—No es nada, un simple rasguño —dijo Andy, y sonrió— Herido en el cumplimiento del deber… y por una horca también.
—Persiguiendo a la hija del granjero probablemente. La historia de siempre —bromeó Sol—. ¿Quieres un trago?
—Si queda algo de alcohol puedes cortarlo con un poco de agua. Me sentará bien. —Cuando Sol le entregó el vaso, Andy sorbió la bebida y se retrepó en el asiento. Pareció relajarse ligeramente, pero sus ojos estaban rojos de fatiga y los mantenía casi cerrados. Shirl y el anciano se sentaron frente a él.
—No se lo digáis a nadie hasta que den la nota oficial, pero hay muchos problemas con el agua… y mayores problemas en perspectiva.
—¿Por eso nos advertiste? —preguntó Shirl.
—Sí, oí algún comentario en la comisaría a la hora del almuerzo. Las dificultades empezaron con los pozos artesianos y las bombas de Long Island, todas las estaciones de bombeo de Brooklyn y de Queens. En el subsuelo de la isla hay una meseta de agua, y si se extrae en cantidad excesiva o con demasiada rapidez penetra en ella el agua del mar, con lo cual sale por las bombas agua salada, en vez de dulce. Ha sido salobre desde hace mucho tiempo, podía notarse cuando no estaba mezclada con agua de la parte alta del Estado, pero se suponía que se había calculado el volumen que podía bombearse sin que la situación empeorase. Pero se ha producido un error o las estaciones han estado bombeando un volumen superior al que tenían asignado, el caso es que en todo Brooklyn el agua que se recibe es completamente salada. Todas las estaciones han sido cerradas, y se ha ampliado el volumen procedente de Croton y de la parte alta del Estado.
—Los agricultores estaban ya que trinaban a causa de la sequía del verano. Apuesto a que esta complicación ha terminado de sacarles de sus casillas.
—Ganarías la apuesta. Pero es evidente que habían planeado desde hace mucho tiempo lo que ha ocurrido porque asaltaron a los guardianes del acueducto, y disponían de numerosas armas y de explosivos, los que fueron robados del polvorín de Albany el año pasado. Han muerto al menos diez policías, y no conozco la cifra de heridos. Los revoltosos volaron al menos un kilómetro de tubería antes de que llegásemos nosotros. Tuve la impresión de que todos los campesinos del Estado se habían concentrado allí tratando de detenernos. No disponían de muchas armas de fuego, pero se las arreglaban muy bien con horcas y hachas. Finalmente logramos dispersarlos a base de gases.
—Entonces… ¿no hay agua para la ciudad? —preguntó Shirl.
—Traeremos agua, pero va a escasear una temporada. Lo cual significa que tenéis que hacer durar el agua de que disponemos. Utilizadla para beber y para cocinar, y para nada más.
—Pero tenemos que lavarnos… —dijo Shirl.
—No, no lo haremos —Andy se frotó los doloridos ojos con la palma de la mano—. Los platos pueden ser frotados con un trapo. Y en cuanto a nosotros… oleremos mal, sencillamente.
—¡Andy!
—Lo siento, Shirl. Es horrible, y lo sé. Pero tienes que darte cuenta de que la situación es muy grave. Podemos pasar una temporada sin lavarnos, no nos moriremos por eso, y cuando vuelvan a conectar el agua nos daremos un buen refregón. La esperanza nos ayudará a soportarlo.
—¿Cuánto tiempo crees que durará esto?
—No hay modo de saberlo. Harán falta grandes cantidades de hormigón y de varilla de hierro para las reparaciones, aparte de máquinas mezcladoras, etcétera. No resultará fácil conseguir todo eso, aunque se declare prioritaria su producción. Entretanto, la mayor parte del agua tendrá que llegar en vagones cisterna, camiones cisterna y barcazas. La distribución y el racionamiento plantearán graves problemas, de modo que cabe esperar las cosas empeoren antes de mejorar. —Andy se obligó a sí mismo a ponerse en pie, y no trató de reprimir un gran bostezo—. Voy a tumbarme un par de horas, Shirl. ¿Me despertarás a las cuatro, lo más tarde? Tengo que afeitarme antes de marcharme.
—¡Dos horas! Eso no es dormir —protestó Shirl.
—Opino lo mismo… pero no dispongo de más tiempo En las altas esferas, alguien sigue presionando para que se aclare el asesinato de O'Brien. Un confidente del Barrio Chino tiene una información y he de entrevistarme esta tarde con él en vez de dormir, antes de entrar de servicio en la comisaría para la patrulla nocturna. Cada día odio un poco más a ese Billy Chung, donde quiera que se oculte, —Pasó a la otra habitación y se dejó caer sobre la cama.
—¿Puedo quedarme aquí mientras Andy duerme, Sol? —preguntó Shirl—. No quiero molestarle a él… pero tampoco quisiera molestarle a usted…
—¡Molestarme! ¿Desde cuándo puede ser una molestia una chachka guapa? Permíteme decirte que puedo parecer viejo, pero es sólo a causa de mi edad. No quiero decir con eso que no estés segura a mi lado, los años de «actividad» quedaron atrás, y ahora conservo mi moral recordando lo agradables que fueron, lo cual es más barato, a fin de cuentas, ya que no le obliga a uno a preocuparse por conseguir una dosis. Trae tu labor y te contaré lo que ocurrió cuando estaba estacionado en Laredo, y Luke y yo conseguimos un permiso de fin de semana y pasamos dos días en la Ciudad de los Muchachos de Nuevo Laredo… aunque pensándolo bien tal vez sea mejor que no te cuente lo que nos ocurrió.
Cuando Shirl entró en el cuarto, Andy estaba profundamente dormido, desmadejado a través de la cama completamente vestido; ni siquiera se había quitado los zapatos. Shirl echó la cortina y oscureció la habitación y luego cogió su estuche de manicura del pie de la cama. Había un agujero en la suela del zapato derecho de Andy, y la miró con fijeza, como un ojo lúgubre y polvoriento. Shirl pensó que si trataba de quitarle los zapatos podría despertarle, de modo que salió silenciosamente y cerró la puerta.
—Hay que cargar las baterías —dijo Sol, sosteniendo el hidrómetro en alto contra la luz y examinando la pequeña boya a través de la cubeta de cristal—. ¿Andy se ha quedado roque ya?
—Está profundamente dormido.
—Espera hasta que trates de despertarle. Cuando se queda así, podrías dejar caer una bomba sin que se enterase. Cargaré las baterías ahora, no se dará cuenta.
—¡No hay derecho! —estalló Shirl súbitamente—. ¿Por qué tiene que hacer Andy dos trabajos al mismo tiempo y exponerse a que le hieran, luchando por el agua para la gente de la ciudad? ¿Qué está haciendo aquí toda esa gente? ¿Por qué no se marcha a otra parte, si no hay agua suficiente?
—La respuesta es muy sencilla: no hay ningún lugar adonde ir. Todo este país es una enorme explotación agrícola y un enorme apetito. Hay tanta gente en el Sur como aquí en el Norte y, dado que no existen medios de transporte público, cualquiera que intentara marcharse a la tierra del sol moriría de hambre mucho antes de llegar allí. La gente se queda porque el país está organizado de manera que el Gobierno pueda cuidar de ella en el lugar donde se encuentra. No comen bien, pero al menos comen. Se necesita una gran catástrofe como el agotamiento de las venas de agua en los valles de California para que la gente se decida a marcharse, o la Zona de Sequía… la cual he oído decir que se ha hecho internacional y ha cruzado la frontera canadiense.
—Bueno, a otros países, entonces. Todo el mundo llega a América desde Europa y otros lugares. ¿Por qué no regresan algunos de ellos a sus lugares de origen?
—Porque si uno cree que tiene problemas ha de comprender los de su prójimo. Toda Inglaterra no es más que una gran ciudad, y en la televisión vi el lugar donde el último Tory murió defendiendo los últimos cotos de caza cuando iban a ser convertidos en tierras de cultivo. ¿Quieres ir a Rusia, quizá? ¿O a China? Hace quince años que sostienen una guerra fronteriza, lo cual es un buen sistema para eliminar el exceso de población… pero tú estás en edad militar y allí reclutan también a las muchachas de modo que no creo que te gustara la perspectiva. Dinamarca, tal vez. Allí se vive bien, al menos comen con regularidad, pero han levantado una muralla de hormigón alrededor de Jutlandia con guardianes que tienen orden de disparar a matar sin previo aviso, debido al gran número de personas que intentan llegar a la tierra prometida. No es posible que esto no sea un paraíso, pero al menos resulta habitable. Voy a cargar las baterías.
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