P. ¿En qué estado vio a la mujer, en esta ocasión?
R. Estaba un poco más bebida que la primera vez, pero seguía siendo muy agradable. No se hizo nada pesada. Fue un gusto servirla, pues se mostraba alegre y risueña. Y cuando recogí la bandeja, dijo algo… He intentado recordar qué fue, y si me hablaba a mí o al hombre, pero no me acuerdo de lo que dijo ni de a quién. Dijo algo y se rió, y yo la miré y sonreí, pero no consigo recordarlo.
P. ¿En que estado tenía la ropa, esta vez?
R. Lo llevaba todo en perfecto orden, menos la delantera del vestido. Por el modo en que estaba confeccionado, de un lado podía verle prácticamente el pecho entero.
P. ¿Significa que no llevaba sujetador?
R. No vi que lo llevase. Sí que vi algo blanco, que tomé por una combinación, con una puntilla también blanca.
P. ¿No podía ser el sujetador, tirado hacia abajo?
R. Tal vez, pero por lo general no llevan encajes.
P. ¿Le vio usted los pies?
R. No, no se los vi. Si hubiera mirado, los habría visto, pero no lo hice. Tengo que asomarme bastante al interior del coche para introducir las bandejas y para llevármelas.
P. A juzgar por el aspecto de la mujer en esa ocasión, ¿se hizo usted alguna idea acerca de la actividad a que se había dedicado inmediatamente antes de su llegada?
R. No sé qué decir. No parecía muy distinta de la primera vez. En esta ocasión la observé mejor, porque estaba de su lado del coche.
P. ¿Considera posible, por el aspecto que según usted tenía la ropa de esa mujer, que volvieran de darse un buen revolcón en alguna parte?
R. Podría ser. Sí, es posible.
P. ¿Pareció en algún momento molesta, furiosa o algo parecido?
R. No, estuvo muy agradable, muy alegre. No paraba de reír. Recuerdo perfectamente su sonrisa.
P. ¿Él no sonreía?
R. No, parecía muy aburrido. Pero tuve que esperar para que me pagara. La vez anterior también había tenido que esperar, de modo que me acerqué y le dije a cuánto ascendía la cuenta. Me tendió un billete de un dólar. Le di el cambio y volví al otro lado del coche, ya que había dejado la propina en la bandeja.
P. ¿Las dos veces pagó con un billete de un dólar?
R. La primera, no lo recuerdo. La segunda, sí.
P. ¿Sacó el billete de la cartera, o directamente del bolsillo?
R. Lo tenía en la mano, pero eso fue momentos antes de que me lo entregase, cuando le llevé la cuenta.
P. ¿Había visto alguna vez a alguna de esas dos personas?
R. Que me acuerde, no. No recuerdo haberlas visto nunca.
P. Desde que hablamos con usted la vez anterior y le enseñamos la prenda de vestir y las fotos que tenemos de esa mujer, ¿le ha surgido alguna duda respecto a que pudiesen pertenecer a la misma persona a que atendió esa noche?
R. No tengo ninguna duda.
P. Si volviese a ver a ese hombre, ¿sería capaz de identificarlo?
R. Estoy totalmente segura de que sí. Lo recuerdo muy bien. No tiene ningún rasgo distintivo, nada que permitiese reconocerlo de inmediato en una multitud. Pero sé muy bien qué aspecto tiene.
P. Bien, dijo usted que tenía la cara delgada. ¿Era una cara extremadamente delgada?
R. Parecía griego o italiano, sobre todo por la nariz. Y la cara, delgadísima.
P. ¿Tuvo usted la impresión de que usaba dentadura postiza, o no?
R. No.
P. ¿Sabe?, a veces, la gente que lleva dentadura postiza tiene la mandíbula un tanto hundida, aquí. ¿Le dio a usted la impresión de que ese hombre la tenía?
R. No, no me la dio.
P. ¿Sólo recuerda que era delgada?
R. Exacto.
POR EL SARGENTO HALLINEN:
P. Probablemente le habrá dado bastantes vueltas a esto, desde que hablamos con usted ayer. ¿Querría usted describirnos, si puede, la indumentaria del hombre?
R. Lo único que recuerdo es que era clara. Llevaba una chaqueta o algo con mangas largas, y era de color claro.
P. Está usted bastante segura de que era claro, ¿no es eso?
R. Ajá.
P. ¿Vestía de sport, o llevaba el traje clásico?
R. No, nada de trajes. Llevaba una especie de chaqueta. Yo diría que sport.
P. ¿Sabe de qué color eran los pantalones?
R. No.
P. ¿Recuerda si llevaba camisa y si ésta era clara u oscura?
R. Llevaba camisa, pero no… no recuerdo si era clara u oscura.
P. ¿Reconocería usted un coche similar al que ocupaban?
R. Sí, seguro.
P. En otras palabras, ¿estaría usted en condiciones de señalar si un coche es parecido o no al que nos interesa?
R. Sí, podría hacerlo. Probablemente no fuese capaz de identificar ese coche en concreto, pero si se tratara de uno igual, lo reconocería.
P. ¿Podría decirme si el coche que usted recuerda estaba pintado en dos tonos o en uno solo?
R. No sé…
P. ¿Se fijó en si alguno de los dos fumaba, mientras la pareja estuvo allí?
R. No me fijé.
P. Volviendo a las facciones del hombre, en su opinión, ¿tenía la piel lisa, normal, o advirtió marcas en ella?
R. Era lisa. Y oscura.
P. ¿No era un hombre de tez clara?
R. No; era un hombre de tez oscura.
P. ¿Pero era blanco?
R. No. No tenía la piel clara, pero tampoco oscura. Quiero decir que no parecía un auténtico mexicano, sino que su tez era similar a la de un italiano.
P. Ha dicho usted que el hombre tenía el cabello negro y peinado hacia atrás, ¿verdad?
R. Ajá.
P. Y también que tenía entradas…
R. No demasiado profundas.
P. Pero era una cabellera abundante, a pesar de ello.
R. Sí, tenía una buena mata de pelo.
P. ¿Observó alguna particularidad en las orejas?
R. No recuerdo.
P. Algo que…
R. (Niega con la cabeza.)
SARGENTO LAWTON: Una cosa más. ¿Se fijó en si el hombre llevaba alguna joya, como un anillo, por ejemplo?
R. No me fijé.
SARGENTO LAWTON: Muchísimas gracias.
DECLARACIÓN CONCLUIDA A LAS 16.15 HORAS.
El miércoles se trasmitió un teletipo a toda la región. En él se resumía el caso Ellroy, a las setenta y dos horas de abrirse la investigación. En él se hacía mención al bolso y la ropa interior que faltaban a la víctima, al varón sospechoso, a la mujer rubia y al Oldsmobile del 55 o del 56. Todas las agencias policiales con información al respecto debían ponerse en contacto con Homicidios de la Oficina del Sheriff o con el Departamento de Policía de El Monte.
Un agente de la Patrulla de Caminos de California llamó a las 22.10 para dar una pista. El telefonista de la comisaría de El Monte tomó nota.
El patrullero conocía a un «hispano moreno» que conducía un Oldsmobile pintado en dos tonos y solía rondar por Five Points. El vehículo llevaba matrícula de fotógrafo de prensa y una antena flexible. El tipo tenía un carácter áspero y era aficionado a interceptar las llamadas de las autorradios de la policía. El agente dijo que tomaría el número de matrícula y pasaría la información.
El teletipo no tardó en calentarse. La muerte de una mujer blanca siempre agitaba los ánimos.
Jueves por la mañana.
Vickers y Godfrey terminaron sus pesquisas por los locales y se pusieron en contacto con el último de sus comunicantes. Ya tenían bastante perfiladas las actividades de la víctima el sábado por la noche.
Hallinen y Lawton enviaron una petición urgente al Departamento de Vehículos a Motor de California, en la que solicitaban datos de todos los Oldsmobile del 55 y del 56 registrados a nombre de personas que viviesen en el valle de San Gabriel.
También enviaron otra petición urgente al Servicio de Archivo de la Oficina del Sheriff. En ella solicitaban fotografías y datos sobre agresores sexuales fichados que guardaran parecido con el hombre moreno. El sospechoso era, muy probablemente, de raza caucásica, pero también podía tratarse de un hispano. Añadieron notas sobre el vehículo que conducía y el crimen en sí: golpes, estrangulamiento y posible violación. La víctima era una mujer blanca de cuarenta y tres años, de quien se sabía que frecuentaba bares.
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