Denise Mina - Muerte en el Exilio

Здесь есть возможность читать онлайн «Denise Mina - Muerte en el Exilio» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Muerte en el Exilio: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Muerte en el Exilio»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Laureen O'Donnell trabaja en la Casa de Acogida para Mujeres de Glasgow, donde conoce a Anne Harris, una chica que llega al centro con dos costillas rotas y en plena batalla contra el alcoholismo. Dos semanas después, el cuerpo de Anne aparece en el río, grotescamente mutilado y envuelto en una manta. Todo apunta a que el marido de Anne es el asesino, pero ¿no puede haber un culpable menos evidente?
Maureen y su amiga Leslie tratan de romper con la indiferencia que rodea el asesinato de Anne, aunque, misteriosamente, Leslie mantiene la boca bien cerrada y no cuenta todo lo que sabe. En un intento por aclarar la confusión en la que se ve sumida su vida, Maureen viaja a Londres. Sin embargo, en lugar de solucionar sus problemas, pronto se verá inmersa en un mundo de violencia y drogadicción.

Muerte en el Exilio — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Muerte en el Exilio», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Qué te ha dicho? -preguntó Leslie despreocupada, como si no le importara, pero Maureen podía olerse que perseguía algo, algo demasiado privado y precioso como para compartirlo con ella.

– No mucho -dijo, encogiéndose de hombros-. Ann les debe dinero a unos usureros y él no cree que vuelva nunca. Se ha llevado la tarjeta de la prestación social de los niños y el dinero desaparece sistemáticamente.

Leslie se incorporó.

– ¿Ah, sí?

– Sí.

Leslie se paró a pensar en eso.

– ¿Así que lo está cobrando ella?

– No lo sé. ¿Cuándo llegó Ann a la casa?

– El nueve de diciembre -dijo Leslie, sin dudarlo ni un momento-. ¿Por qué?

– Hay un espacio de un mes entre que abandonó a Jimmy y acudió a nosotros. Por lo visto, iba y venía de Londres.

– ¿Quién te lo ha dicho?

– Él.

– Ya -dijo Leslie en un tono escéptico-. ¿Y por qué tendrías que creerte lo que diga ese gilipollas?

– Mira -dijo Maureen-. Sólo es un pobre hombre que no sabe nada. Ella no va a regresar y él no le pegó, y punto.

– ¿Sabes todo eso con sólo haberlo visto una vez?

Sin embargo, Leslie no había visto el piso desnudo, no había olido el ascensor, no podía ni imaginarse el esfuerzo que debe suponer para Jimmy levantarse cada mañana y seguir adelante. Maureen encendió un cigarro, amenazada por la imagen de los dientes afilados de Jimmy.

– Creo que Ann tenía un novio -dijo-, y que ha vuelto con él y que es él quien le pega. Ahora debe estar con él, divirtiéndose a costa del dinero de la prestación social mientras que ese pobre idiota lo único que tiene para sus hijos es pan acuoso y margarina.

Leslie la miró de manera despectiva.

– ¿Por qué crees que dice la verdad?

– Porque si estuviera mintiendo -dijo Maureen, con firmeza-, se hubiera inventado algo mejor.

Leslie observó cómo Maureen miraba miserablemente alrededor del bar, dando unos sorbos rápidos como lo hacía últimamente, suspirando fuerte, como si quisiera irse y estar sola. Leslie sabía que estaba nerviosa con eso de que Michael había vuelto a Glasgow, pero estaba nerviosa, enfadada y asustada por cualquier cosa. Cada vez pasaban menos tiempo juntas y Leslie no encontraba ninguna solución. A Maureen no le caía bien Cammy porque no era educado ni había ido a la universidad. Deberían de estar más unidas ahora que trabajaban juntas, pero no era así. Maureen estaba histérica la mitad del tiempo, y la otra mitad estaba aburrida, y tenía un novio nuevo que ni se había tomado la molestia de mencionar, Leslie tuvo que enterarse en la oficina por Katia. Estaba empezando a pensar que habían estado demasiado cerca, que el pasado había sido demasiado intenso, con lo de la campaña de los pósteres y lo de Millport, y había visto una faceta de Maureen que le daba miedo. Se avecinaba una bronca y sabía que sería de las fuertes. Le dio una calada al cigarro y miró al techo. Maureen estaba mirando los resultados de la carrera. Estaba mirando los resultados de la carrera en vez de hablar con ella.

– ¿Qué deberíamos hacer ahora? -preguntó Leslie.

Maureen tomó un trago de whisky y volvió a mirar los resultados de la carrera.

– ¿Quieres encontrar a Ann? -dijo.

– Sí -dijo Leslie.

– Bueno, entonces ¿por qué no preguntas en los bares alrededor del edificio? Puede que la hayan visto.

Leslie se la quedó mirando. Había ido a Millport con ella. Se había pasado un verano en un psiquiátrico haciéndole compañía, la había sacado a dar vueltas por ahí durante semanas después del asesinato de Douglas, y ahora Maureen no quería ayudarla.

– A ti te importa una mierda lo que le haya pasado a Ann, ¿no, Maureen?

Maureen suspiró.

– Joder, Leslie, dame un respiro. Se ha largado. Acéptalo. Se largó y abandonó a sus hijos y a su pobre marido para pagarse las deudas de la bebida.

– ¿Su pobre marido? Yo no me creo esa mierda.

– Sé que él no le pegó.

– ¿Por qué? Porque parecía un tío normal, ¿no? -dijo Leslie, haciendo valer su cargo. Era un artículo de fe básico de las Casas de Acogida Hogar Seguro el que cualquier hombre era capaz de pegar a una mujer, y para ella, el hecho de que Maureen descartara la posibilidad de que hubiera sido Jimmy sólo porque era normal era lo mismo que llamarla idiota.

– Vale, Leslie. Déjalo. No se trata de una teología de las Casas de Acogida Hogar Seguro.

– Maureen, cada semana mueren dos mujeres asesinadas por su pareja o por un ex.

– A la mierda -gritó Maureen, perdiendo los nervios-. Ya sé todo eso. Sé que no le pegó porque es un pasota, y lo han utilizado, y tiene cuatro niños de menos de diez años y ella se ha largado y no le importa una mierda. Es posible que los usureros le dieran una paliza, ¿no se te ha ocurrido? Quizá fuera por eso que quería las fotos de la paliza, para usarlas como protección si volvían a buscarla.

Maureen le estaba gritando en medio del bar repleto de gente. Leslie no sabía qué hacer. No podía huir de otra pelea porque ya se había echado para atrás en Millport, y Maureen nunca la respetaría si se echaba atrás otra vez. Se apoyó en la mesa y le dijo, en voz baja:

– ¿Quieres pelea?

Maureen resopló, y le gritó:

– ¿Que si quiero qué?

– Salgamos y peleémonos y solucionemos esto de una vez por todas.

– ¿Qué coño te pasa?

– Me pelearé contigo -dijo Leslie, con calma-. Las cosas ya no son igual desde lo de Millport.

– ¡Qué pena que entonces no estuvieras tan lanzada! -Estuvo mal que Maureen dijera aquello pero ahora ya no había vuelta atrás. La última posibilidad de medir las palabras se desvaneció, y Maureen fue a por todas-. Has cambiado mucho desde que empezaste a salir con ese gilipollas de Cammy.

Leslie se levantó.

– ¿Cómo he cambiado?

Maureen también se levantó para estar frente a ella, dando un golpe en la mesa con el vaso, tirando el cenicero al suelo.

– Te crees perfecta -le gritó-. Siempre estás de mala leche. -La golpeó con el dedo en el hombro-. ¿Y por qué coño siempre te paseas por ahí enseñando las tetas?

– ¡señoras! -El camarero cruzó corriendo el local, gritando más alto que ellas-. señoras. O se calman o se van a su casa.

Se giraron las dos a la vez, mirándolo fijamente, y él supo que la pelea no iba a terminar ahí. Les indicó la puerta con las manos.

– Buenas noches a las dos -dijo firmemente.

Ellas cogieron los abrigos y los cascos y salieron furiosas del bar hacia la noche lluviosa, parándose en la acera mientras las puertas del bar se cerraban. Oían a la gente en el bar gritando un largo «Uuuuuuu» y riéndose de ellas. Leslie se inclinó hacia la cara de Maureen.

– Devuélveme mi casco.

Un poco de saliva fue a parar al ojo de Maureen.

– Toma -dijo, dándole el casco-. ¡Toma!

Leslie lo cogió y se fue por la esquina, dejando a Maureen sola en medio de la lluvia. Deberían haberse esperado cinco minutos. Al cabo de cinco minutos habrían llorado y se habrían abrazado. Se hubieran ido a casa con una botella y lo hubieran hablado. Maureen esperó en la acera, con la esperanza de que Leslie volvería.

Se abrió la puerta del bar y salió una pareja. Reconocieron a Maureen y sonrieron, pasándose los brazos por los hombros, y se fueron caminando bajo la tormenta. Las puertas se cerraron, golpeando el marco un par de veces, hasta que se quedaron quietas. No había nadie por la calle. Una manzana más arriba, alguien puso en marcha una moto y se fue en dirección oeste. Leslie no volvía. Maureen esperó. Leslie no volvía.

Se fue a casa andando bajo aquella molesta lluvia, demasiado triste y cansada como para pensar. La lluvia le resbalaba por la cara, le empapaba el pelo, le bajaba por el cuello y le mojaba la camisa. Ya había llegado a los pies de la empinada colina donde vivía cuando se acordó de Jimmy. Dio media vuelta y volvió caminando por la carretera, parándose en un cajero automático. Sacó doscientas cincuenta libras, entró en el edificio de Finneston y cogió el asqueroso ascensor hasta el segundo. Caminó de puntillas por el pasillo y metió el dinero por debajo de la puerta de Jimmy. Se fue corriendo escaleras abajo por si él salía y la veía. Sabía por propia experiencia que no hay nada que rebaje a alguien más ferozmente que la lástima, y Jimmy ya estaba suficientemente humillado.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Muerte en el Exilio»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Muerte en el Exilio» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Giorgio Scerbanenco - Muerte en la escuela
Giorgio Scerbanenco
Denise Mina - Exile
Denise Mina
Denise Mina - Field of Blood
Denise Mina
Denise Mina - Still Midnight
Denise Mina
Denise Mina - Resolution
Denise Mina
Denise Mina - Garnethill
Denise Mina
Denise Mina - Muerte en Glasgow
Denise Mina
Denise Mina - Campo De Sangre
Denise Mina
Denise Mina - The Dead Hour
Denise Mina
Denise Mina - Slip of the Knife
Denise Mina
Отзывы о книге «Muerte en el Exilio»

Обсуждение, отзывы о книге «Muerte en el Exilio» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x