Otra razón para entablar una relación informal efímera es el hecho de que se la considera solo una forma de diversión, e incluso un juego, algo para apostar entre amigos: “¿Cuánto te apuesto a que puedo acostarme con esa chica?” “¿Cuánto te apuesto a que termino con cinco esta noche?” “Dudo que puedas acostarte con ese chico”. Y así sucesivamente. A veces parece una forma de mostrarle al grupo de amigos lo que puedes hacer; como una forma de elevar la autoestima o mejorar la visibilidad y el valor entre amigos. Resulta ser una forma de afirmación propia.
También se puede entrar en relaciones efímeras en un intento de “ahogar el dolor” de una relación rota, para desestresarse después de una intensa semana de pruebas (“¡Ah, merezco unos buenos besos para relajarme!” He escuchado a mucha gente decir eso), o la presión del grupo o la familia, que viven diciendo: “¿Por qué nunca has tenido novio?”
A partir de mis sesiones de consejería, puedo decir que el 50 % me consulta a causa de su matrimonio; el 40 % por su noviazgo; y el 10 % se refiere a otros problemas (depresión, ansiedad, culpa, adicciones, abuso, crianza de niños, etc.). Cuando alguien me cuenta acerca de una relación de noviazgo o incluso acerca de un matrimonio que no está funcionando, generalmente trato de saber qué está pasando, cómo las dos personas lidian con eso y cómo comenzó esa relación.
Es muy común que las relaciones problemáticas hayan comenzado impulsivamente; es decir, sin mucho pensamiento, sin mucho análisis. La gente a menudo repite que “hay que pensar mucho antes de tomar una decisión de matrimonio”. Pero ¿alguna vez has pensado que también es muy importante pensar antes de tomar la decisión de comenzar una relación amorosa? Hay que pensar muy bien en quién es la persona, cómo es ella, en qué concuerdan, en qué disienten, cómo trata con otras personas, cómo suele lidiar con sus sentimientos y una serie de otras cosas que analizaremos más profundamente en el capítulo 8.
Otra razón (creo que la más importante y significativa) que lleva a las personas a buscar relaciones más superficiales es una dificultad que tenemos con la cercanía afectiva, especialmente en el mundo del “no me toques” en el que vivimos. Hoy nada puede frustrarnos. Nada puede salir mal. No podemos sentir tristeza. Si alguien está triste, tiene que “intentar” ser feliz pronto. ¿Qué solemos escuchar cuando estamos tristes? “Oh, deja de pensar en eso. ¡Olvídalo! ¡Avanza!” Por supuesto, llega un momento en el que realmente debemos esforzarnos por no seguir pensando en aquellos problemas que ya se han resuelto o no se resolverán. Pero también hay tiempo para sentir tristeza, lidiar con el dolor, llorar por la frustración y, luego, dejar ir la tristeza. De lo contrario, permanece allí, camuflada, sin resolver. Escondida debajo de la alfombra.
Pero ¿por qué estoy hablando de esto? Debido a que cualquier relación puede salir mal, una forma en que las personas evitan la frustración es también evitar las relaciones más sólidas, más duraderas, más profundas y más serias. Porque de esa manera, al ser superficial y placentero al mismo tiempo, si algo amenaza con salir mal, se termina con la relación y punto final. Por lo tanto, se quedan solo en los besos, caricias sexuales y sexo, sin intimidad afectiva (que implica respeto, amistad, conversación, interés en el bienestar de los demás, admiración, cuidado, afecto no sexual). Se limitan a la superficialidad afectiva y no se miden en términos de intimidad física. Y, en este tipo de relación, si algo sale mal, la solución que generalmente se encuentra es romper y cambiar de pareja, en lugar de aprender a construir una relación sólida de noviazgo, un requisito previo básico para un buen matrimonio.
¡Qué bueno es estar de novio! ¡Caminar de la mano, pensar en el otro, sorprenderlo, enviar mensajes, sentir que pertenecemos a alguien, recibir llamadas cariñosas, regalos, besos, abrazos, tener intimidad sexual…! ¡Bueno! ¿Sientes todo eso (además de tener intimidad sexual)? Sí, muchas parejas de novios me han pedido consejos: “¡Pero, hemos estado saliendo durante tres años! ¿Cómo vamos a contenernos?” o “Pero, ya estamos haciendo planes para la boda. ¡Necesitamos saber si combinamos en la cama!” o “Pero ¿cómo voy a demostrarle que lo amo si, cuando él quiere avanzar en la intimidad sexual, le digo que no?” o “¿Cómo les voy a decir a mis amigos que todavía no me acosté con mi novia?” o “¡Ah, llega un momento en que besarse no es suficiente!” Quizá te identifiques con tales situaciones.
Pero, antes de responder cada una de estas preguntas, aquí hay algunas para ti: ¿Alguna vez has pensado en el propósito del noviazgo? ¿Para qué es el noviazgo? Una respuesta muy rápida que escuchamos es: “Conocer a la otra persona”. Cuando un amigo comenta con el otro “¡Qué bueno! Entonces ¿tú y ella están saliendo?” A menudo escuchamos: “Bueno... nos estamos conociendo”. Y es verdad. El noviazgo es una fase de conocimiento. Pero ¿conocimiento de qué? ¿Del cuerpo?
Volvamos a nuestra sociedad, que teme relaciones más profundas y sólidas. Hoy en día, hay muchas personas que entienden que el noviazgo es solo algo más que una relación informal; es decir, sería solo una relación amorosa en la que dos personas que se aman pasan tiempo juntas, se sienten físicamente atraídas, se encuentran interesantes y permanecen juntas hasta que sea conveniente para ambas (con la diferencia de que existe cierto compromiso, que no existe en las relaciones efímeras).
El noviazgo debe ser más que una relación casual, que “se va dando”. Por supuesto, no podemos comenzar una relación con la certeza de que terminará en el casamiento o que le juraremos amor eterno a nuestro novio, ¡y ya planear cuántos hijos tendremos! Pero, si alguna vez tienes la intención de casarte, se entiende que estás comenzando una relación con una persona con la que, supuestamente, podrías casarte. Y esa, ciertamente, no sería cualquier persona. Sería complicado casarse y vivir el resto de tu vida con una persona cualquiera. Probablemente, elegirías bien. Incluso hasta tengas una listita (mental o incluso escrita) de cómo te gustaría que sea esa persona. Es decir, cuando pensamos en el matrimonio, tendemos a tener mucho cuidado con nuestro futuro cónyuge. Si tenemos cuidado al pensar en la futura esposa o en el futuro esposo, ¿no debería serlo también al elegir a nuestro novio o novia, que finalmente podría ser nuestro cónyuge?
Y ¿qué tiene que ver el sexo en el noviazgo con esta elección criteriosa? En la Introducción a este libro (“El origen del sexo”), ya puedes hacerte una idea de cuán complejas son las actividades cerebrales y hormonales que se accionan en el momento del sexo. Así que, aquí va más información neuroquímica para ti: hay una región del cerebro llamada corteza prefrontal, ubicada en la parte anterior del lóbulo frontal (hablaremos más sobre esto más adelante). Esta región es responsable de las funciones de planificación del comportamiento, del razonamiento lógico, de la toma de decisiones y de la capacidad de evaluar situaciones. Es decir, es una región que debería trabajar con intensidad durante el noviazgo (después de todo, ¡debes pensar para tomar buenas decisiones!). Pero, en el momento del sexo, nuestra corteza prefrontal “va al banco de suplentes”, y el sistema límbico, la región del cerebro relacionada con los instintos y las emociones, “nubla” la razón. Con el sistema límbico tomando el control de la situación, nuestra capacidad de razonar y pensar lógicamente casi desaparece, dando paso a una avalancha de placer.
Guarda esta información y agrega esto: cuando una persona tiene relaciones sexuales, hay una gran producción de una hormona llamada dopamina, responsable de la sensación de placer. La dopamina estimula el deseo, causando un torrente de placer en el cerebro. Y después de esta descarga de placer, el cerebro pasa a sentir la falta de esta sensación, lo que dificulta el comportamiento de abstinencia luego de haber comenzado las relaciones sexuales. La probabilidad de que la pareja de novios preste más atención a los sentimientos de excitación que a los sentimientos de afecto es alta una vez que han tenido relaciones sexuales.
Читать дальше