• Пожаловаться

Tess Gerritsen: El cirujano

Здесь есть возможность читать онлайн «Tess Gerritsen: El cirujano» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Tess Gerritsen El cirujano

El cirujano: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El cirujano»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un asesino silencioso se desliza en las casas de las mujeres y entra en las habitaciones mientras ellas duermen. La precisión de las heridas que les inflige sugiere que es un experto en medicina, por lo que los diarios de Boston y los atemorizados lectores comienzan a llamarlo «el cirujano». La única clave de que dispone la policía es la doctora Catherine Cordell, víctima hace dos años de un crimen muy parecido. Ahora ella esconde su temor al contacto con otras personas bajo un exterior frío y elegante, y una bien ganada reputación como cirujana de primer nivel. Pero esta cuidadosa fachada está a punto de caer ya que el nuevo asesino recrea, con escalofriante precisión, los detalles de la propia agonía de Catherine. Con cada nuevo asesinato parece estar persiguiéndola y acercarse cada vez más…

Tess Gerritsen: другие книги автора


Кто написал El cirujano? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El cirujano — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El cirujano», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Entonces tal vez deberían ir a ver a esa gente. A los que lo conocieron.

– Usted es una de esas personas, doctora Cordell.

– Por si lo olvidaron, yo fui una víctima.

– ¿Habló en detalle sobre su caso con alguien?

– Sólo con la policía de Savannah.

– ¿No lo discutió en profundidad con algún amigo?

– No.

– ¿Parientes?

– Tampoco.

– Debe de haber alguien en quien usted confíe.

– No hablo de eso. Nunca hablo de eso.

Moore le dirigió una mirada de desconfianza.

– ¿Nunca?

Ella apartó sus ojos.

– Nunca -susurró.

Hubo un largo silencio. Luego Moore, con amabilidad, preguntó:

– ¿Alguna vez escuchó el nombre de Elena Ortiz?

– No.

– ¿Diana Sterling?

– No. ¿Son las mujeres que…?

– Sí. Ellas son las víctimas.

Catherine tragó saliva.

– No conozco esos nombres.

– ¿No sabía nada de los asesinatos?

– Es importante para mí no leer cosas trágicas. No puedo lidiar con eso. -Dejó escapar un suspiro de cansancio-. Tienen que entender; veo tantas cosas terribles en la sala de emergencia… Cuando llego a casa, al final del día, quiero paz. Quiero sentirme segura. No necesito leer nada de lo que sucede en el mundo ni de toda su violencia.

Moore buscó en su saco y deslizó dos fotografías por encima del escritorio.

– ¿Reconoce a alguna de estas dos mujeres?

Catherine miró con atención las caras. La de la izquierda tenía ojos oscuros y una sonrisa en los labios; el viento jugaba con su pelo. La otra era una rubia etérea, de mirada soñadora y distante.

– La de pelo oscuro es Elena Ortiz -dijo Moore-. La otra es Diana Sterling. Diana fue asesinada hace un año. ¿Estas caras no le resultan para nada familiares?

Ella sacudió la cabeza.

– Diana Sterling vivía en Back Bay, sólo a media cuadra de su casa. El departamento de Elena Ortiz está a tan sólo dos cuadras al sur de su hospital. Es probable que las haya visto. ¿Está absolutamente segura de que no reconoce a ninguna de las dos?

– Nunca las vi en mi vida. -Le devolvió las fotos a Moore, y de repente vio que su mano temblaba. Seguramente él lo notó cuando las recibía y rozaba sus dedos con los de ella. Catherine pensó que él debía de advertir a menudo ese tipo de cosas; un policía debía hacerlo. Había estado tan concentrada en su agitación que apenas registró a este hombre. Era tranquilo y amable con ella, y no la hacía sentirse amenazada en absoluto. Sólo ahora advertía que la había estado estudiando de cerca, a la espera de un atisbo de la Catherine Cordell interior. No la experimentada cirujana en traumatismos, tampoco la gélida y elegante pelirroja, sino la mujer bajo la superficie.

La detective Rizzoli habló ahora, y a diferencia de Moore, no hizo esfuerzo alguno para suavizar sus preguntas. Únicamente quería respuestas, y no perdió tiempo en conseguirlas.

– ¿Cuándo se mudó aquí, doctora Cordell?

– Dejé Savannah al mes del ataque -dijo Catherine, adaptándose al tono expeditivo de Rizzoli.

– ¿Por qué eligió Boston?

– ¿Por qué no?

– Es un largo camino desde el sur.

– Mi madre se crió en Massachusetts. Nos traía a Nueva Inglaterra todos los veranos. Sentí que… estaba volviendo a casa.

– De modo que está aquí desde hace dos años.

– Sí.

– ¿Haciendo qué?

Catherine se puso seria, perpleja ante la pregunta.

– Trabajando aquí en Pilgrim, con el doctor Falco. En el servicio de traumatismos.

– Supongo que entonces el Globe se equivocó.

– ¿Perdón?

– Leí el artículo sobre usted hace un par de semanas. El de las mujeres cirujanas. Muy buena foto suya, dicho sea de paso. Dice que usted trabaja aquí en Pilgrim desde hace sólo un año.

Catherine hizo una pausa.

– El artículo no se equivocó. Después de Savannah me tomé un tiempo para… -Se aclaró la garganta-. No me uní al equipo del doctor Falco hasta junio pasado.

– ¿Y qué hay de su primer año en Boston?

– No trabajé.

– ¿Qué hizo?

– Nada. -Esa única maldita respuesta, tan directa y terminante, era todo lo que pensaba decirles. No iba a revelar la humillante verdad de lo que había sido ese primer año. Los días, alargados en semanas, en los que tenía miedo de salir de su apartamento. Las noches en que el sonido más apagado podía dejarla temblando de pánico. El lento y doloroso trayecto de vuelta al mundo, cuando tan sólo subir a un ascensor o caminar en la noche hasta su auto eran actos de absoluta valentía. Se había sentido avergonzada de su vulnerabilidad; todavía lo estaba, y su orgullo nunca le permitiría revelarlo.

Miró su reloj.

– Los pacientes me esperan. En realidad, no tengo nada que agregar.

– Déjeme repasar los hechos. -Rizzoli abrió un pequeño cuaderno de espiral. -Hace poco más de dos años, en la noche del 15 de junio, usted fue atacada en su domicilio por el doctor Andrew Capra. Un hombre que conocía. Un residente con el que usted trabajaba en el hospital. -Levantó la vista hacia Catherine.

– Usted ya conoce la respuesta.

– La drogó, la desnudó. La ató a su cama. La aterrorizó.

– No veo el sentido de…

– La violó. -Las palabras, aunque pronunciadas con suavidad, tuvieron el impacto brutal de una cachetada.

Catherine no dijo nada.

– Y eso no es todo lo que planeaba hacer -continuó Rizzoli.

«Dios santo, haz que se detenga».

– Iba a mutilarla de la peor manera posible. Tal como mutiló a otras cuatro mujeres de Georgia. Las abrió. Destruyó precisamente lo que las hacía mujeres.

– Es suficiente -dijo Moore.

Pero Rizzoli era implacable.

– Podría haberle sucedido a usted, doctora Cordell.

Catherine sacudió la cabeza.

– ¿Por qué hace esto?

– Doctora Cordell, no hay nada que desee más que atrapar a ese hombre, y se me ocurrió que podría ayudarnos. Que querría evitar que sucediera lo mismo con otras mujeres.

– ¡Esto no tiene nada que ver conmigo! Andrew Capra está muerto. Está muerto desde hace dos años.

– Sí. Leí el informe de su autopsia.

– Bien, yo puedo garantizarle que está muerto -respondió Catherine-. Porque fui yo la que maté a tiros a ese hijo de puta.

Cuatro

Moore y Rizzoli transpiraban dentro del auto, con el aire caliente rugiendo desde la salida de ventilación. Hacía diez minutos que estaban atrapados en un embotellamiento, y el auto no se enfriaba.

– Los que pagan impuestos obtienen aquello por lo que pagan -dijo Rizzoli-. Y este auto es un montón de chatarra.

Moore apagó la ventilación y bajó la ventanilla. El olor del pavimento caliente y de los escapes sopló dentro del auto. Ya estaba bañado en sudor. No lograba entender cómo Rizzoli podía seguir con su chaqueta puesta; él se había quitado su saco al minuto de salir del Centro Médico Pilgrim, cuando los envolvió un pesado manto de humedad. Sabía que ella debía de sentir el calor, porque vio la transpiración brillante sobre su labio superior, un labio que probablemente nunca había conocido el lápiz labial. Rizzoli no era fea, pero mientras que otras mujeres se realzan con maquillaje o usan aretes, Rizzoli parecía determinada a opacar sus atractivos. Usaba unos lúgubres trajes oscuros que no favorecían su pequeña contextura, y su pelo era una descuidada mata de rizos negros. Ella era así, y lo aceptabas o te podías ir sencillamente al infierno. Entendía la razón por la que había adoptado esa actitud de «vete a la mierda»; probablemente la necesitaba para sobrevivir como mujer policía. Rizzoli era, por sobre todo, una sobreviviente.

Tanto como lo era Catherine Cordell. Pero la doctora Cordell había desarrollado una estrategia diferente: la retirada. La distancia. Durante la entrevista sintió que la miraba a través de un vidrio escarchado, tan distante le había parecido.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El cirujano»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El cirujano» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «El cirujano»

Обсуждение, отзывы о книге «El cirujano» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.