Otro ejemplo del Chamán en oposición podría estar ejemplificado doblemente en la mitología griega tanto a través del mito de Urano (dios del Cielo) como por el mito de Cronos, dios del Tiempo e hijo de Urano. Tanto el padre como el hijo muestran el pánico a la descendencia, pues ven a ésta como amenaza a su autoridad y por ello intentan evadirla por todos los medios. En el caso de Urano, negó a sus hijos que salgan del vientre de su madre (Gea, la Tierra), y en el de Cronos… bueno…, él se los comía. Lo que también queda demostrado en estos mitos es la futilidad de estas artimañas, ya que ninguno de los dos logró sostener su ‘trono’ más allá de lo que era natural que lo haga… con el adimento de un final traumático en ambos ejemplos: en el caso de Urano, fue castrado por su propio hijo Cronos desde dentro del vientre de su esposa -en el momento en que tenía relaciones con ella-; y en el de este último, fue engañado por su esposa Rea (con ayuda de su propia madre, Gea) y luego derrotado por sus hijos Zeus, Poseidón y Hades, hasta ser desterrado al Tártaro por ellos, quienes asumieron respectivamente el poder sobre los Cielos, las Aguas y el Inframundo.
El entendimiento de que existe una Ley que rige sobre las cuestiones del Espíritu y el Universo Sutil, y la cual no está ni por encima ni por debajo de la Ley Simbólica que nos enseña el Emperador, es la Gran Lección que aprendemos del Chamán. El Mundo de los Espíritus está al alcance de la mano, ¡sólo hay que dejar de buscarlo Afuera!
VI
El Enamorado
Esta Carta del Tarot en PHI ha manifestado su Energía perfectamente en cuanto a su propio diseño: en el corto lapso de tiempo entre que fue concebido y editado por primera vez para su venta al público, la Carta ha tenido siete motivos distintos.
La presencia de este Arcano nos hace ver que hemos llegado en nuestro recorrido a un punto clave de nuestro desarrollo espiritual e intelectual. Hasta aquí, cada carta nos mostraba a un Arquetipo que tenía una enseñanza para nosotros, algo de qué apropiarnos. En cambio, con la llegada del Enamorado, ya no se trata de consultar y aprender a partir de una respuesta; a partir de esta carta, la respuesta deberemos darla nosotros mismos, puesto que la forma que toma aquí es la de una Decisión, y nadie más puede tomar una decisión por nosotros. Otra cosa muy distinta es que las opciones que veamos sean tan dispares que dicha decisión parece ya tomada, pero en esa misma palabra se enconde precisamente el factor Imaginario de la frase.
La Escena Arquetípica encerrada en esta carta es el joven atrapado en un conflicto ante el cual debe Decidir, sabiendo que esa decisión deja por fuera las demás opciones. Muchos de nosotros, sino todos, en algún momento hemos atravesado una situación de estas características con distintos grados de profundidad.
En la imagen está representado el instante que decidió el destino de Troya y de todos los participantes (humanos y dioses) en ese épico conflicto; vale la pena tomarnos unos minutos en repasarla.
Todo comenzó en una gran fiesta en la que se celebraba la boda de Peleo (uno de los Argonautas) con la nereida Temis (que comparte el nombre pero no es la diosa de la Justicia), a la cual habían invitado a una gran cantidad de mortales y dioses. A mitad del festejo, todos quedaron asombrados cuando ven llegar, sucia y vestida con harapos, a la diosa Eris, personificación de la Discordia, quien no había sido invitada debido al ambiente conflictivo que solía generar.
Parándose en mitad de la gente, Eris extrajo una manzana de oro del prohibido jardín de las Hespérides (se guardó muy bien de mencionar su procedencia, sin embargo), con la palabra grabada kallisti ( “para la más hermosa” ), y la extendió en dirección donde estaban las diosas mirándola con desconfianza. Entonces, simuló tropezar y la manzana quedó suspendida en el aire, a dos pasos de donde ellas estaban. Inmediatamente, Hera (esposa de Zeus y diosa de la Familia y el Matrimonio), Afrodita (hija de Zeus y la ninfa Dione, y diosa del Amor Físico) y Palas Atenea (hija partenogénica de Zeus –literalmente surgió de la cabeza de su padre… ¡cosas de los mitos griegos!- y diosa de la Sabiduría y la Guerra Estratégica), dieron un paso adelante extendiendo la mano para tomar el obsequio… dado que cada una de ellas se pensaba la más hermosa. Ante esa incómoda situación, las tres comenzaron a discutir satisfaciendo así a Eris, quien se alejó con una amplia sonrisa y su propósito cumplido, puesto que las semillas de una discordia mucho mayor ya habían sido sembradas y comenzaban a germinar. Cuando el nivel de la discusión escaló, fue pedida la intervención de Zeus para dirimir y poner orden; y entonces él determinó que debería hacerse un juicio pero que él no podría presidirlo, ya que una de las querellantes era su esposa y las otras dos sus hijas… y el rey de los dioses sabía con qué fuerzas mejor no medirse. Delegó rápidamente la resolución a su hijo Hermes, quien eligió entonces como jurado entre los mortales a un pastorcillo muy joven llamado Paris -el cual sin saberlo era legítimo príncipe de Troya-, para que tome esta difícil decisión.
Lo cierto es que aparentemente, mientras el joven meditaba sobre su voto, las tres diosas consiguieron un momento a solas con él y cada una le prometió un favor divino a cambio de que la elija a ella. Hera le ofreció el poder político, ser soberano sobre todas las naciones de la tierra; Paris se tentó y le prometió su voto, imaginándose en un alto trono desde el que miraba a todos los mortales desde arriba. Luego, Atenea le prometió que con su don sería invencible en las guerras; Paris entonces reconsideró su elección, dado que su corazón era joven y la pulsión por las batallas y la gloria le resultaron más atrayentes que un aburrido trono donde ya no quedaba nada por conquistar, así que le prometió su voto a la diosa de la Guerra. Pero fue entonces que se acercó Afrodita, y con su dominio sobre las pasiones humanas, tocó la fibra más pulsante de ese joven que apenas se había convertido en hombre, ofreciéndole a cambio de su elección el corazón y el deseo de la mujer más hermosa sobre la faz de la tierra: Helena, reina de Esparta y esposa de Menelao. Una visión de la belleza de esta hija de Zeus fue suficiente para que Paris olvide todas sus aspiraciones como glorioso comandante, y decida ante todos y a viva voz que la más hermosa de las tres era sin duda Afrodita. Puesto que la Ley estaba establecida, el Juicio era inapelable; y la diosa de las Pasiones Humanas tomó la manzana jactanciosamente ante sus adversarias, quienes no perdonaron ni a la elegida ni al juez que las traicionó. Y cuando luego, durante un viaje de Menelao a Creta, Helena huye con Paris a Troya con los tesoros de su reino y se desata la Guerra de Troya, Hera y Atenea fueron las primeras que tomaron partido a favor de los ultrajados aqueos, como una forma de saciar su sed venganza.
En este Mito está encriptada la energía de esta carta, especialmente en el momento en que Paris es elegido como árbitro y se ve sopesando las distintas alternativas y sus consecuencias.
La toma de decisiones es un factor crucial de nuestro crecimiento; no podemos vivir sin hacerlo. Todos los días de nuestras vidas realizamos elecciones de menor o mayor envergadura, y con menor o mayor impacto (aparente) en nuestra vida. Y cada una de ellas representa un momento de crisis que (cuando por ejemplo esa decisión se toma una y otra vez de manera rutinaria) en algunos casos ya ni siquiera la experimentamos conscientemente.
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