Y ahí se acaba la película.
Se llamará: Los ladrones de relojes .
Un día voy a hacer esa película. Si no me muero antes, claro. Se la dedicaré a Hugo, como hace Polanski en Tess …, y junto a la dedicatoria le pondré un dibujo de Snoopy, ¡qué güevonada!: Hugo ya no va a saber que se la dedico. Hugo ya no puede saber nada.
Y yo sigo aquí tirado, Hugo: esperando a que abran la puerta del colegio… Se oyen las ranas en el lago…
—¿Las oye?
Yo no me estoy pudriendo: ¿qué culpa tengo? Yo sólo estoy aquí; con los ojos cerrados: si los abro voy a ver las nubes… ah, no hay nubes. Si los cierro, veré negro. Y si los espicho con los dedos, veré figuritas en lo negro… ¿Hugo tendrá gusanos en los ojos?…: ¡seguro! Y a nadie le importa eso. Yo… yo pienso: si ahora viniera una bandada de buitres a picotearme, todo el mundo en este parque se vendría encima para espantarlos; pero si estuviera aquí muerto a nadie le importaría que un millón de gusanos acabaran conmigo: ¿y cuál es la maldita diferencia?: muerto o vivo, aquí estoy tirado y quieto. Estar vivo debe tener algo de importante, supongo.
El que está aquí tirado, Felipe, es importante. No hace nada. Pero es importante porque está vivo, parece. Él abre y cierra los ojos. Y puede mover los dedos…, sentirlos pasar por el cabello. Y todo eso. Puede pasar por los dedos esta nariz. Y estos labios. Bajando por el cuello tiene el pecho: debajo el corazón se mueve. Por aquí viene el vientre: si un dedo se mete en el ombligo, duele como una aguja; el aire se mete por debajo de la camisa y se siente el frío, la piel hacerse de gallina por el frío. Debajo de la pretina están los vellos. Y por allá las rodillas. Los pies están muy lejos…: pero allá están.
¡Dios!, yo tengo todo mi cuerpo vivo.
¿Y para qué me sirve tener tanto?, maldición. ¿Para qué quiero yo mi cuerpo?… Puedo levantarme y hacer cosas, claro. Con mis piernas juego fútbol y soy bueno: un día jugaré en la Juve. Si no soy futbolista, filmaré películas buenas y me haré famoso y rico: Felipe El Conquistador tendrá bajo sus zapatos el mundo como un balón…: ¿y para qué? Ah, yo sólo quisiera que Leonardo me amara; que él estuviera ahora a mi lado… y ser como de él.
Felipe sólo sueña ser el hombre más grande de este mundo, Hugo. Para que Leonardo lo desnude cuando quiera…
—Y haga con él lo que quiera…
Una estupidez de sueño, me digo, ahora que el timbre suena y las puertas del colegio se abren: otra vez estaré en el salón mirando a Leonardo la tarde entera. Ni siquiera podré hablarle porque hace días andamos de disgusto. Pero en el recreo Libia me buscará de nuevo para decirme “Te quiero”, claro; y yo le sonreiré para mentirle lo mismo…
Quién sabe: tal vez hoy tenga valor para no sonreírle, pienso.
Y siento miedo: hoy tendré examen de historia… ¡Maldición: no estudié nada!
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.