Yo soy un Hostil.
Sentado aquí, en uno de los dormitorios de esta sucia y sórdida casita, finalmente he conseguido aceptar que soy un Hostil. El nombre parece tan erróneo ahora… pero comprendo por qué nos lo han dado. Para esos en el exterior -esos que no han sentido lo que yo estoy sintiendo ahora- nuestras acciones se pueden malinterpretar con facilidad como consecuencia del odio. Pero no lo son. Todo lo que he hecho hoy ha sido en defensa propia. He matado para evitar que me matasen. Esa gente, esa gente «normal», es la que odia. No puedo explicarlo. Lo puedo ver en sus ojos y casi lo puedo oler en el aire a su alrededor. Es como un sexto sentido, un instinto. Sentí cómo manaba de Harry y por eso lo maté. Ha ocurrido lo mismo con el hombre de la planta baja y será lo mismo con el próximo que encuentre. Seguiré adelante y seguiré matando durante todo el tiempo que haga falta.
Y ahora puedo ver adónde lleva todo esto. Al fin empiezo a comprender por qué, desde fuera, toda esta crisis ha parecido tan interminable y errática. Somos nosotros contra ellos. No va a haber un empate o una tregua o ninguna negociación política para resolverlo. Esta lucha no tendrá fin hasta que una de las partes prevalezca y el enemigo esté muerto a sus pies.
Se trata de matar o morir.
Odiar o ser odiado.
La luz ha empezado a desvanecerse y estoy preparado para seguir adelante. He esperado hasta ahora con la esperanza de obtener de la oscuridad un poco de cobertura y protección. Tomo un poco de comida de la cocina (casi no hay nada aprovechable) y ya estoy dispuesto para volver al exterior.
Durante el corto espacio de tiempo que he pasado en esta casa mi estado de ánimo y mis emociones han oscilado y cambiado de forma constante. La mitad de mí se siente excitado y muy vivo como consecuencia de en qué me he convertido. Una parte de mí se siente libre y sin ataduras por primera vez desde que puedo recordar y me siento aliviado de haberme apartado por fin de las partes de mi vida que detestaba. Me siento fuerte, decidido y lleno de energía y, sin embargo, todo eso no cuenta para nada en los momentos en los que pienso en el pasado. Lizzie y yo llevaríamos juntos diez años el próximo año. Hemos educado juntos a nuestros hijos y, aunque hemos tenido nuestros malos ratos, siempre hemos estado muy unidos. Ahora todo eso ha desaparecido y duele. Quizá sea un Hostil, pero sigo sintiendo el dolor. Me gustaría que Liz, Edward y Josh también hubieran cambiado. Tengo que dejar de pensar en ellos. Estoy tratando de encontrar algún sentido a mis emociones. Aún los sigo queriendo pero al mismo tiempo sé que, si tengo que hacerlo, los mataría en un instante.
Mientras atravieso la casa algo llama mi atención.
En la sala de estar, sobre una mesita redonda que está al lado de un sucio y raído sillón, se encuentra un folleto. Un folleto publicado por el gobierno. Parece limpio y nuevo, y a pesar de eso me parece vagamente familiar. Lo recojo y empiezo a hojear sus páginas. Recuerdo haber recibido algo parecido por debajo de la puerta hace unos meses, cuando hubo una amenaza terrorista. El folleto es bastante genérico y le explica al público qué debe hacer en caso de emergencia. Va de amenazas de bomba a desastres naturales, ese tipo de cosas. Le dice a la gente que permanezcan en casa y sintonicen la radio o la tele para nuevas instrucciones. También da información para administrar los primeros auxilios, qué suministros hay que conservar y los números de emergencia. Al final hay un montón de páginas de propaganda y basura: que el país está preparado para cualquier eventualidad y que los servicios de emergencia entrarán en acción de forma inmediata, ese tipo de mierda. Hay algunas páginas sueltas que se han añadido a la guía, y cuando las hojeo me doy cuenta de que lo más probable es que al propietario de la casa se lo dieran los militares después de su visita/inspección/operación de limpieza de hoy. No me sorprende la ausencia de todo dato real y tiene todo el tufillo de la basura política. Aun así, es interesante leer lo que le están contando a la población sobre la gente como yo.
El texto habla de lo que nos ha pasado como si fuera una enfermedad. Lo que implica que se trata de algún tipo de infección o mal que causa una forma de demencia, pero pasa por encima del tema y no utiliza un lenguaje directo u ofrece datos concretos. Dice que una pequeña proporción de la población -sugieren que no más de un uno por cien- es susceptible a ese «trastorno». Habla de síntomas, diciendo que la gente afectada sufre delirios y, al azar, atacará violenta e irracionalmente a otras personas. Jodidos idiotas. No hay nada aleatorio o irracional en lo que he hecho hoy.
Lo que más me preocupa es lo que leo en las últimas páginas adicionales. El folleto explica que la gente afectada está siendo recogida, aislada y «tratada». No hay que ser un genio para deducir que ésa es la razón de los camiones y de los soldados atravesando la ciudad. Pero ¿qué implica ese supuesto tratamiento? Por lo que he visto se limita a una bala en la nuca.
Estoy perdiendo el tiempo. No quiero seguir leyendo. Meto el folleto en mi bolsa y, después de comprobar que la calle está desierta, abandono la casa y dejo atrás a su propietario muerto. Atravesaré la ciudad hasta la casa de la hermana de Liz y traeré a Ellis de vuelta a casa.
Me siento fuerte. Superior a toda la gente que no ha cambiado. Estoy contento de ser uno entre un centenar. Prefiero ser así que ser como ellos.
Me siento como si hubiera corrido durante kilómetros así que ahora he reducido el ritmo. He llegado al extrarradio de la ciudad y ahora hay pocos edificios y pocas sombras para ocultarme. No quiero que me vean. Podría haber cogido un coche pero ahora no circula ninguno por las calles y habría llamado demasiado la atención. He perdido la noción del tiempo. Es última hora de la tarde y la luz ha desaparecido casi por completo. Tengo frío, empapado como estoy por la fuerte lluvia que ha estado cayendo durante la última hora, pero eso sólo es una pequeña incomodidad física y aún me siento sorprendentemente fuerte.
No sé cuánto tiempo he estado fuera, pero hasta ahora sólo he visto un par de personas. Se oyen ruidos lejanos, los militares intentan localizarnos y sacarnos a las calles, pero éstas están vacías. Sé que se supone que hay un toque de queda nocturno pero estoy seguro de que ésa no es la única razón de que no se vea a nadie. Estar en el exterior es demasiado peligroso. A las pocas personas que he visto -figuras solitarias que se deslizan cuidadosamente por las sombras como yo- las he evitado. No me quiero arriesgar a encontrarme con nadie. ¿Serán como yo? Quizá lo sean pero no puedo correr ningún riesgo. Pueden ser como el resto de ellos. Volveré a matar si tengo que hacerlo pero no estoy buscando problemas. Encontrar a Ellis es más importante. Esta noche parece que la parte «normal» de la población se ha ocultado por miedo a nosotros.
Creo que ahora probablemente estoy a medio camino entre mi piso y la casa de la hermana de Liz. He planeado caminar durante toda la noche pero creo que lo más razonable es parar y encontrar pronto un refugio. Ahora los helicópteros vuelven a sobrevolar la ciudad y me siento expuesto. El instinto me dice que muy pronto será demasiado arriesgado estar solo en la oscuridad en el exterior, con los militares patrullando por las calles y el cielo. Si pensase que proseguir fuera seguro, lo haría. Voy a aprovechar la oportunidad para descansar un rato y comer.
No puedo dejar de pensar en Ellis. Mi pobre niñita está atrapada en medio de un grupo de personas que se volverán en su contra en cualquier momento y sin ninguna advertencia previa. Está en peligro y no hay nada que pueda hacer para ayudarla. Quizá ya sea demasiado tarde pero no puedo evitar pensar de esa forma. Conscientemente he intentado sacarlo de mi mente pero sigo pensando en Lizzie, Edward y Josh. Recordarlos me llena de una tristeza abrumadora, y de remordimientos. Me pregunto si ellos también cambiarán. ¿Podría ser que lo que ha cambiado dentro de mí también estuviera oculto en su interior? Me gustaría creerlo pero no tengo demasiadas esperanzas. La información gubernamental que leí antes (si algo de eso era verdad) decía que sólo un pequeño porcentaje de la población corría el riesgo de verse afectada. Yo también percibí una diferencia entre Ellis y los demás. Ella y yo somos iguales. Nos diferenciamos de ellos, lo puedo sentir. Tengo que aceptar que el resto de mi familia está perdida.
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