Maureen Child - Apuesta Segura

Здесь есть возможность читать онлайн «Maureen Child - Apuesta Segura» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Apuesta Segura: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Apuesta Segura»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La inapropiada novia de King… ¿y un niño?.Todo el mundo hacía lo que Jefferson King ordenaba. Salvo la gente de cierto pueblo irlandés que había “comprado” para su última producción. Y, cuando el magnate cinematográfico llegó al pueblo, descubrió por qué todos se habían vuelto contra él: había dejado embarazada a una de los suyos.
Parecía como si hubiese estado evitando las llamadas de Maura Donohue, aunque no era así. De hecho, no podía olvidar la noche de pasión que habían compartido. Estaba dispuesto a organizar una boda digna de una reina para la futura mamá.
Pero Maura no quería un matrimonio sin amor… y Jefferson no pensaba ceder en ese punto.

Apuesta Segura — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Apuesta Segura», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Pues claro que sí. ¡Y ella me dio la enhorabuena y todo!

– ¿Qué?

– Me dijo que estaba segura de que el señor King se alegraría mucho por mí… ¡por mí! -Maura se cruzó de brazos-. Así que pensé, como es obvio, que tú no querías saber de mí ni de mi hijo.

– Nuestro hijo.

– Y como no volví a saber nada de ti, te aparté de mi cabeza por completo.

«Mentirosa», le dijo una vocecita. Nunca había dejado de pensar en él. O de soñar con él. Incluso furiosa y dolida, había pensado en Jefferson a todas horas.

Pero no iba a decírselo.

– Así que parece que, una vez firmado el contrato, no sientes la necesidad de ser amable con aquéllos a los que ya has conquistado.

– No puedo creer que Joan lo supiera y no me haya dicho nada…

– Imagino que recibirás muchos mensajes -dijo ella, irónica- Pero lo creas o no, me da igual.

– No he dicho que no te crea. Quería decir… -Jefferson se pasó una mano por la cara-. Cuando volví a Los Ángeles llamó mucha gente intentando que aumentase la oferta. O para sacarme algo más de lo que habíamos acordado. Joan, mi ayudante, lo sabe y ha intentado espantar a la gente que podría darnos problemas.

– Bueno, imagino que podría haber pensado eso cuando después de tres o cuatro intentos yo perdí la paciencia…

– ¿Qué le dijiste?

– No me acuerdo. ¡Pero tenía mis razones para estar enfadada!

– Joan debería habérmelo dicho -Jefferson dejó escapar un suspiro.

Aquello era increíble. Jamás se le había ocurrido la posibilidad de haber dejado a Maura embarazada. Y eso lo convertía en un completo idiota. Ni siquiera se le había ocurrido pensar en un preservativo, dejándose llevar por el momento como si fuera un adolescente. Algo que no le había ocurrido nunca.Pero todo eso ya no tenía importancia; lo fundamental ahora era que iba a ser padre.

No era la clase de noticia que uno recibía todos los días, de modo que era lógico que a su cerebro le costase procesarla. Él no sabía nada. Durante cuatro meses, Maura había creído que le importaba un bledo, que no quería saber nada de ese niño, y era lógico que estuviese enfadada con él. Pero él no sabía nada…

– Tendré que hablar con Joan cuando vuelva y dejarle claro que debe pasarme todos los mensajes, no sólo los que ella considere de interés -murmuró-. Es que me llama mucha gente, Maura.

– Mujeres, imagino.

Sí, mujeres, pensó él, aunque no había habido ninguna desde que volvió de Irlanda. No había sido capaz de mirar a otra mujer sin ver unos ojos de color azul oscuro y una melena al viento… no había dejado de pensar en ella.

– Vi una fotografía tuya en una de esas revistas del corazón hace un mes. Estabas muy guapo con un esmoquin y una rubia del brazo. Sí, ya imagino que estás muy ocupado.

El sarcasmo lo hizo sonreír.

– ¿Celosa?

– ¿Yo? De eso nada, sólo era un comentario.

Eso podría ser lo que se decía a sí misma, pero le alegraba saber que había estado buscándolo o pensando en él al menos.

– Es la protagonista de mi última película y la acompañé al estreno.

– Sí, parecía de las que necesitan acompañante.

– Es mi trabajo, Maura -rió Jefferson.

– Y lo haces muy bien, estoy segura -dijo ella, dejándose caer sobre un viejo y cómodo sillón.

De hecho, toda la casa parecía cómoda y acogedora. Llevaba siglos allí y daba la impresión de ser cálida y hogareña, familiar.

– Mucha gente deja mensajes y necesito una persona que los filtre. No es una sorpresa que los tuyos acabasen en la papelera…

– ¿Cuántos mensajes recibes diciendo que vas a ser padre? -lo interrumpió Maura-. Porque si hay cola puedes decírmelo ahora mismo, Jefferson King. Yo no quiero ser parte de tu rebaño y mi hijo no será uno entre un montón de bastardos…

– Por favor -la interrumpió él-, no sigas. No hay nadie más y no tengo más hijos. Yo no sabía nada del embarazo. De haberlo sabido habría venido de inmediato para…

– ¿Para qué, Jefferson?

– No lo sé.

Maura dejó escapar un suspiro.

– Muy bien, te creo. No sabías nada de los mensajes.

– Gracias -suspiró él-. Ahora entiendo lo que sintió Justice.

– ¿Eh?

– Mi hermano, el que lleva el rancho. Su mujer, Maggie, no le contó que tenían un hijo hasta que Joñas tenía seis meses.

– ¿Por qué?

– Porque pensó que Justice no la creería… bueno, es una historia muy larga. La cuestión es que mi hermano se puso furioso. Yo pensaba que debería olvidarse de enfados y lidiar con la realidad, pero ahora entiendo lo que sintió.

– O sea, que ahora estás enfadado. Pues muy bien, únete al club. Ahora estamos todos enfadados.

– No -rió Jefferson. ¿Había alguna otra mujer como Maura Donohue? Era la persona más difícil que había conocido nunca-. No estoy enfadado, sólo me pregunto qué vamos a hacer ahora.

– Bueno, pues cuando termines de hacerte preguntas ya sabes dónde encontrarme -Maura se levanto del sillón para acercarse a la ventana.

– No pienso irme hasta que solucionemos esto.

– Yo no te quiero aquí.

– Pues lo siento por ti porque pienso quedarme hasta que lleguemos a un acuerdo.

– ¿Qué acuerdo? -le espetó ella, mirándolo por encima del hombro-. Estoy embarazada, tú no. Vete a casa.

– No.

– Dile a tu gente que no tendrán más problemas ni conmigo ni con la gente del pueblo, yo me encargo de eso.

– Gracias, pero eso soluciona sólo uno de los problemas.

– Yo no soy un problema -replicó Maura, herida-. Y tampoco lo es mi hijo.

– Yo no he dicho eso.

Era como un campo de minas y él lo estaba atravesando con los ojos vendados.

– Pero es lo que estás pensando.

– ¿Ahora resulta que sabes leer el pensamiento?

– Los tuyos son fáciles de leer.

Jefferson vio el reflejo de su cara en el cristal y lo entristeció ver un brillo de lágrimas en sus ojos. Nunca había visto llorar a Maura y no le hacía ninguna gracia verla llorar ahora.

– Vete, Jefferson -dijo ella entonces-. Por favor.

No le sorprendió que su enorme perro entrase en el salón en ese momento y se dirigiera a Maura, como si hubiera intuido su tristeza. Y cuando ella bajó la mano para acariciar su cabezota… era como la imagen de un cuadro.

Por el momento no había sitio allí para él. Maura lo estaba echando… y seguramente era de esperar. Pero eso no significaba que fuera a rendirse. Se iría por el momento, para volver cuando hubiese aclarado sus ideas. Él sabía lo que había que hacer, lo había sabido desde que Maura le dio la noticia. Pero necesitaba tiempo para pensar en los detalles. Volvería entonces y Maura se daría cuenta de que un King nunca huía de sus responsabilidades. Pensando en ello se dio la vuelta como ella le había pedido, pero antes de salir de la habitación le prometió:

– Esto no ha terminado, Maura.

Siete

Unas horas después, Cara le preguntó:

– ¿Y entonces qué hizo Jefferson?

– Se marchó -contestó Maura, tomando un corderito recién nacido para darle el biberón. De inmediato, la criatura blanca y negra empezó a tirar de la tetina y Maura tuvo que sonreír.

Naturalmente, Cara no estaba dispuesta a dejar el asunto en paz, aunque ella le había dicho que no quería seguir hablando de Jefferson.

– ¿Se marchó? ¿No te pidió que te casaras con él?

Maura soltó una carcajada, más para ocultar su desilusión que por otra cosa. Hasta esa misma tarde había tenido sueños… sueños absurdos, naturalmente, fantasías de cría. Había imaginado a Jefferson clavando una rodilla en el suelo, allí mismo, en el establo. Lo había imaginado pidiéndole que se casara con él y, enfadada porque no le había devuelto los mensajes, se imaginaba a sí misma diciéndole que no.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Apuesta Segura»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Apuesta Segura» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Apuesta Segura»

Обсуждение, отзывы о книге «Apuesta Segura» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x