Michael Connelly - El Veredicto

Здесь есть возможность читать онлайн «Michael Connelly - El Veredicto» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Veredicto: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Veredicto»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El veredicto reúne por primera vez a los hermanos Harry Bosch y Mickey Haller.
Un thriller legal que se ha convertido en la novela más vendida de Connelly en sus más de veinte años de trayectoria como escritor.
Michael Connelly retoma a Mickey Haller en El veredicto. Haller apareció por primera vez en El inocente, novela con la que el autor cambió de temática, ya que hasta entonces, Connelly nunca había escrito un thriller legal. Ese cambio de tercio, que se repite en El veredicto, tiene un valor añadido: en él se revela que Haller es hermano -por parte de padre- de Harry Bosch.
Michael Connelly ha convertido sus novelas negras, protagonizadas por el detective Harry Bosch, en la mejor y más acerada crónica social de Estados Unidos. Sus hipnóticas tramas están pegadas a la actualidad, poseen un ritmo trepidante, vertiginosos giros argumentales, suspense y humor. Y, por supuesto, cuentan con Harry Bosch, uno de los héroes más atractivos de la ficción criminal contemporánea: un tipo complejo, torturado, amante del jazz y con un largo historial de amores fallidos. Connelly, que trabajó como reportero de sucesos en Los Angeles Times antes de dedicarse a la literatura, es hoy uno de los escritores más leídos y premiados del mundo. Sus novelas ocupan de manera imbatible el primer puesto de las listas de ventas, han sido adaptadas al cine e inspirado álbumes de música. En su última entrega, El veredicto, Bosch deberá enfrentarse a uno de los sucesos más peligrosos de su carrera en un thriller apasionante que mantendrá en vilo al lector hasta la última página.
El abogado Mickey Haller hereda los casos de un compañero, Jerry Vincent, cuando éste aparece asesinado en su coche. Uno de ellos requiere su atención inmediata: la defensa de Walter Elliot, un conocido magnate de cine y dueño de un estudio de Hollywood, acusado de matar a tiros a su esposa y a su presunto amante tras sorprenderlos juntos en una de sus casas, en la playa de Malibú. El suceso, con su llamativo cóctel de fama y sexo, aparece diariamente en los medios de comunicación, que ven el doble homicidio como una réplica del famoso caso de O.J. Simpson. El asesinato del primer abogado de Elliot, Jerry Vincent, aumenta aún más la atención mediática.
Mickey Haller no es nuevo para los lectores de Connelly, pues protagonizó otras de sus grandes novelas, El inocente. Ahora regresa malherido, sentimental y económicamente. El abogado, que no tiene más oficina que su coche, ve en el caso Elliot la posibilidad de rehacer su vida gracias al generoso sueldo que ofrece su cliente. Pero la defensa que ha de elaborar no es fácil: el productor tiene un carácter rudo y antipático y es extremadamente frío, lo que dificulta creerle inocente. El trabajo de Haller se complica aún más cuando el detective Harry Bosch, del Departamento de Policía de Los Ángeles, se interpone en su camino. Bosch, que está investigando el asesinato de Vincent, requiere información sobre los expedientes que éste llevaba. Haller se niega a colaborar, alegando que esa información quebrantaría la confidencialidad que debe a Walter Elliot. Ni el detective Bosch ni sus argumentos inspiran confianza al abogado. “Todo el mundo miente. Los policías mienten. Los abogados mienten. Los testigos mienten. Las víctimas mienten. Un juicio es un concurso de mentiras”, asegura.
Pero los datos que Bosch descubre sobre los últimos días del asesinado Vincent alertan sobre el peligro que corre la vida del propio Haller. Aunque el abogado y el detective desconfían uno del otro y aunque sus intereses son claramente opuestos, ambos unirán sus fuerzas para resolver un caso que promete ser el mayor y más peligroso de sus carreras. Haller y Bosch utilizarán todas las armas a su alcance para descubrir la verdad en una ciudad, Los Ángeles, donde todo el mundo miente.
Connelly es un consumado escritor de novela negra, pero sobre todo es un agudo y mordaz cronista del mundo en el que vivimos. Gran admirador de Raymond Chandler, él mismo ha definido en repetidas ocasiones el espíritu de su literatura: “Todo lo que deseo cabe en una novela negra”. Su último libro, El veredicto, es un plato exquisito: zampe la novela de un bocado, disfrute del duelo entre el detective y el abogado, y aguarde con ansiedad la siguiente entrega de Bosch.

El Veredicto — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Veredicto», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Unas dos horas. Sólo tenían a un par de hombres en el turno de noche y tenían que hacer malabarismos.

– ¿ Se quedó con el coche las dos horas?

– No, aproveché una mesa que había en la oficina para redactar el atestado de la detención de Wyms.

– Y ha testificado antes que, al margen de cuál sea el procedimiento, generalmente confía en que el equipo del taller mantenga los coches limpios, ¿ es correcto?

– Sí, así es.

– ¿Hace una solicitud especial o el personal del taller se ocupa de limpiar y mantener el coche?

– Nunca he hecho una petición formal. Supongo que simplemente lo hacen.

– Veamos, durante esas dos horas que estuvo alejado del 356 coche y escribiendo el atestado, ¿sabe si los empleados del taller lo limpiaron o desinfectaron?

– No, no lo sé.

– Podrían haberlo hecho y no necesariamente lo habría sabido, ¿no?

– Sí.

– Gracias, agente.

Vacilé pero me levanté para la contrarréplica.

– Agente Stallworth, ha dicho que tardaron dos horas en reparar el coche porque andaban ocupados y faltos de personal, ¿correcto?

– Correcto.

Lo dijo con un tono de «joder, ya me estoy hartando de esto».

– Así que es poco probable que estos tipos tuvieran tiempo de limpiar el coche si no se lo pedía, ¿correcto? -No lo sé. Tendría que preguntárselo a ellos.

– ¿Les pidió específicamente que limpiaran el coche?

– No.

– Gracias, agente.

Me senté y Golantz renunció a otro turno.

Era casi mediodía. El juez hizo una pausa para comer, pero dio al jurado y los letrados únicamente cuarenta y cinco minutos porque pretendía recuperar el tiempo perdido por la mañana. A mí me venía de primera. A continuación, iba mi testigo estrella y cuanto antes la pusiera en el estrado, antes obtendría mi cliente un veredicto de absolución.

49

La doctora Shamiram Arslanian era una testigo sorpresa. No en términos de su presencia en el juicio -había estado en la lista de los testigos desde antes de que yo estuviera en el caso-, sino en términos de su apariencia física y personalidad. Su nombre y curriculum en investigación criminalística conjuraban la imagen de una mujer grave, taciturna y científica; una bata blanca de laboratorio y el pelo liso recogido en un moño. Pero no era nada de eso: era una rubia vivaz de ojos azules, con una disposición alegre y sonrisa fácil. No era sólo fotogénica: era telegénica. Sabía expresarse y tenía seguridad en sí misma, pero no era en absoluto arrogante. Su descripción en una palabra era la descripción que todo abogado desea de sus testigos: agradable. Y era raro conseguir eso en una testigo que presentaba tu caso criminalístico.

Había pasado la mayor parte del fin de semana con Shami, como prefería que la llamaran. Habíamos revisado los indicios de residuos de disparo en el caso Elliot y el testimonio que proporcionaría para la defensa, así como el contrainterrogatorio que podía esperar recibir de Golantz. Lo habíamos demorado hasta tan tarde para evitar problemas de revelación. Lo que mi testigo no sabía no podía revelarlo al fiscal, así que la mantuvimos en desconocimiento de la bala mágica hasta el último momento posible.

No cabía duda de que era una celebridad. En una ocasión había presentado un programa sobre sus propios éxitos en Cortes TV. Le pidieron dos veces un autógrafo cuando la llevé a cenar al Palm y tuteó a un par de ejecutivos de televisión que se acercaron a la mesa. También cobraba tarifa de celebridad. Por cuatro días en Los Ángeles para estudiar, preparar y testificar recibiría una tarifa plana de 10.000 dólares más gastos. Buen trabajo si podías conseguirlo, y ella podía. Era bien sabido que Arslanian estudiaba las numerosas peticiones que recibía y que sólo aceptaba aquellas en las que creía que se había cometido un error gravoso o un desliz de justicia. Tampoco venía mal tener un caso que atraía la atención de los medios nacionales.

Me bastaron diez minutos con ella para saber que merecía hasta el último centavo que iba a costarle a Elliot. Sería un problema doble para la acusación. Su personalidad iba a ganarse al jurado y sus hechos iban a ser la puntilla. Buena parte del trabajo en un juicio se reduce a quién testifica y no sólo a lo que su testimonio realmente revela. Se trata de vender el caso al jurado, y Shami podía vender cerillas quemadas. El testigo criminalístico de la acusación era un ratón de laboratorio con la personalidad de un tubo de ensayo. Mi testigo había presentado un programa televisivo llamado Químicamente dependiente.

Oí el rumor del reconocimiento en la sala cuando mi testigo hizo su entrada desde atrás, concitando todas las miradas al acercarse por el pasillo central, cruzar la cancela y el campo de pruebas hasta el estrado de los testigos. Llevaba un traje azul marino que se adaptaba a sus curvas y realzaba la melena de rizos rubios que caía sobre sus hombros. Hasta el juez Stanton parecía obnubilado. Pidió a un alguacil que le llevara un vaso de agua antes incluso de que prestara el juramento. Al experto crimina-lístico de la acusación no le había preguntado si necesitaba nada.

Después de que dijera su nombre, lo deletreara y tomara el juramento de decir la verdad y nada más que la verdad, me levanté con mi bloc y me acerqué al atril.

– Buenas tardes, doctora Arslanian, ¿cómo está?

– Bien. Gracias por preguntar.

Había un rastro de acento sureño en su voz.

– Antes de empezar con su curriculum vítae, quiero sacar algo de en medio de entrada. Usted es una asesora pagada de la defensa, ¿es correcto?

– Sí, es correcto. Me pagan por estar aquí, no por testificar nada que no sea mi propia opinión, tanto si favorece a la defensa como si no. Ése es mi trato y nunca lo cambio.

– Muy bien, díganos de dónde es, doctora.

– Vivo en Ossining, Nueva York, ahora mismo. Nací y me crié en Florida y pasé muchos años en la zona de Boston, yendo a diferentes escuelas.

– Shamiram Arslanian. No me suena a nombre de Florida.

La testigo esbozó una sonrisa radiante.

– Mi padre es armenio al cien por cien. Supongo que eso me hace mitad armenia y mitad floridana. De niña, mi padre me decía que era armaguedana.

Muchos de los presentes en la sala rieron entre dientes educadamente.

– ¿Cuáles son sus estudios en ciencias criminológicas? -pregunté.

– Bueno, tengo dos licenciaturas relacionadas. Tengo un máster en el MIT (el Instituto de Tecnología de Massachusetts) en ingeniería química. También tengo un doctorado en criminología que me concedieron en el John Jay College de Nueva York.

– ¿Cuándo dice «concedieron» se refiere a que es un grado honorífico?

– Cielos, no -dijo con energía-. Me pelé los codos dos años para sacármelo.

Esta vez las risas estallaron en la sala y me fijé en que incluso el juez sonrió antes de hacer sonar educadamente el mazo en una sola ocasión para llamar al orden.

– He visto en su curriculum vítae que también tiene dos diplomaturas. ¿Es cierto?

– Parece que tengo dos de todo: dos hijos, dos coches, incluso tengo dos gatos en casa llamados Wilbur y Orville.

Miré a la mesa de la acusación y vi que Golantz y su segunda estaban mirando al frente sin esbozar la menor sonrisa. Me fijé a continuación en el jurado y vi los veinticuatro ojos posados en mi testigo con embelesada atención. Los tenía comiendo de su mano y todavía no había empezado.

– ¿De qué son sus diplomaturas?

– Tengo una por Harvard en ingeniería y otra del Berklee College of Music. Fui a las dos escuelas al mismo tiempo.

– ¿Tiene una diplomatura en música? -pregunté con fingida sorpresa.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Veredicto»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Veredicto» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Michael Connelly - The Wrong Side of Goodbye
Michael Connelly
Michael Connelly - Murder in Vegas
Michael Connelly
Michael Connelly - The Crossing
Michael Connelly
Michael Connelly - The Drop
Michael Connelly
Michael Connelly - The Fifth Witness
Michael Connelly
Michael Connelly - Nueve Dragones
Michael Connelly
Michael Connelly - Cauces De Maldad
Michael Connelly
Michael Connelly - Cmentarzysko
Michael Connelly
Michael Connelly - The Brass Verdict
Michael Connelly
Michael Connelly - The Scarecrow
Michael Connelly
Отзывы о книге «El Veredicto»

Обсуждение, отзывы о книге «El Veredicto» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x