Gabriel Salcedo - El macho inventado

La versión para las mujeres era similar. Esta doctrina era clasificatoria según el género y debía tener correlación con el sexo establecido por el Superior. Era una forma de mantener el orden según ellos. Esta doctrina también ordenaba la única orientación sexual que existía. Sin embargo, me han llegado comentarios que hay muchas más y que parece que están prohibidas y hasta penadas con la muerte.

El argumento para tal prohibición es que el sexo no puede ser separado del género. Ellos dicen que el sexo biológico —dado por el Superior— es el género. Por lo tanto, si eres un varón, según la etiqueta que te ponían al nacer, no te pueden gustar o atraer los varones. Tampoco pueden atraerte las mujeres y los varones. Tampoco los varones y/o las mujeres. Tampoco nadie. Tienen que atraerte las mujeres pura y exclusivamente. Fuera de ese deseo todo es inmoral, prohibido y sucio, según la sana doctrina.

En cuanto a las mujeres tampoco tienen otra opción que un hombre para canalizar sus deseos. Y debe ser un solo hombre, no varios. En cuanto a los varones tienen más libertad «natural» para estar con más de una mujer. Eso no está prohibido para ellos, como tampoco lo está autocomplacerse. Las mujeres no pueden y cuando se preguntan la razón argumentan que para eso están los hombres, los únicos que pueden darles el verdadero placer.

Los ideólogos del género trabajan día y noche para producir contenidos teóricos y prácticos que permitan a los habitantes tener una idea formada de este mundo y presentarla de manera convincente. Ellos afirmaban que deben construir el fundamento sobre la base de lo que el Superior les dicta. De esta forma, homologan sus acciones y discursos, pero también las percepciones de lo que cada uno debe ser y hacer. Así se forma, día a día, la matriz de dominación. Por supuesto que esta matriz tiene un montón de senderos que se entrecruzan y que iremos conociendo a medida que vamos recorriendo este mundo inventado.

Otra de las arduas tareas de los ideólogos del género es la de invisibilizar. Constantemente, tienen que responder de forma certera a las dudas que surgen en ambos grupos predeterminados. En algunos casos, esas dudas son censuradas. Según algunos comentarios, los han escuchado decir que «lo que no se nombra, no se ve, no existe». Con esa premisa, buscan que no exista la sospecha y logran que se deje de pensar en el tema.

El esfuerzo por no dudar o no conocer cosas nuevas es premiado mediante halagos. Esta ignorancia elegida no solamente es la ausencia de conocimiento o la presencia de un conocimiento falso, sino que es el ejercicio activo y voluntario de no saber. Esta ignorancia es una forma de ser parte de la estructura jerarquizada de este mundo inventado y alimenta la desigualdad entre las veredas e incluso entre los cohabitantes de al lado.

Esta ignorancia promovida por el mundo inventado es cómoda. Poco a poco se transformó en invisible, inconsciente y descansa en el confort cognitivo. Esto genera no tener que enfrentarse con el desconocimiento o la sospecha. Por otro lado, esta ignorancia alimenta la falta de autoconocimiento, la insensibilidad ante el dolor propio y el del otro, y genera una anorexia de creencias pensadas y una bulimia de creencias irracionales y falsas.

La sobrecarga de nada provoca el opinar de todo sin saber y es muy aplaudido por los ideólogos. Esta ignorancia cómoda es defendida y se mantiene una postura reacia a cambiarla. Evidentemente, conviene mantenerse así. El mayor mecanismo de defensa para sostener esta ignorancia elegida es rechazar el contacto con cualquier otra creencia o cualquier otra forma de ver las cosas. Quien piensa diferente pierde en este mundo inventado.

Los ideólogos del género han ganado adeptos; los más comprometidos son llamados fanáticos. El fanático es, por lo general, un hombre que defiende con tenacidad desmedida las creencias que transmiten los ideólogos. No cuestionan, solamente defienden u ofenden. También se les llama «los objetivos», porque repiten sin pensar o criticar las enseñanzas del Superior. Defienden cualquier doctrina de los ideólogos y ofenden a quienes la ponen entre signos de interrogación. Los que cuestionan las creencias son identificados, perseguidos y cancelados del sistema llamándolos «los subjetivos». Entre estas cancelaciones hay muchísimas mujeres y algunos hombres que no se adaptan al orden divino.

Los ideólogos del género son varones esforzados, trabajadores y fieles al Superior (solo algunas mujeres, entre todas las mujeres, son permitidas en la escuadra, pero con ciertas restricciones. Las pocas que son admitidas son llamadas varonas).

Este grupo selecto es todo lo que el Superior desea y aprecia. Representan a los guardianes del «mapa divino», donde se brinda la información desde el dominio de origen hacia el dominio de destino. Es decir, el trazado sobre el cual debe desarrollarse el varón, donde el héroe debe ir, el lugar que tiene reservado el Superior para todo macho inventado: el paraíso.

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