La inspección no era unilateral. Mientras se intercambiaban los saludos formales, Rebka sabía que Perry estaba efectuando su propia evaluación.
¿Pensaría que el nuevo supervisor debía de ser un hombre desprestigiado por algún servicio anterior o tal vez un pensionista holgazán? El gobierno del Círculo tenía su cuota de personas que buscaban prebendas, perezosos dispuestos a dejar que hombres como Perry hiciesen lo que quisieran, siempre y cuando el jefe no tuviera que trabajar.
Al parecer, Perry tenía prisa por saber con quién estaba tratando, ya que, en cuanto terminaron de intercambiarse los saludos, pidió a Kelly que saliese e invitó a Rebka a sentarse.
—Tengo entendido que se hará cargo de sus funciones muy pronto, capitán.
—Más que pronto, comandante. Mis funciones en Ópalo y Sismo ya han comenzado. Me han dicho que empezaban en el mismo instante en que la nave se posara sobre la pista de Estrellado.
—Bien. —Perry sostenía la carpeta verde junto con el último documento que Kelly le había entregado—. Justamente estaba revisando esto. Le agradecería que les echase un vistazo y me diese su opinión.
En otras palabras, demuéstrame lo listo que eres. Rebka cogió los documentos y los hojeó en silencio durante un minuto o dos. No estaba seguro de qué se trataba la prueba, pero no quería fallar.
—Todo parece estar dentro del formato oficial correcto —dijo al fin.
—¿No nota nada raro en ellos?
—Bueno, tal vez la variedad de los solicitantes. ¿Con frecuencia reciben solicitudes de visita que no provienen del sistema Dobelle?
—Pocas veces. —Perry asentía con la cabeza mostrando respeto y fastidio a la vez—. Ahora hemos recibido cuatro solicitudes, capitán, en un día. Todos quieren visitar Ópalo y Sismo. Individuos de tres grupos importantes y además el miembro de un consejo de la Alianza. ¿Sabe cuántos visitantes anuales solemos recibir en Dobelle? Tal vez unos cincuenta… Y todos pertenecen a nuestros pueblos, mundos del Círculo Phemus. Nunca nadie desea ir a Sismo.
Max Perry volvió a coger la carpeta. Al parecer, Rebka había recibido cierta aprobación inicial, porque el trato de Perry había perdido un poco de rigidez.
—Mire ésta. Es de una cecropiana, por amor de Dios. En Dobelle nunca nadie ha visto a una cecropiana viva, ni siquiera yo. Aquí no hay nadie que sepa cómo comunicarse con ellas.
—No se preocupe por eso. —Rebka volvió a fijar la vista en las hojas que tenía delante—. Contará con su propio intérprete. Pero usted tiene razón. Si sólo reciben cincuenta por año, cuatro en un día exceden ampliamente las estadísticas. —Y no me lo has dicho, pensó, pero en lo que a ti se refiere son cinco en un día, ¿verdad? Estas solicitudes llegaron al mismo tiempo que yo, y para ti no soy más que otro intruso—. ¿Entonces qué es lo que quieren todos ellos, comandante? No he leído sus motivos.
—Diferentes cosas. Ésta… —Perry señaló la página con un dedo enflaquecido—. Ésta acaba de llegar. ¿Alguna vez ha oído hablar de un hombre llamado Julius Graves? Representa al Consejo Ético de la Cuarta Alianza y, según esto, desea venir a Ópalo para investigar un caso de asesinato múltiple en el que de alguna manera están complicadas unas mellizas de Shasta.
—Un mundo rico Shasta. Se encuentra muy lejos de Dobelle, en más de un sentido.
—Pero según mi interpretación de los reglamentos, él puede oponerse a cualquier cosa que digamos aquí.
—Oponerse a nosotros o a cualquier otra persona de Dobelle. —Rebka cogió el documento en sus manos—. Nunca he oído hablar de Julius Graves, pero los consejos éticos tienen autoridad sobre todos los grupos. Nos resultará muy difícil discutir con él.
—¡Y no dice por qué viene hacia aquí!
—No tiene por qué hacerlo. —Rebka volvió a mirar el formulario—. En su caso, esta solicitud es una formalidad. Si desea venir, nadie puede detenerle. ¿Pero qué hay de los otros? ¿Por qué quieren ir a Sismo?
—Atvar H’sial, la cecropiana, dice que su especialidad es la evolución de los organismos bajo circunstancias ambientales extremas. Sin duda Sismo cumple los requisitos. Dice que quiere ir allí y ver cómo se adaptan las formas de vida nativas durante la Marea Estival.
—¿Viaja sola?
—No. Con alguien o algo llamado J’merlia. Un lo’ftiano.
—Muy bien. Ése debe de ser su intérprete. Los lo’ftianos son otra forma de vida de la Federación Cecropia. ¿Quién más?
—Otra mujer, Darya Lang, de la Cuarta Alianza.
—¿Humana?
—Eso supongo. Asegura estar interesada en ver los artefactos de los Constructores.
—Pensaba que sólo había uno en el sistema Dobelle.
—Es verdad. El Umbilical. Darya Lang quiere echarle un vistazo.
—No tiene que llegar hasta Sismo para hacerlo.
—Dice que quiere ver cómo está fijado el Umbilical a la superficie de Sismo. Nunca nadie ha entendido cómo hicieron los Constructores para programar su retracción al espacio durante la Marea Estival. La historia de Lang es verosímil. Créala si lo desea.
A juzgar por su tono de voz, era evidente que Perry no la creía. A Rebka se le ocurrió pensar que al menos tenían una cosa en común: su cinismo.
—También está Louis Nenda —continuó Perry—. De la Comunión Zardalu. ¿Cuándo escuchó hablar de ellos por última vez?
—Cuando mantuvieron su última escaramuza con la Alianza. ¿Qué alega él?
—No se molesta en explicarlo detalladamente, pero tiene que ver con su interés en estudiar nuevas fuerzas físicas.
Quiere investigar los terremotos en Sismo durante la Marea Estival. Hay una nota a pie de página, que habla sobre la teoría de la estabilidad de las biosferas, aplicándola a Sismo y a Ópalo. Oh, y Nenda trae a un hymenopt consigo, como mascota. Los únicos hymenopt que se han visto en Ópalo están embalsamados en el Museo de las Especies. Júntelos a todos, capitán, ¿y qué es lo que obtiene?
Rebka no respondió a eso. A menos que todos los expedientes de Perry fuesen falsos, detrás de aquellos ojos apagados y tristes había una inteligencia flexible y sutil. Ni por un momento pensó que Perry le estuviese pidiendo consejo porque creyera que lo necesitaba. Lo estaba sondeando. Probaba su propia intuición y su sentido del equilibrio.
—¿Cuándo pretenden arribar?
—Según esto, Darya Lang traspuso el último Nodo Bose hace tres días. Eso significa que se encuentra en el último tramo subluminal antes del Aeropuerto de Estrellado. La petición de aterrizaje podría llegar en cualquier momento. El resto se encuentra a unos días de distancia.
—¿Qué recomienda que hagamos?
—Le diré lo que recomiendo no hacer. —Por primera vez, la emoción apareció en el rostro delgado de Max Perry—. Podemos permitirles visitar Ópalo —aunque eso no será ninguna broma durante esta Marea Estival—, pero no podemos, bajo ninguna circunstancia, dejar que pongan un pie sobre Sismo.
Lo cual significa, pensó Rebka, que mis instintos tuvieron razón allá en Estrellado. Si quiero averiguar qué es lo que retiene a Max Perry en Dobelle, es probable que tenga que hacer exactamente eso: visitar Sismo durante la Marea Estival. Qué diablos. No puede ser más peligroso que el descenso a Paradoja. Pero examinemos las cosas un poco antes de saltar demasiado lejos.
—No estoy convencido de lo que dice —respondió, y observó cómo la aprensión aparecía en los ojos apagados de Perry—. Esta gente viene desde muy lejos para ver Sismo. Estarán dispuestos a pagar muy bien a Dobelle por el privilegio, y este sistema necesita todo lo que pueda obtener. Antes de negarles el acceso, quiero hablar por lo menos con Darya Lang. Y tal vez necesite ver con mis propios ojos la superficie de Sismo cerca de la Marea Estival… pronto.
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