Tess Gerritsen - Llamada A Medianoche

Здесь есть возможность читать онлайн «Tess Gerritsen - Llamada A Medianoche» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Llamada A Medianoche: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Llamada A Medianoche»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una llamada a medianoche despertó a la recién casada Sarah Fontaine. En lugar de oír la voz de su marido desde Londres, oyó la de un desconocido llamado Nick O'Hara que le decía que Geoffrey había muerto en el incendio de un hotel en Berlín. Convencida de que su marido estaba todavía vivo, Sarah decidió investigar por su cuenta con la ayuda de Nick. Había demasiadas preguntas sin respuesta, y las respuestas podían ser fatales…

Llamada A Medianoche — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Llamada A Medianoche», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Tarasoff se incorporó y tomó el papel.

– ¿Qué piensa de todo esto, señor Potter?

El interpelado se encogió de hombros.

– No estoy muy seguro.

– ¿Cree que ese tal O'Hara pueda ser espía de alguien?

Potter lanzó una carcajada.

– ¿O'Hara? No, demasiao honrado. La clase de hombre que se pasa el día preocupándose por ballenas muertas o esas cosas -miró el sandwich a medio comer del otro-. ¿Piensas terminar eso?

– No, señor. Puede quedárselo.

Potter aceptó la sugerencia y dio un mordisco.

– O'Hara no es tonto, pero es pura teoría, nada de práctica. Habla cuatro idiomas. No es un mal diplomático, pero no vive en el mundo real.

– ¿Pero por qué se ha mezclado en esto? No tiene sentido.

– ¿Nunca has estado enamorado?

– Estoy casado.

– No, me refiero a enamorado.

– Bueno, sí; supongo que sí.

– Supones. Eso no es amor. Me refiero a algo apasionado, algo que te vuelve loco y te hace arriesgar tu vida. Quizá incluso casarte.

– ¿Está enamorado de Sarah Fontaine?

– ¿Por qué no?

Tarasoff movió la cabeza con gravedad.

– Yo creo que está espiando.

Potter soltó una carcajada.

– No subestimes el poder de las hormonas.

– Eso mismo dice siempre mi mujer -Tarasoff frunció el ceño y miró la manga de la chaqueta de su superior-. Será mejor que se limpie esa mostaza.

Potter miró la gota amarilla de su manga. Día nuevo, mancha nueva. Buscó una servilleta y acabó conformándose con un trozo de folio.

Lo arrojó a la papelera. Falló. Se levantó de la silla con un gruñido. Estaba levantando el papel cuando se abrió la puerta.

– ¿Sí? -preguntó. Luego, guardó silencio.

Tarasoff se volvió y miró al hombre que había en el umbral. Era Jonathan Van Dam.

Potter carraspeó.

– Señor Van Dam. No sabía que estaba en Londres.

El recién llegado se sentó en la silla que ocupaba antes Potter y apartó unos vasos de plástico de la mesa antes de colocar su maletín sobre ella.

– Siento curiosidad sobre un tema. Habíamos intervenido el teléfono de Sarah Fontaine… ¿y sabe lo que ocurrió hace unos días? Recibió una llamada de su esposo. Toda una hazaña, ¿no le parece? ¿O las comunicaciones han mejorado tanto?

Potter y Tarasoff se miraron.

– Señor, puedo explicar… -dijo el primero.

– Sí -repuso Van Dam, muy serio-. Creo que debe hacerlo.

Nick y Sarah ofrecían el rostro al viento en los altos acantilados de Margate. Las gaviotas se lanzaban desde el cielo y sus gritos cortaban el aire como plañideras. El sol brillaba con fuerza y relucía como cristales rotos. Hasta Sarah empezaba a cobrar vida bajo aquel toque mágico.

Desde que saliera de Londres esa mañana, se había quitado la chaqueta y la bufanda. Ataviada ahora con una camisa de algodón blanca y la falda gris, se detuvo bajo el sol y levantó el rostro hacia él. Estaba viva. Un hecho que había olvidado a menudo en las dos últimas semanas.

– ¿Sarah? -Nick le tocó el brazo y señaló al sendero. Con su camisa y pantalones desgastados parecía más un pescador que un burócrata-. ¿Falta mucho?

– No. Está encima de la colina.

El hombre echó a andar y ella lo observó. No conocía todavía sus razones para estar allí pero se fiaba de él. Era un amigo, y aquello era lo único que importaba.

Nick miró hacia atrás. No había rastro de ningún perseguidor. Estaban solos.

– Me pregunto por qué no nos siguen.

– A lo mejor se han cansado.

– Bien, sigamos.

– No te gusta la CIA, ¿verdad? -preguntó ella.

– No.

– ¿Por qué?

– No me fío de ellos. Y de Roy Potter el que menos.

– ¿Qué te hizo el señor Potter?

– A mí nada. Excepto quizá enviarme de vuelta a Washington.

– ¿Tan malo es Washington?

– No es el lugar ideal para la carrera diplomática.

– ¿Cuál lo es?

– Los lugares calientes. Sudáfrica. África.

– Pero tú estabas en Londres.

– No fue mi primera opción. Me ofrecieron Camerún, pero tuve que rechazarlo.

– ¿Por qué?

– Por Lauren. Mi ex mujer.

– Ah.

La joven se preguntó qué había fallado entre ellos. ¿Rutina? ¿El aburrimiento? No podía imaginar que nadie se aburriera de Nick. Era un hombre de muchas capas, cada una más compleja que la anterior. ¿Podía llegar a conocerlo una mujer?

Cruzaron en silencio la fila de buzones y vieron la casa blanca detrás de la valla de madera. El jardinero viejo no estaba a la vista.

– Es ahí -dijo ella.

– Vamos a ver si hay alguien -repuso Nick. Se acercó a llamar al timbre, pero no hubo respuesta-. Creo que está vacía. Mejor.

– ¿Nick? -lo siguió a la parte de atrás y lo encontró moviendo el picaporte.

La puerta se abrió lentamente. La luz del sol iluminó el suelo de piedra pulida. A sus pies yacía un trozo de plato de porcelana. No se veía nada más fuera de su sitio. Los cajones de la cocina estaban cerrados. En la ventana había dos plantas. El goteo de un grifo era lo único que se oía.

– Espera aquí -le susurró Nick

Desapareció en la habitación siguiente y ella miró a su alrededor. Se hallaba en el corazón de la casa. Allí cocinaba Eve y Geoffrey y ella reían juntos. La estancia parecía resonar todavía con su presencia. Y ella era una intrusa allí.

– ¿Sarah? -la llamó Nick desde el umbral-. Ven a ver esto.

Lo siguió a la sala de estar. En los estantes había libros encuadernados en piel. Figuritas de china decoraban la chimenea. En el hogar había todavía cenizas. Solo habían tocado un escritorio. Habían vaciado los cajones y roto y tirado al suelo un montón de correspondencia.

– El robo no fue el motivo -dijo él, señalando las figuritas antiguas de la chimenea-. Creo que buscaban información. Una agenda, quizá. O un número de teléfono.

La joven miró a su alrededor. Un poco más allá vio una puerta abierta. Una fascinación inexplicable y dolorosa la atrajo hacia ella. Sabía lo que había más allá, pero no podía detenerse.

Era el dormitorio. Miró la colcha de flores de la cama doble con los ojos llenos de lágrimas. Era la cama de otra mujer. ¿Cuántas noches había pasado Geoffrey allí? ¿Cuántas veces habían hecho el amor? ¿La echaba de menos cuando no estaba allí?

Eran preguntas que solo él podía contestar. Tenía que encontrarlo o nunca sería libre.

Salió de la casa llorando y un momento después miraba el mar desde el acantilado. Apenas oyó los pasos de Nick acercarse.

Pero sintió las manos de él posarse con suavidad en sus hombros. No habló; se limitó a acompañarla en silencio. Y eso era lo que ella necesitaba.

Después de un rato, se volvió hacia él.

– Tengo que encontrar a Geoffrey -dijo-. Y tú no puedes venir conmigo.

– No puedes ir sola. Mira lo que le ocurrió a Eve.

– No me quieren a mí. Quieren a Geoffrey. Y yo soy su único vínculo. No me harán nada.

– ¿Y cómo vas a encontrarlo?

– Me encontrará él.

Nick movió la cabeza.

– Eso es una locura. No sabes a lo que te enfrentas.

– ¿Y tú sí? Si lo sabes dímelo.

Nick no contestó. Se limitó a mirarla con ojos que se habían oscurecido hasta adquirir una tonalidad a plata manchada.

Sarah se volvió y echó a andar, y él la siguió con las manos en los bolsillos. Se detuvieron ante los buzones, donde Whitstable Lane se fundía con el sendero del acantilado.

Un cartero se llevó una mano a la gorra y se alejó con su bici por el camino. Acababa de entregar el correo. Sarah metió la mano en el buzón del número 25. Había otra catálogo y tres facturas, todas dirigidas a Eve.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Llamada A Medianoche»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Llamada A Medianoche» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - Keeper of the Bride
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - Harvest
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - The Keepsake
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - The Apprentice
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - El cirujano
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - Body Double
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - Vanish
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - Call After Midnight
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - Laikoma kalta
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - Pažadėk, kad grįši
Tess Gerritsen
Отзывы о книге «Llamada A Medianoche»

Обсуждение, отзывы о книге «Llamada A Medianoche» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x