Marion Lennox - La proposición del médico

Здесь есть возможность читать онлайн «Marion Lennox - La proposición del médico» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La proposición del médico: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La proposición del médico»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Era imposible luchar contra algo tan fuerte como lo que había entre ellos…
La tragedia que había sufrido había hecho que la doctora Kirsty McMahon tuviera miedo del amor. Por eso, cuando conoció a Jake Cameron, un padre soltero y alérgico al compromiso y el médico más guapo de Australia, decidió que no debía permitir que la química que existía entre ellos llegara a nada más.
Kirsty se mantuvo entretenida conociendo a toda la gente de la zona para así no pensar en el atractivo médico. Pero cuando la atracción se hizo incontrolable, se vieron obligados a replantearse las normas que ellos mismos se habían impuesto…

La proposición del médico — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La proposición del médico», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Crees que fue eso lo que ocurrió?

– ¿Quién sabe? Pero la gente del pueblo jamás hablará mal de él. Nadie se ríe de este castillo. ¿Crees que esto estará bien?

Kirsty miró el plato que él había preparado, presentando apeteciblemente la tortilla y las tostadas. Tenía un aspecto estupendo.

– Quédate aquí -ordenó él-. Tengo que darle de comer a mi paciente. ¿Crees que se lo comerá?

– Yo, hum… creo que sí -susurró ella. Le sonaron las tripas.

– El resto es para ti -dijo él, señalando los huevos que habían sobrado-. Te lo prepararía, pero de verdad que estoy muy ocupado -entonces se marchó.

Capítulo 3

– Es guapísimo.

Sentada en el borde de la cama de su hermana, Kirsty sabía a quién se estaba refiriendo Susie.

En la mesilla de noche había un plato vacío; se lo había comido todo. Dos tostadas y una tortilla de dos huevos. Y en aquel momento estaba tomando una taza de té.

– Sí que lo es -admitió Kirsty-. Pero te tengo que decir que me he dado cuenta de que se ha esforzado mucho en tu presencia. Eres una viuda muy glamurosa.

– Kirsty…

– Lo sé, lo siento.

La muerte de Rory todavía estaba muy reciente como para que su hermana siquiera pensara en que en algún futuro fuese a volver a sentir atracción sexual por alguien.

– No, pero tú… -dijo Susie pensativamente-. Kirsty, es un hombre extremadamente atractivo.

– Que tiene mujer e hija. O hijas.

– ¿Cómo lo sabes?

– Dijo que tenía que regresar a casa con sus chicas.

– ¡Caray! -Susie terminó de beberse el té y se acurrucó entre las mantas-. ¿Angus es agradable?

– Angus parece encantador.

Kirsty estaba muy contenta, ya que parecía que su hermana se interesaba por algo.

– Pensé que así sería. Rory me dijo que era muy especial. No me trajo a conocerle porque Kenneth era tan espantoso.

– ¿Por qué es Kenneth así?

– No lo sé -dijo Susie cansinamente-. Rory pensaba que era mentalmente inestable. Él convirtió la infancia de Rory en un infierno. Kenneth fue a América justo antes de que Rory muriera. Se presentó en nuestra puerta una noche y era… raro. Rory no dejó que se quedara. Salió a cenar con él, pero regresó muy agitado… en ese momento pensé que Rory nunca querría regresar a Australia. La única cosa buena que tenía en Australia, según podía ver yo, eran su tío Angus y su tía Deirdre. ¿Crees que Angus es realmente conde? ¿Por qué no me lo diría Rory?

– No tengo ni idea -dijo Kirsty-. ¿Te puedo tomar de nuevo la tensión antes de que te duermas?

– Si tienes que hacerlo. Pero estará baja.

Lo estaba. Y mucho. Mientras se la estaba tomando, a Susie se le comenzaron a cerrar los ojos.

– ¿Crees que nos podremos quedar aquí durante un tiempo? -Preguntó, adormilada.

Kirsty pensó que por qué no. Estaba el problema de su carrera médica en Estados Unidos, pero… tal vez tenía una carrera médica que seguir allí mismo.

Tenía dos pacientes y ambos la necesitaban… siempre y cuando vivieran…

Kirsty se acomodó en una habitación que era tan lujosa como la de Susie. Puso la alarma y comprobó dos veces durante la noche cómo estaban sus pacientes. Encontró a ambos dormidos y, a la mañana siguiente, comprobó que habían decidido vivir un poco más de tiempo. Les preparó té y tostadas, animándoles a que se lo tomaran. Le dio más morfina a Angus, y tras hacerlo, medio dormida, sin saber qué era real o qué era un sueño, se duchó en un cuarto de baño que no sólo tenía una araña de luces colgada del techo, sino que también tenía un retrato de la reina Victoria.

Se estaba secando los dedos de los pies cuando llamaron a la puerta. Eran las ocho de la mañana. Demasiado temprano para visitantes. El timbre volvió a sonar dos segundos después. Pensó que o Angus o Susie tratarían de ir a abrir.

Así que no le quedó más remedio que arroparse con una toalla y correr hacia la puerta.

Allí encontró a Jake y a Boris.

– Pensaba que tenías llave -dijo, frunciendo el ceño.

– Las llaves no son tan divertidas -respondió Jake, cometiendo la temeridad de sonreír.

Kirsty trató de cerrar la puerta, pero él se lo impidió con el pie, entrando en el castillo.

– Podía haber usado mi llave, pero no estaba seguro de en qué clase de bata te encontraría.

– Sí, me estaba paseando por la casa desnuda.

– ¿Ah sí? -Preguntó él con interés.

– ¿Tú qué crees? -Dijo ella, ruborizada, apartándose al ver que el perro olfateaba su toalla-. ¿Podrías controlar a tu chucho? Sólo llevo puesta esta toalla.

– No te preocupes por Boris -dijo, todavía sonriendo-. No tenías por qué pensar que sus intenciones eran deshonestas.

– ¿De qué raza es? -Preguntó Kirsty, distraída.

– Es único.

– ¿Exigiste tú los cruces para crearlo? -Preguntó.

– No es mi perro -contestó tras sonreír, resignado.

– Seguro que no -dijo ella al observar al perro apoyado contra la pierna de Jake con adoración.

– Bueno, no lo es desde hace mucho tiempo -explicó-. Boris era de uno de mis pacientes. La señora Pritchard era la maestra del pueblo, pero estaba jubilada desde hacía mucho tiempo cuando yo la conocí. Ella me presentó a Boris y yo le acaricié la oreja, gesto que hizo que me incluyera en su testamento y que el perro pasase a ser mío cuando ella murió hace seis meses.

– Le tenías mucho cariño a la señora Pritchard y al perro -dijo Kirsty.

– Quizá. ¿Cómo están nuestros pacientes?

– ¿Naciste aquí? -Preguntó ella, fascinada por aquel hombre y sin importarle estar vestida sólo con una toalla.

– No.

– ¿Desde hace cuánto que practicas la medicina en este lugar?

– Más o menos cuatro años.

– ¿Sólo cuatro años? ¿Y por qué demonios viniste?

– Me gustaba -dijo él a la defensiva.

– Lo siento. Sólo estaba preguntando -dijo, sonriendo a Boris-. ¿Cómo reaccionó tu esposa cuando de repente un día apareciste con Boris?

Aquello fue el final de las risas. La sonrisa que había estado esbozando él se borró de su cara.

– Necesito ponerme en marcha -dijo Jake, mirando su reloj-. Voy a ver a Angus. ¿Le gustaría a tu hermana verme también?

– Me gustaría que la vieras. Para serte sincera…

– Para serme sincera… ¿qué?

– Cuando vinimos a Australia, pensé que podría cuidar de ella. Pero médicamente he sido un desastre. Ser una cariñosa hermana y médico a la vez…

– No puedes hacer las partes que requieren ser muy severo -dijo él, dulcificándose levemente.

– Sí que soy severa -dijo ella, incómoda al estar sólo arropada con una toalla-. Le digo que no comer hace daño al bebé. Le digo que tiene que ser más optimista por el bebé y por ella misma.

– Y no funciona, ¿verdad?

– No -admitió Kirsty-. ¿Y cómo la voy a culpar? Recuerdo lo encantador que era Rory y me dan ganas de llorar. Así que imagínate cómo debe de ser para Susie.

– Entonces no has podido desconectar del trabajo.

– Para nada -dijo, arrepentida-. Ni siquiera un poco. Por eso me alegra mucho verte -respiró profundamente-. Hum… ¿asistes partos?

Entonces se creó un gran silencio y ella se percató de que no sabía qué iba a ocurrir con ellas.

– Estamos yendo demasiado rápido -dijo Jake.

– ¿Perdón?

– ¿Ha conocido ya Angus a Susie?

– No. Yo pensé…

– Vamos paso a paso, ¿está bien? -Dijo él, esbozando una sardónica sonrisa-. Lo primero es lo primero. El criterio de selección. ¿Sabes lo que sugiero que deberías hacer primero?

– ¿Qué?

– Vestirse decentemente -dijo Jake-. Vete a ponerte una camiseta o algo así mientras yo voy a ver a nuestros pacientes.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La proposición del médico»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La proposición del médico» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La proposición del médico»

Обсуждение, отзывы о книге «La proposición del médico» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x