atrás y girando su bastón y hablando con sigo misma. Raymie escuchaba su voz —un murmullo enojado—, pero no comprendía lo que decía.

—Odio los concursos de belleza —dijo Beverly—. Odio lo moños y los listones y los bastones y todo eso. Odio las cosas brillosas. Mi mamá me ha inscrito a todos los concursos de belleza que existen y estoy harta de ellos. Y por eso voy a sabotear éste.

—Pero en éste se ganan 1 975 dólares —dijo Louisiana—. Ése es el rescate de un rey. ¡Una fortuna! ¿Sabes cuánto atún puedes comprar con 1 975 dólares?

—No —dijo Beverly—. Y no me importa.

—El atún tiene mucha proteína —dijo Louisiana—. En la casa hogar del condado sólo sirven sándwiches de mortadela. La mortadela no es buena para la gente que tiene pulmones congestionados.

La conversación fue interrumpida por un fuerte ruido. Una camioneta con paneles de madera a los costados se dirigía muy rápido hacia la rotonda de la casa de Ida Nee. La puerta trasera del lado del conductor de la camioneta estaba parcialmente caída; se abría y se cerraba una y otra vez.

—Ya llegó Abu —dijo Louisiana.

—¿Dónde? —preguntó Raymie.

Porque en verdad parecía que nadie conducía la camioneta. Era como el jinete sin cabeza, sólo que sobre una camioneta y no sobre un caballo.

Y entonces Raymie vio dos manos sobre el volante, y justo cuando la camioneta entró a la rotonda, salpicando gravilla y polvo, una voz gritó:

—¡Louisiana Elefante, sube al coche!

—Debo irme —dijo Louisiana.

—Eso parece —dijo Beverly.

—Me dio gusto conocerte —dijo Raymie.

—¡Apresúrate! —gritó la voz desde dentro de la camioneta—. Marsha Jean está cerca en alguna parte. Estoy segura. Puedo sentir su presencia malévola.

—Ay, Dios mío —dijo Louisiana. Se subió al asiento trasero e intentó cerrar la puerta descompuesta—. Si Marsha Jean aparece —le gritó a Raymie y Beverly—, díganle que no me han visto. No permitan que escriba nada en su carpeta. Y díganle que no saben por dónde estoy.

No sabemos por dónde estás —dijo Beverly.

—¿Quién es Marsha Jean? —preguntó Raymie.

—Deja de preguntarle cosas —dijo Beverly—. Sólo le das un pretexto para inventar una historia.

La camioneta arrancó. La puerta trasera se columpiaba abierta y luego se cerró con un fuerte golpe y se quedó así. Aceleró alarmantemente rápido, el motor rugió y gimió, y la camioneta desapareció por completo. Raymie y Beverly se quedaron solas, de pie en medio de una nube de gravilla, polvo y cansancio.

Fffffttttt , como diría la señora Borkowski.

Fffffttttt .

OCHO

—A mí me pareció que eran criminales —dijo Beverly—. Esa chica y su abuela casi invisible. Me recordaron a Bonnie y Clyde.

Raymie asintió, aunque Louisiana y su abuela no le recordaban a nadie que hubiera visto o de quien hubiera escuchado.

—¿Siquiera sabes quiénes eran Bonnie y Clyde? —preguntó Beverly.

—Ladrones de bancos —dijo Raymie.

—Así es —dijo Beverly—. Criminales. Esas dos se veían como si pudieran robar un banco. ¿Y qué clase de nombre es Louisiana? Louisiana es el nombre de un estado. No le llamas así a una persona. Probablemente esa chica opera bajo un apodo. Quizás está huyendo de la ley. Por eso parece tan temerosa y actúa de forma esquiva. Te digo qué: el miedo es una gran pérdida de tiempo. Yo no le temo a nada.

Beverly lanzo su bastón alto en el aire y lo atrapó con un golpe de cadera muy profesional.

El corazón de Raymie se encogió de incredulidad.

—Ya sabes cómo hacer malabarismo de bastón —dijo.

—¿Y qué? —dijo Beverly.

—¿Entonces por qué asistes a clases?

—Creo que eso no es de tu incumbencia. ¿Y tú por qué lo haces?

—Porque necesito ganar el concurso.

—Ya te lo dije —dijo Beverly—, no habrá ningún concurso. No si yo puedo evitarlo. Tengo todo tipo de habilidades para el sabotaje. Justo ahora estoy leyendo un libro sobre cómo abrir cajas de seguridad, escrito por un criminal llamado J. Frederick Murphy. ¿Has escuchado sobre él?

Raymie negó con la cabeza.

—Eso pensé —dijo Beverly—. Mi papá me dio el libro. Él conoce todas las costumbres criminales. Estoy aprendiendo a abrir una caja fuerte.

—¿Tu papá no es policía? —preguntó Raymie.

—Sí —dijo Beverly—. Lo es. ¿Cuál es tu punto? Ya sé abrir cerraduras. ¿Alguna vez has abierto una?

—No —dijo Raymie.

—Eso pensé —dijo Beverly de nuevo.

Lanzó el bastón al aire y lo atrapó con su mano mugrosa. Hacía que girar el bastón pareciera fácil e imposible al mismo tiempo.

Era terrible observarla.

De pronto, todo parecía no tener sentido.

Después de todo, el plan de Raymie de traer a su padre de vuelta a casa no era un gran plan. ¿Qué estaba haciendo? No lo sabía. Estaba sola, perdida, a la deriva.

Lamento haberte traicionado.

Fffffttttt.

Sabotaje.

—¿No temes que te atrapen? —le preguntó Raymie a Beverly.

—Ya te dije —dijo Beverly—. No le temo a nada.

—¿Nada? —preguntó Raymie.

—Nada —dijo Beverly. Miró a Raymie con tanta intensidad que su rostro cambió. Sus ojos brillaban.

—Dime un secreto —murmuró Beverly.

—¿Qué? —preguntó Raymie.

Beverly desvió la vista de Raymie. Se encogió de hombros. Lanzó el bastón al aire y lo atrapó y luego lo lanzó de nuevo. Y mientras el bastón estaba suspendido entre el cielo y la gravilla, Beverly dijo:

—Te dije que me cuentes un secreto.

Beverly atrapó el bastón. Miró a Raymie.

Y quién sabe por qué.

Raymie se lo dijo.

—Mi padre huyó con la asistente del dentista. Se fue a la mitad de la noche.

No era necesariamente un secreto, pero las palabras eran terribles y verdaderas y le dolía pronunciarlas.

—La gente hace ese tipo de cosas patéticas todo el tiempo —dijo Beverly—. Arrastrándose por pasillos en la oscuridad con los zapatos en la mano, parten sin decir adiós a nadie.

Raymie no sabía si su papá se había arrastrado por el pasillo con los zapatos en la mano, pero ciertamente se había ido sin decir adiós. Considerando este hecho, sintió una punzada de algo. ¿Qué era? ¿Indignación? ¿Incredulidad? ¿Tristeza?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El verano de Raymie Nightingale»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El verano de Raymie Nightingale» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El verano de Raymie Nightingale»

Обсуждение, отзывы о книге «El verano de Raymie Nightingale» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x