Bob Shaw - Una guirnalda de estrellas

Здесь есть возможность читать онлайн «Bob Shaw - Una guirnalda de estrellas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Год выпуска: 1976, Издательство: E.D.H.A.S.A., Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Una guirnalda de estrellas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Una guirnalda de estrellas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En el verano de 1993, millones de gentes observan en el cielo con incredulidad, ayudados por los recientemente inventados lentes Amplite, mientras el planeta de Thornton se acerca peligrosamente a la Tierra. Diseñados para ver en la oscuridad, los lentes Amplite, iluminan un misterioso mundo de materia antineutrínica que coexiste con la Tierra en otra dimensión

Una guirnalda de estrellas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Una guirnalda de estrellas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

— ¿De qué tienen miedo?

— Hace diez años casi todos estos hombres eran pastores y granjeros. El presidente Ogilvie los uniformó a todos como ganado, les puso nombres ingleses, proscribió las lenguas bantúes en favor del inglés, los vistió con camisa y pantalón…, pero no los ha cambiado en absoluto. Nunca les ha gustado bajar a las minas, y nunca les gustará.

— Bien se podría decir que después de diez años…

— En lo que a ellos respecta, abajo es otro mundo. Un mundo al que no les corresponde entrar. Todo lo que necesitan para negarse a entrar de nuevo es un indicio, sólo un indicio, de que los verdaderos habitantes de ese mundo se oponen a la presencia de ellos allí.

— ¿Qué ocurriría entonces?

Murphy sacó un paquete de cigarrillos del bolsillo de la camisa y le ofreció uno a Snook. Los encendieron y se miraron a través de los complejos trazos de humo.

— Esta mina, sola — dijo Murphy—, produjo el año pasado más de cuarenta mil kilates métricos. ¿Qué piensas que ocurriría?

— ¿El coronel Freeborn?

— Exactamente… Ocurriría el coronel Freeborn. En la actualidad el gobierno paga a estos hombres un salario vital, y les ofrece comodidades como asistencia médica, aunque sólo haya un médico calificado para atender cuatro minas, y educación gratis, aunque el maestro sea un mecánico de aviación sin trabajo — los ojos de Murphy titilaron mientras Snook se inclinaba en una rígida reverencia—. El sistema no es muy costoso, y los consejeros del presidente lo aprovechan como propaganda, pero si los mineros trataran de negarse a trabajar el coronel Freeborn introduciría otro sistema. Este país siempre ha producido buenos esclavos, ¿lo sabías?

Snook estudió un instante el cigarrillo blando y aromático entre sus dedos.

— ¿No te arriesgas un poco al hablarme así?

— No lo creo. Me preocupo de conocer al hombre con el que hablo.

— Es muy halagüeño de tu parte — replicó cautelosamente Snook—. Pero, ¿te ofenderías si sigo pensando que me lo dices por algún motivo?

— Ofenderme no… Me ganarías la mano, tal vez — el superintendente soltó una risa estridente que parecía incompatible con ese torso sólido, y el olor a menta de su aliento llegó hasta Snook—. A la gente le caes bien porque eres honesto. Y porque no le haces el juego a nadie.

— Sigues halagándome, George.

Murphy tendió las manos.

— Lo que acabo de decir es importante. Mira, si investigas este asunto del fantasma y descubres alguna explicación tranquilizadora, los hombres la aceptarán. Y estarás haciéndoles un gran favor.

— Si lo dice el maestro tiene que ser cierto.

— En este caso, así son las cosas — asintió Murphy.

— Me interesa — Snook se volvió hacia las estructuras de acero que encubrían la entrada al hueco vertical de tres kilómetros—. Pero por lo que sé, allá abajo no se permiten las visitas…

— Tú eres un caso privilegiado. Hace un rato hablé con Alain Cartier, el administrador de la mina. Ya te ha firmado una autorización especial.

Capítulo 4

Snook había pedido que la iluminación se redujera al mínimo, y en consecuencia la oscuridad en el extremo del conducto sur del Nivel Ocho era casi total. Se sentía como si estuviera de pie en un pozo de tinta negra que no sólo lo despojaba de la luz sino que le sorbía todo el calor del cuerpo. Llevaba una linterna sujeta al cinturón, pero el único alivio que se consintió en ese acoso nocturno fue encender ocasionalmente la esfera del reloj de pulsera. El relumbrón fugaz de los números rojos y angulares que anunciaba que en el mundo de arriba llegaba el alba, también creaba una ilusión de calor. Sintió que le tocaban el brazo.

— ¿Qué hacemos si no ocurre nada? — la voz de Murphy era casi inaudible, a pesar de que estaba a sólo dos pasos.

Snook sonrió en la oscuridad.

— No hace falta susurrar, George.

— Maldito seas, Snook — y luego de una pausa Murphy repitió la pregunta en un tono levemente más alto.

— Volveremos mañana, por supuesto.

— Entonces traeré una botella de agua caliente y un termo de sopa.

— Lo siento — dijo Snook—. Ninguna fuente de calor… Una de las cámaras tiene película infrarroja y no quisiera arriesgar los resultados; la fotografía no es mi especialidad.

— ¿Pero crees que un filtro de magniluct funcionará en una cámara?

— No veo por qué no. ¿Y tú?

— Yo no veo un cuerno — susurró opacamente Murphy— aun con los Amplite puestos.

— Consérvalos… El momento anterior al alba parece el más propicio para una aparición, siempre que haya alguna.

Snook llevaba las gafas para la oscuridad, y al igual que Murphy, no veía casi nada. Las lentes de magniluct funcionaban como amplificadores de focos ínfimos de luz, volviendo visible cuanto rodeaba al usuario. Pero allí donde la iluminación era prácticamente nula, los resultados eran inciertos. Se recostó contra la pared del extremo del conducto, moviendo constantemente los ojos, decidido a no dejar pasar la más ligera anomalía, y ocasionalmente se sacaba las gafas un segundo para comparar ambas formas de visión. Tal vez habían transcurrido diez minutos cuando Snook creyó notar una leve diferencia, le parecía que la negrura era menos intensa mientras miraba con las gafas. No había formas visibles, ni siquiera una variación localizada en la ínfima luminosidad, y sin embargo tenía casi la certeza de que el campo de visión era infinitesimalmente más brillante, como si un gas ligeramente luminoso estuviera escurriéndose dentro del túnel.

— George, ¿notas algo?

— No — la respuesta del otro fue inmediata.

Snook maldijo la falta de equipo apropiado. No tenía manera de probar que la aparente intensificación del brillo no se debía a que sus ojos se habituaban tras una prolongada permanencia en la oscuridad. De pronto, una mota de luz, tenue como una estrella pequeña, surgió a la izquierda y vagabundeó ociosamente frente a él. Snook apretó el botón que, mediante un sistema que él había diseñado durante el día, hacía disparar a las cuatro cámaras. Los chasquidos y el arrullo mecánico de las cámaras eran alarmantemente ruidosos en la cerrada negrura. Snook miró la hora y la memorizó.

— ¿Has visto eso? — dijo—. Algo parecido a una pequeña luciérnaga…

Hubo un momento de silencio, luego Murphy dijo:

— Gil… ¡Mira el suelo!

Una mancha de luz opaca apareció sobre el suelo y gradualmente adquirió forma esférica. Cuando el círculo alcanzó el tamaño de la mano de un hombre, Snook advirtió que en realidad estaba mirando una cúpula luminosa transparente que en la parte superior era velluda como un coco. Luchó para controlar la respiración, y con un esfuerzo de voluntad puso en acción nuevamente las cámaras. Segundos después la cúpula había ascendido y crecido hasta volverse un objeto toscamente esférico que parecía una cabeza en la que se entreveían rasgos humanos. Debajo, el cuerpo relucía dentro de la roca.

Había dos ojos cerca del extremo superior, y entre ellos, aunque un poco más abajo, un tercer orificio que bien podría haber sido una nariz, aunque sin sus fosas. No se le veía orejas, y muy cerca de la parte inferior había una boca en forma de ranura, tremendamente ancha y móvil. Bajo la mirada de Snook, la boca se curvó y retorció, arqueándose en diversos gestos y visajes que en la cara de un hombre habrían indicado una diversidad de sentimientos, del tedio a la ira a la ironía a la impaciencia, más otros para los que no había equivalentes humanos.

El ruido de la áspera respiración de Murphy recordó a Snook que aún le quedaba algo por hacer. Tomó otro rollo de película y, casi inconscientemente, siguió operando las cámaras con unos pocos segundos de intervalo, mientras la aparición se elevaba incesantemente hasta exhibirse casi por completo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Una guirnalda de estrellas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Una guirnalda de estrellas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Una guirnalda de estrellas»

Обсуждение, отзывы о книге «Una guirnalda de estrellas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x