– Correcto, Lake.
– ¿Estaba usted satisfecho con que el repartidor había sido el asesino?
– Definitivamente. Diablos, encontraron algunas rosas y una nota. Y, por supuesto, estaba el cuerpo. Sí, atrapamos al hombre correcto.
– Había un equipo de investigaciones asignado al caso, ¿no es así?
Grimsbo asintió.
– ¿Era Nancy Gordon uno de los miembros de ese equipo?
– Sí.
– Señor Grimsbo…
– Frank.
– Frank, mi cliente es Peter Lake. El se mudó de Portland hace ocho años y se cambió el nombre por el de Martin Darius. Es un constructor de mucho éxito. Muy respetado. Hace alrededor de tres meses, unas mujeres comenzaron a desaparecer en Portland. Las rosas y las notas eran idénticas a las del caso de Hunter's Point. Éstas se encontraron en las almohadas de las mujeres. Aproximadamente hace dos semanas se encontraron los cuerpos de las tres mujeres y de un hombre, en una obra en construcción perteneciente a Martin Darius. Nancy Gordon le dijo a nuestro fiscal de distrito que Darius o Lake las asesinó
.Grimsbo negó con la cabeza.
– Nancy siempre tuvo a Lake entre ceja y ceja.
– ¿Pero no está usted de acuerdo con ella?
– No. Como dije, Waters era el asesino. No tengo dudas de ello. Ahora, sí nosotros pensamos por un tiempo que Lake era el asesino. Había evidencia circunstancial que señalaba en esa dirección e incluso a mí el tipo no me gustaba. Pero era sólo evidencia circunstancial y el caso contra Waters era sólido.
– ¿Qué le parece lo de Lake cuando abandonó Hunter's Point?
– No puedo culparlo. Si mi mujer y mi hija fueran asesinadas brutalmente, yo no desearía acordarme de eso todos los días. Dejar la ciudad, comenzar de nuevo, suena como algo muy inteligente de hacer.
– ¿Estuvieron de acuerdo los otros investigadores acerca de que Lake era inocente?
– Todos menos Nancy.
– ¿Hubo alguna evidencia que dejara limpio a Lake?
– ¿Como qué?
– ¿Tuvo él una coartada para cuando se produjo cualquiera de las desapariciones?
– No puedo recordar nada de eso. Por supuesto, ha pasado mucho tiempo. ¿Por qué no verifica el archivo? Estoy seguro de que Hunter's Point todavía lo tiene.
– Los archivos se perdieron.
– ¿Cómo sucedió eso?
– No lo sabemos -hizo Steward una pausa-. ¿Qué tipo de persona es Gordon?
Grimsbo bebió su whisky y giró su sillón hacia la ventana. Se estaba cómodo en la oficina de Grimsbo, pero había una fina capa de nieve en el suelo, fuera de la ventana y los árboles sin hojas se mecían bajo el ataque de un viento helado.
– Nancy es una mujer con energía. El caso nos afectó a todos, pero a ella la afectó mucho más. Sucedió justo después de que ella perdiera a su novio. Otro policía. Asesinado en cumplimiento del deber poco antes de su boda. Verdaderamente trágico. Creo que eso la desequilibró por un tiempo. Luego comenzaron a desaparecer las mujeres y ella se sumergió en el caso. Ahora, no estoy diciendo con esto que no sea una buena detective. Lo es. Pero ella perdió objetividad en ese caso en particular.
Steward asintió y tomó algunas notas.
– ¿Cuántas mujeres desaparecieron en Hunter's Point?
– Cuatro.
– ¿Y una se encontró en el sótano de Waters?
– Correcto.
– ¿Qué sucedió con las otras mujeres?
– Se encontraron en una vieja granja, en el campo, si mal no recuerdo. Yo no estuve afectado a ese caso. Me quedaba en la estación escribiendo los informes.
– ¿Cómo las encontraron?
– ¿Cómo dice?
– ¿No mataron a Waters tan pronto como se encontró el cuerpo en el sótano?
Grimsbo asintió.
– Entonces, ¿quién les dijo dónde estaban las otras mujeres?
Grimsbo hizo una pausa y pensó. Luego, negó con la cabeza.
– Usted sabe, honestamente no puedo recordarlo. Puede haber sido su madre. Waters vivía con su madre. O tal vez dejó algo escrito. Simplemente no lo recuerdo.
– ¿Alguna de las sobrevivientes identificó a Waters como el asesino?
– Tal vez sí. Como le dije, no interrogué a ninguna de ellas. Estaban bastante mal, si recuerdo bien. Casi muertas. Torturadas. Fueron derecho al hospital.
– ¿Puede pensar en alguna razón por la que Nancy Gordon no le dijo nada de las sobrevivientes a su fiscal de distrito?
– ¿No lo hizo?
– No lo creo.
– Diablos, no lo sé. ¿Por qué no le pregunta a ella?
– No podemos. Ella ha desaparecido.
– ¿Qué?-Grimsbo se mostró alarmado.
– Gordon apareció en la casa de Alan Page, nuestro fiscal de distrito, una noche muy tarde y le contó el caso de llunter's Point. Luego se registró en un hotel. Cuando Page la llamó por la mañana siguiente, se había ido. Sus ropas estaban todavía en la habitación, pero ella no estaba allí.
– ¿La han buscado? -preguntó Grimsbo ansioso.
– Oh, sí. Ella representa todo el caso de Page. Él perdió la audiencia de la fianza, cuando no fue capaz de presentarla en el tribunal.
– No sé qué decir. ¿Regresó a Hunter's Point?
– No. Ellos pensaban que estaba de vacaciones. Jamás le contó a nadie que venía a Portland y ellos no saben nada.
– Jesús, espero que no le haya sucedido nada serio. Tal vez ella se haya ido a algún lado. ¿No me dijo que el Departamento de Policía de Hunter's Point piensa que estaba de vacaciones?
– Si ella se iba de vacaciones no dejaría su ropa y el maquillaje.
– Sí. -Grimsbo se mostró solemne. Meneó la cabeza. Steward observaba a Grimsbo. El jefe de seguridad estaba muy molesto.
– ¿Hay algo más que pueda hacer por usted, señor Steward? Me temo que tengo algo de trabajo para hacer -le preguntó Grimsbo.
– No, usted ha sido de gran ayuda -Steward le dejó su tarjeta y la de Betsy sobre el escritorio-. Si recuerda cualquier cosa que pueda ayudar en el caso a nuestro cliente, por favor llámeme.
– Lo haré.
– Oh, hay otra cosa. Deseo hablar con todos los miembros del equipo de investigación de Hunter's Point. ¿Sabe dónde puedo encontrar a Glen Michaels y a Wayne Turner?
– Hace años que no tengo noticias de Michaels, pero será fácil encontrar a Wayne dentro de dos semanas.
– ¿Oh?
– Todo lo que debe hacer es encender el televisor. El es el asistente administrativo del senador Colby. Debería estar junto a él cuando se lo confirme en su nuevo cargo.
Steward escribió la información en el anotador, le agradeció a Grimsbo y se marchó. Tan pronto como cerró la puerta, Grimsbo regresó a su escritorio y marcó un número telefónico de Washington, D.C. Wayne Turner contestó al primer llamado.
1
Reggie Steward se sentó en un asiento delante del escritorio del doctor Pedro Escalante. El cardiólogo había aumentado de peso en estos últimos diez años. Su cabello rizado estaba casi completamente cano. Era todavía jovial con sus pacientes, pero su buen humor ya no era característico en él.
Estaban reunidos en el consultorio del cardiólogo, en la Clínica de Wayside. De una de las paredes colgaban dos diplomas, uno de la Universidad de Brown y otro de la facultad de medicina Tufts. Debajo de los diplomas había un dibujo con lápices de cera de un niño. Era la figura de una niña que se hallaba junto a una flor amarilla que era casi tan alta como ella. Un arco iris surcaba todo el dibujo.
– ¿Es esa su hija? -preguntó Steward. Una fotografía de Gloria Escalante, sosteniendo a una pequeña niña en su falda, estaba sobre el escritorio del médico. Steward imaginó que la artista era su hija y le preguntó sobre ella, como una manera de suavizar la conversación que por cierto evocaría recuerdos dolorosos.
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