—¡Hola! —Se acercó y corrió a abrazar a Kim.
Sí, era una mini Kim, pero rubia. Se parecían mucho.
—Hola, soy hermano tuyo. Vivo contigo desde que naciste, te traigo todos los días —saludó Theo sonriendo exageradamente, señalándose.
—Bueno, hola a todos. —Rio Alai negando esa última palabra.
—Alai, ¿estás libre este sábado? —pregunté mientras sus pequeñas y entrometidas «amigas» se acercaban a pequeños pasos, para tal vez luego contarle a su grupo que habían estado con los senior en el receso.
—¿Este sábado? —dudó un poco mirando a Theo, pero nadie lo notó. Theo asintió sonriendo de lado con disimulo y ella giró a vernos sonriendo ampliamente. —No, no tengo nada, ¿por qué?
—Bueno, Kim planea ir a mi casa luego de esa hora en detención. Así que pensamos que sería genial que vengas con nosotras, ¿te parece?
—Claro, suena bien para mí. —Asintió con energía.
—Bien, supongo que tu hermano ya conoce mi casa, ¿a las tres está bien?
—Ahí estaré —se despidió sonriente y se alejó.
—Es tan linda —dijo Kim enternecida.
—Lo es. —Afirmó Jake haciendo que todos giren a verla.
El principal fue Theo. Uy.
—¿Qué? —El hermano mayor sonrió forzadamente, rodeando el hombro de mi amigo.
—Tranquilo, amigo, es como una hermanita menor para mí. Solo afirmé que es linda, no te alteres. De todos modos no tendrías porqué. —Alzó las manos en forma de paz.
—Cuidado. —Theo alzó una ceja y mi amigo hizo una mueca cuando él ya no lo veía, haciéndome reír.
—Bien, entonces ya que estamos en ese plan. ¡Tú también ten cuidado con mi hermana! —Jake cruzó los brazos mirando a los ojos al castaño.
—¿Te refieres a Ginger? —preguntó Bradley señalándome— ¿Es decir que te gusta, Theo? —Rio bajito abrazando a mi amiga.
—Hum, bueno. Yo tengo clases —murmuré incómoda pasando por el lado de Theo y alejándome a toda prisa.
Jake era estúpido, pero ese pomposo no se quedaba atrás.
Además, ¿gustarle a Theo Collins? Permítanme reírme un par de horas.
***
—Bienvenidos a un genial sábado en detención, es una hora de silencio. Por favor, chicos, esto no es ninguna película de adolescentes, no van a salir del aula, no van a bailar y no van a hablar de sus problemas. —Sonrió nada más y nada menos que Elmer Butts sentado en el escritorio.
¿Quién más que él para encargarse del grupo de detención un sábado por la tarde? Por supuesto, seguro no tenía amigos.
Decían por los pasillos que la única que hablaba con él era la maestra de español. Y todos sabemos que no hablaban, precisamente.
»Podemos hablar sobre el maravilloso mundo de Hitler, o pueden quedarse callados por una hora y yo me iré lejos de aquí, ¿qué dicen? —Sonrió entrelazando los dedos mientras los presionaba en su mentón. Tal como en una película de mafiosos. Pero este era más indefenso que un gatito. Un gatito feo. —Bien, eso es lo que creí. —Asintió caminando hacia la puerta luego de que nadie contestara y pidiera que se quedara.
Nadie en su sano juicio pediría que se quede. Ni siquiera la maestra de español. Cuando cerró la puerta, giré a ver a mis compañeros de castigo, ninguna acción o reacción. Nadie golpeaba las mesas o se levantaba gritando que el verano había acabado. Nadie bailaba o hacía musicales. Lo más interesante que vi fue a un chico que hurgaba su nariz buscando su cerebro.
Si es que lo tenía, por supuesto. Así que decidí sacar mi libro y el celular.
Solecito
Ginger reportándose desde el aula de detención, han pasado tres minutos y nadie se ha movido. EB debe estar en el salón de profesores socializando con la maestra Carmen y Fredderick Anderson se ha hurgado la nariz un par de veces en busca de un cerebro. Nos leemos en el siguiente reporte.
14:03
Kim
OPD, sí que estás aburrida, ¿ya sacaste True Colors o estás esperando el momento oportuno? En media hora salgo para allá.
14:04
Solecito
¡Por supuesto! De hecho estás apoyada en el libro justo ahora. Ya sabes, el teléfono en realidad. Mejor en quince minutos más, así no esperas tanto.
14:04
Kim
Oki, yo te aviso en cuanto vaya para allá, ¿sí? Seguiré hablando con mi osito jiji.
14:04
Solecito
Voy a vomitar. Te veo al rato.
14:06
Y luego de eso, me envió una foto estirando el labio inferior. Reí y bloqueé el teléfono para empezar a leer. Me esperaban cincuenta y cuatro minutos de True Colors y nadie me detendría. Yo en una sala de detención con desconocidos y Nathan junto a Sky en Venezuela.
Como quisiera estar ahí.
Punto de vista de Theo
—Entonces se lanzó sobre mí y casi me ataca. ¡Fue espantoso! —se quejaba mi hermano mientras yo reposaba en el sillón.
—Lo contaste muchas veces, Nate. Viajaste por muchos lugares y te empeñas en contar los primeros viajes en Sudamérica. En serio, basta. Si quisiera saber, solo leería True Colors —me quejé con la almohada en la cara.
—¡Pero ese delfín me quería hacer daño! —lloriqueó como un niño y volví a bufar. Necesitaba un nuevo hermano.
—Chicos, ¿que creen? ¿Bolso rosa o bolso dorado? —preguntó Alai bajando la mitad de las escaleras.
—¡Dorado! ¡Rosa! —dijimos al unísono Nate y yo.
—¡Rosa! ¡Dorado! —repetimos.
—Má, ¿qué dices? —preguntó ignorando nuestra maravillosa perspectiva de la moda.
—Rosa, cariño. —Sonrió mamá y Alai asintió subiendo las escaleras.
—¿Y por qué a ti si te hace caso?
—Tengo buen gusto, soy diseñadora de interiores y de moda. —Se señaló orgullosa. —¿Ustedes qué tienen? —bromeó haciéndonos reír. —Además, soy su mamá, y como dice mi querida consuegra, Jay... Lo que dice la mamma se hace.
—¿Cuándo veremos a los Rizzo? Vini dijo que me enseñaría a usar su escopeta —conté y mamá giró a verme alarmada.
—¿Dijo qué?
—Má, tranquila... Don Vini sabe lo que hace.
—¿Entonces por qué te aceptó como yerno? —pregunté molestándolo y Nate giró a verme, fingió que se reía.
—Qué gracioso eres, ja, ja. Eres más gracioso que los chistes de Abby.
—Pero si son malísimos.
—Exacto. —Me guiñó el ojo y yo reí sacando el teléfono.
—Te acusaré con chispita y dormirás en el suelo.
Gordito
Abby, tu esposo acaba de admitir que tus chistes son malísimos. Solo quería contarte para que no lo dejes entrar a casa cuando lo veas. Te quiero, adiós.
14:24
Cuñada favorita
Gracias por avisar. Dormirá con el perro
14:27
Pd: Nota mental. Necesitamos adoptar un perro.
14:28
Pd2: Te quiero mucho.
14:28
Sonreí a mi hermano que entrecerró los ojos mirándome.
—Bien, ya que no está Alai, ¿pueden contarme qué pasó? Han estado evitando el tema toda la semana.
—Papá quiere pasar tiempo con ustedes, es eso. Al parecer el tiempo que estuvo en Sudamérica, en Perú para ser más exactos... Fue porque estaba rehabilitándose.
—¿Ha estado casi doce años alejado de nosotros y de pronto quiere arreglar todo con un simple «volví»?
—No lo sé, él quiere hablar con ustedes. Bueno, con nosotros en realidad... —Nate parecía pensar en voz alta más que hablarlo conmigo.
—No lo entiendo —negué jugando con mis dedos. —No es justo.
—No todo es justo en esta vida —habló Nate encogiéndose de hombros.
—Pero... ¿Qué les dijo cuando nos mandaron fuera de la oficina? —Nate miró a mamá, y cuando iba a responder, bajó Alai.
—¡Estoy lista! —me gritó, se acercó corriendo y tomó mi brazo jalándome a la salida.
—¡Yo también quiero ir! —dijo Nate corriendo hacia nosotros y metiéndose al auto de cabeza.
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