TOQUE DE QUEDA
UN GOCE CERCANO A LA MUERTE
BIRD
GUARDIA NOCTURNA
PESADILLAS
LLUVIA
CUARENTENA
EL HUÉSPED
POETA DE SEGUNDA
EL INVITADO
SEÑOR CORONAVIRUS
DOBLAN POR TI
EQUIS
MEDELLÍN
COMISIÓN DE LEXICOGRAFÍA
TAMALES
Para Valeria Guzmán,
por todo el tiempo confinado,
por el amor ante la peste.
Para José y Tomás,
por quienes vivo.
soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida
BLANCA VARELA
Vi casuchas enfermas como el amor más alto
y ventanas inútiles como sangre en los muertos
ILEANA ESPINEL
Fear, like the thought of dying, makes us feel alone, but the recognition that we are all experiencing a similar anguish draws us out of our loneliness.
ORHAN PAMUK
Toda la ciudad se echó a la calle para festejar ese minuto en el que el tiempo del sufrimiento tenía fin y el del olvido no había empezado.
ALBERT CAMUS
TOQUE DE QUEDA
A Vanessa, mi hermana
Se murió la abuela. Hace tres días que se murió, allí, en su cama. Ya estaba muy viejita la abuela, pero yo creo que todavía aguantaba. Era buena. Nunca me pegó ni me dijo malas palabras como lo hacen mi papá y mi mamá, que todo el tiempo se están gritando. Yo no sé de qué se murió la abuela porque todos andaban sospechosos y yo preguntaba qué pasaba y mi mamá me decía: Ya está vieja la abuelita, mijito, y ya quiere descansar. Y yo le creo porque ya después de haber vivido más de ochenta años uno debe estar aburrido. Si ahora mismo ya estoy que no puedo más porque no me dejan salir. Viene la policía y nos obliga a entrar cuando estamos en la vereda jugando pelota. Entonces tenemos que meternos corriendo a las casas. Así mismo hacen los grandes que tampoco soportan estar en la casa y cuando la policía no está, ponen sus bancos y juegan cartas, beben cerveza y hasta se pelean. Pero cuando vienen los policías todos salen corriendo porque son groseros. El otro día a mi tío le pegaron, le insultaron y, por último, hasta le cortaron el pelo. Es que son unos abusivos, dice mi mamá. Estaba indignada. Estaba furiosa. Ella defiende a su familia como una fiera. Y de verdad que esos policías son es la cagada. Vienen aquí tirándose a sabidos, a muñecos, solo porque llevan el uniforme y dizque hay toque de queda. Yo le pregunté el otro día a mi mamá que qué era el toque de queda. Que no se puede salir y punto, me dijo. Pero por qué se llama toque de queda, si no tocan nada, volví a preguntar, aunque sabía que era inútil. Eso sí no sé, respondió, busca en internet. Pero nosotros no tenemos internet. Mi papá tiene un celular que le vendió un choro en cien dólares y, a veces, me lo presta y veo videos en YouTube. Entonces le pedí que me lo prestara un ratito. Me lo dio como hacen los padres para que no los jodamos. Y puse toque de queda en el diccionario. Siempre me han gustado los diccionarios, aunque solo tengo uno que nos mandaron a comprar en la escuela. Uno chiquito que tiene las palabras básicas, pero yo cuando quiero saber algo, lo busco en el diccionario real, o sea uno que es de la Real Academia, que no sé qué será, pero ese sí es completito. Y cuando pongo toque de queda, aparecen un montón de significados que vienen de toque hasta que bajo y llego a la definición, que siempre pienso que es como cuando un delantero llega a la portería y remata. La cosa es que la definición dice: «Medida gubernativa que, en circunstancias excepcionales, prohíbe el tránsito o permanencia en las calles de una ciudad durante determinadas horas, generalmente nocturnas». La tengo porque la copié en un cuaderno, ya que no entendía. Entonces, le pregunté a mi papá, que estaba al lado fumando en la vereda: Papá, qué es gubernativa. Chucha, mijito, respondió, yo creo que es algo del gobierno o del gobernador. Y entonces entendí. Regresé a la palabra toque y vi que también significaba «llamamiento, indicación, advertencia». Y ahí ya todo estuvo clarísimo. Estaba tan contento que le devolví el celular a mi papá y me puse a jugar pelota e hice tres goles contra mis primos. Tengo cuatro primos que viven al lado, son hijos de mi tía, a la que el marido la abandonó hace un año. Se fue con otra. Bien maldito era el marido. Pero mis primos son bacanes. Los manes juegan conmigo siempre y no pelean, solo a veces entre ellos, conmigo nunca. Yo solo tengo una hermana, pero es bien chiquita, tiene dos años, y todavía usa pañales. No hay cómo sacarla a jugar. Ella pasa ahí pegada de mi mamá o de mi papá, porque es bien consentida. Cuando nació, me dieron celos, pero ahora ya no me importa, porque yo ya soy grande y pienso en otras cosas. Pienso, por ejemplo, por qué no habrán venido a recoger a la abuela los de la funeraria o los de la morgue. La abuela está allí en el cuarto acostada, pero ya van tres días y empieza a oler mal. Porque así huelen todos los muertos, dice mi mamá. Y yo pienso que el olor de la muerte es horrible y me entra el miedo de morirme. Le digo a mi mamá: ¿No cierto que yo no me voy a morir nunca? Y ella me dice: No, papito, usted es un superhéroe, usted va a ser inmortal. Y me tranquilizo, porque sí quiero ser un superhéroe y no morirme nunca y matar a todos esos policías que vienen a joder y pegarles a mis tíos que son bien buena gente. Pero sí me quedo pensando en la abuelita y le pregunto todos los días a mi mamá que cuándo la vamos a enterrar, que es muy feo que esté allí oliendo mal todo el día, que me da tristeza. Veo que mi mamá habla a un número y nunca le contestan. Llama al doctor y le dicen que está ocupado. Llama a la funeraria, y no están atendiendo. También me da mucho miedo lo que se ve en la tele. Dicen que hay muchos muertos por el virus, que los dejan morir en la calle y que nadie va a recogerlos. Yo me pregunto si no será ese virus maldito el que ha matado a mi abuelita. Mi mamá dice que no diga eso, que no se me ocurra decir eso en la calle, porque la gente es loca y nos pueden quemar la casa. Y por eso me quedo callado. Igual, la abuela ya está es bien muerta y no se puede hacer nada más que esperar a que le den un turno o un hueco para enterrarla en el cementerio. Mi papá dijo un día que iban a hacer una fosa común. Y, como no entendía, le pedí otra vez el teléfono. Busqué nuevamente en el diccionario real y salía: «Lugar donde se entierran los restos humanos exhumados de sepulturas temporales o los muertos que, por cualquier razón, no pueden enterrarse en sepultura propia». Busqué exhumar, que me parecía algo de humo. Y supe que quería decir «desenterrar un cadáver». No entendí muy bien toda la definición, pero también la anoté en el cuaderno de borrador de la escuela que me gusta mucho, porque allí se puede poner cualquier cosa que a uno se le ocurra y a mí se me ocurren muchas.
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