• Пожаловаться

Harlan Coben: El Bosque

Здесь есть возможность читать онлайн «Harlan Coben: El Bosque» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Harlan Coben El Bosque

El Bosque: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Bosque»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Hace veinte años, en un campamento de verano, cuatro adolescentes se adentraron de noche en el bosque. Dos fueron hallados asesinados y a los otros dos no volvieron a verlos nunca más. Para cuatro familias la vida cambió para siempre. Dos décadas después, está a punto de cambiar otra vez. El luto de Paul Copeland, fiscal del condado de Essex, Nueva Jersey, por la muerte de su hermana apenas comienza a remitir. Cope, como le llaman todos, está ocupado ahora criando solo a su hija de seis años tras la muerte de su esposa, enferma de cáncer. Equilibrar la vida familiar y una carrera profesional en rápida ascensión como fiscal le distrae de sus antiguos traumas, pero sólo temporalmente. Cuando encuentran a una víctima de homicidio con pruebas que le relacionan con Cope, los secretos tan bien enterrados de la familia del fiscal se ven amenazados. ¿Es esta víctima de homicidio uno de los campistas que desapareció con su hermana? ¿Podría estar viva su hermana? Cope debe enfrentarse a lo que dejó atrás aquel verano de hace veinte años: su primer amor, Lucy, su madre, que abandonó a la familia, y los secretos que sus padres rusos podrían haber ocultado incluso a sus propios hijos. Cope debe decidir qué es mejor seguir ocultando en las sombras y qué verdades pueden salir a la luz.

Harlan Coben: другие книги автора


Кто написал El Bosque? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El Bosque — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Bosque», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Pues estoy seguro. ¿Vale? Estoy seguro.

Cerró de golpe el cuaderno con un gesto teatral.

– El señor Santiago sí le conocía.

– ¿Cómo lo sabe?

– Preferiríamos que lo viera.

– Y yo prefiero que me lo digan.

– El señor Santiago… -York vaciló, como si eligiera sus siguientes palabras- llevaba algunos objetos encima.

– ¿Objetos?

– Sí.

– ¿Puede ser más concreto?

– Objetos -dijo- que lo señalan a usted.

– ¿Me señalan como qué?

– ¿Es usted fiscal del distrito?

Por fin Dillon, el Ladrillo, había hablado.

– Soy fiscal del condado -dije.

– Lo que sea. -Adelantó el cuello y señaló mi pecho-. Empieza a tocarme las pelotas.

– ¿Disculpe?

Dillon se acercó a mi cara.

– ¿Le parece que estamos aquí para una lección de semántica o qué?

Creí que se trataba de una pregunta retórica, pero él esperó. Finalmente dije:

– No.

– Pues escuche. Tenemos un cadáver. El tipo está relacionado con usted de forma obvia. ¿Quiere venir y ayudarnos a aclarar esto o quiere seguir con estos juegos de palabras que hacen que parezca cada vez más sospechoso?

– ¿Con quién cree exactamente que está hablando, detective?

– Con alguien que se presenta a las elecciones y no desearía que nosotros fuéramos con esto a la prensa.

– ¿Me está amenazando?

York intervino.

– Nadie está amenazando a nadie.

Pero Dillon había dado en el clavo. La verdad era que mi designación para el cargo era sólo temporal. Mi amigo, el actual gobernador de Nueva Jersey, me había nombrado fiscal en funciones del condado. También se hablaba en serio de que me presentara al Congreso, tal vez incluso a un escaño vacante en el Senado. Mentiría si dijera que no tenía ambiciones políticas.

Un escándalo, incluso el mero rumor de un escándalo, no me ayudaría en absoluto.

– No veo cómo podría ayudar -dije.

– Tal vez no pueda o tal vez sí. -Dillon hizo rotar el ladrillo-. Pero su deseo es ayudar si puede, ¿no?

– Por supuesto -dije-. Vaya, no deseo tocarle las pelotas más de lo estrictamente necesario.

Mi comentario casi le hizo sonreír.

– Pues suba al coche.

– Esta tarde tengo una reunión importante.

– Para entonces ya habrá vuelto.

Esperaba encontrarme un Chevy Caprice desvencijado, pero el coche era un Ford nuevo. Me senté en el asiento trasero. Mis dos nuevos amigos se sentaron delante. No hablamos en todo el trayecto. Había tráfico en el puente George Washington, pero encendimos la sirena y nos colamos entre los coches. Al cruzar al lado de Manhattan, York rompió el silencio.

– Creemos que Manolo Santiago podría ser un alias.

– Ya -dije, porque no se me ocurrió nada mejor que decir.

– La verdad es que no tenemos una identificación positiva de la víctima. Le encontramos anoche. En su permiso de conducir dice Manolo Santiago. Lo hemos investigado y no parece ser su nombre auténtico. Hemos buscado sus huellas dactilares. Nada. Así que no sabemos quién es.

– ¿Pero creen que yo sí?

No se molestaron en responder.

La voz de York era tan informal como un día de primavera.

– ¿Es usted viudo, señor Copeland?

– Sí -dije.

– Debe de ser difícil criar a una hija solo.

No dije nada.

– Sabemos que su esposa murió de cáncer y que usted ha creado una fundación para promover la investigación de esa enfermedad.

– Ajá.

– Admirable.;

Como si pudieran saberlo.

– Debe de sentirse raro -dijo York.

– ¿Por qué?

– Por lo de estar al otro lado. Normalmente es usted el que hace las preguntas, no el que las responde. Tiene que parecerle raro.

Me sonrió por el retrovisor.

– ¡Eh, York! -dije.

– ¿Qué?

– ¿Tiene un cartel o un programa? -pregunté.

– ¿Un qué?

– Un cartel -dije-. Para que vea sus anteriores papeles, ya sabe, antes de que le tocara el codiciado papel de «poli bueno».

York soltó una risita.

– Sólo digo que es raro. ¿Le ha interrogado alguna vez la policía?

Era una pregunta con trampa. Tenían que saberlo. A los dieciocho años había trabajado como monitor en un campamento de verano. Cuatro campistas -Gil Pérez y su novia Margot Green, Doug Billingham y su novia, Camille Copeland (es decir, mi hermana)- se adentraron en el bosque una noche.

Nunca volvieron a verles.

Sólo se hallaron dos de los cuatro cadáveres. Margot Green, de diecisiete años, fue hallada degollada a cien metros del campamento. Doug Billingham, también de diecisiete, apareció a un kilómetro de distancia. Tenía varias puñaladas, pero la causa de la muerte era el degollamiento. Los cadáveres de los otros dos -Gil Pérez y mi hermana, Camille- nunca aparecieron.

El caso apareció en los titulares. Wayne Steubens, un monitor de buena familia del campamento, fue arrestado dos años más tarde -tras su tercer verano de terror-, pero no hasta haber asesinado a cuatro adolescentes más. Le bautizaron como el «Monitor Degollador» y otras tonterías por el estilo. Las siguientes dos víctimas de Wayne fueron halladas cerca de un campamento de exploradores en Muncie, Indiana. Otra de las víctimas estaba en uno de esos campamentos omnipresentes cerca de Vienna, Virginia. Su última víctima había estado en un campo de deportes de Poconos. Casi todas fueron degolladas. A todas las habían enterrado en el bosque, a algunas antes de morir. Sí, enterradas vivas. Se tardó mucho en localizar los cadáveres. Al chico de Poconos, por ejemplo, tardaron seis meses en encontrarlo. Los expertos creen que en las profundidades del bosque puede haber todavía más muertos enterrados.

Como mi hermana.

Wayne no ha confesado nunca, y a pesar de estar en una cárcel de máxima seguridad desde hace dieciocho años, insiste en que no tuvo nada que ver con los cuatro asesinatos que supusieron el principio de todo.

Yo no le creo. El hecho de que todavía quedaran dos cadáveres por descubrir daba pie a especulaciones y creaba un halo de misterio. Daba más protagonismo a Wayne. Creo que le gusta. Pero esa incertidumbre, ese atisbo de esperanza, duele una barbaridad.

Quería a mi hermana. Todos la queríamos. La gente suele pensar que la muerte es lo más cruel. Pero no lo es. Al cabo de un tiempo, la esperanza es un sentimiento mucho más doloroso. Cuando se lleva tanto tiempo conviviendo con ella, con el cuello todo el tiempo en la tabla de cortar, con el hacha levantada sobre ti desde hace días, después meses, y luego años, anhelas que caiga y te seccione la cabeza. Todos creen que mi madre se marchó porque mi hermana fue asesinada. Pero la verdad es precisamente la contraria: mi madre nos dejó porque nunca pudimos probarlo.

Deseaba que Wayne Steubens nos dijera qué había hecho con ella. No sólo para darle sepultura como es debido y todo eso. Estaría bien, pero aparte de esto, la muerte es una pura y destructiva bola de demolición. Te golpea, te aplasta, y empiezas a reconstruir. Pero no saber -esa duda, ese rayo de esperanza- convierte a la muerte en algo parecido a las termitas o a alguna clase de germen implacable. Te devora por dentro. No puedes detener la podredumbre. No puedes reconstruir porque la duda sigue consumiéndote.

Creo que a mí todavía me consume.

Esa parte de mi vida, por mucho que quiera mantenerla en privado, siempre ha sido un tema atractivo para los medios. Incluso una somera búsqueda en Google mostraría mi nombre en relación con «el misterio de los campistas desaparecidos», como lo bautizaron inmediatamente. La historia todavía aparecía en esos programas de «crímenes reales» del Discovery o de la Court TV. Yo estaba aquella noche en ese bosque. Mi nombre estaba allí, a la vista de todos. Fui interrogado por la policía. Incluso fui sospechoso.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Bosque»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Bosque» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Harlan Coben: La promesa
La promesa
Harlan Coben
Harlan Coben: Desaparecida
Desaparecida
Harlan Coben
Susan Mallery: Dulces problemas
Dulces problemas
Susan Mallery
LaVyrle Spencer: Y el Cielo los Bendijo
Y el Cielo los Bendijo
LaVyrle Spencer
Отзывы о книге «El Bosque»

Обсуждение, отзывы о книге «El Bosque» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.