Jeff Lindsay - Dexter en la oscuridad

Здесь есть возможность читать онлайн «Jeff Lindsay - Dexter en la oscuridad» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 2008, ISBN: 2008, Издательство: Umbriel, Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Dexter en la oscuridad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Dexter en la oscuridad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Dexter Morgan no soporta la sangre. Curiosa mania para un forense del Departamento de Policia de Miami. Mas teniendo en cuenta que Dexter aprovecha las noches de luna llena para cortar en pedacitos a otros como el, asesinos en serie que han escapado a la accion de la justicia. Pero es posible que a partir de ahora su vida de un giro decisivo. Es que Dexter le ha dado el si a Rita y esta a punto de convertirse en un marido respetable, la figura paterna a la que imitaran Ashtor y Cody, los hijos de su pareja. Y, en caso de que la vida matrimonial no resultara amenaza suficiente para sus correrias nocturnas, una sucesion de asesinatos rituales podria llevarlo a reconsiderar su propia adiccion al homicidio.

Dexter en la oscuridad — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Dexter en la oscuridad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

El Árbol de la Vida estaba en la periferia de Liberty City, una zona de Miami no apta para ser visitada de noche por turistas de Iowa. Este rincón en concreto había sido tomado por inmigrantes haitianos, y muchos edificios estaban pintados de varios colores chillones, como si no bastara con uno solo. En algunos edificios había murales que plasmaban la vida rural de Haití. Predominaban los gallos y los chivos.

En la pared exterior del Árbol de la Vida había pintado un árbol grande, cosa muy adecuada, y debajo una imagen alargada de dos hombres que tocaban tumbadoras. Aparqué justo delante de la tienda y entré por una puerta con mosquitera, que hizo sonar una campanilla y se cerró de golpe a mis espaldas. En la parte de atrás, al otro lado de una cortina de cuentas colgantes, una voz de mujer dijo algo en criollo. Yo me quedé delante del mostrador de cristal y esperé. La tienda estaba forrada de estanterías que contenían numerosos tarros con cosas misteriosas, líquidas, sólidas e indefinidas. Daba la impresión de que uno o dos contenían cosas que habían estado vivas en su momento.

Al cabo de un momento, una mujer se abrió paso entre las cuentas y se acercó. Aparentaba unos cuarenta años, delgada como un junco, de pómulos altos y una tez como caoba desteñida por el sol. Llevaba un vestido rojo y amarillo largo y suelto, y un turbante a juego en la cabeza.

—Ah —dijo, con un fuerte acento criollo. Me miró de arriba abajo con expresión escéptica y meneó la cabeza—. ¿En qué puedo servirle, señor?

—Ah, bien —dije, y más o menos me callé. ¿Cómo podía empezar, al fin y al cabo? No podía decir que creía estar poseído y quería que el demonio volviera. La pobre mujer me arrojaría sangre de pollo.

—¿Señor? —me urgió, impaciente.

—Me estaba preguntando —dije, lo cual era muy cierto—, ¿tiene libros sobre posesión demoníaca? Este…, ¿en inglés?

La mujer se humedeció los labios con una expresión de suma desaprobación y meneó la cabeza enérgicamente.

—¿Por qué lo pregunta? ¿Es periodista?

—No —dije—. Estoy sólo, hum, interesado. Curiosidad. —¿Curiosidad por el vudú? —preguntó.

—Sólo por lo referido a la posesión.

—Aja —dijo, y si ello era posible, su desaprobación aumenté)—. ¿Por qué?

Alguien muy inteligente debe haber dicho alguna vez que, cuando todo lo demás fracasa, di la verdad. Sonaba tan bien que estaba seguro de no haber sido el primero en pensarlo, y daba la impresión de que era lo único que me quedaba por hacer. Probé.

—Creo —dije—, o sea, no estoy seguro. Creo que tal vez estuve poseído. Hace un tiempo.

—Ya —dijo. Me miró fijamente durante unos momentos, y después se encogió de hombros—. Es posible —añadió por fin—. ¿Por qué lo dice?

—Es que, hum… Tenía la sensación. De que había algo, hum, dentro. Vigilando.

La mujer escupió en el suelo, un gesto muy extraño en una dama tan elegante, y sacudió la cabeza.

—Ustedes, los blancos —dijo—, nos robaron, nos trajeron aquí, nos lo arrebataron todo. Y después, cuando ganamos algo con la nada que nos dan, también quieren una parte. Ja. — Agitó un dedo en mi dirección, como una profesora de segundo amonestando a un mal estudiante—. Escuche, blanco. Si un espíritu entra en usted, lo sabría. No es como en las películas. Es una gran bendición —dijo con una sonrisa de satisfacción—, y no suele ocurrir a los blancos.

—Vaya, qué bien —dije.

—No —dijo—. A menos que lo desee, a menos que solicite la bendición, ésta no llega.

—Pero yo sí quiero.

—Ja —dijo—. Nunca le llegará. Me está haciendo perder el tiempo.

Dio media vuelta y atravesó la cortina de cuentas, en dirección a la trastienda.

Consideré inútil quedarme a esperar si cambiaba de opinión. No parecía probable, ni tampoco que el vudú tuviera respuestas acerca del Oscuro Pasajero. La mujer había dicho que sólo acudía cuando lo llamabas, y que era una bendición. Al menos, era una respuesta diferente, aunque no recordaba haber llamado jamás al Oscuro Pasajero. Siempre estuvo conmigo. Pero para estar seguro del todo, me detuve ante el bordillo de la acera y cerré los ojos. «Vuelve, por favor», dije.

No pasó nada. Subí al coche y volví al trabajo.

«Qué elección más interesante», pensó el Vigilante. Vudú. La idea contenía cierta lógica, por supuesto, no podía negarlo. Pero lo más interesante era lo que revelaba del otro. «Se estaba moviendo en la dirección correcta…, y estaba muy cerca.»

Y cuando apareciera su siguiente pista, el otro estaría mucho más cerca. El chico había sentido tanto pánico que había estado a punto de escapar. Pero no lo había conseguido. Había sido muy útil, y ahora iba camino de recibir su oscura recompensa.

Al igual que el otro.

30

Apenas me había sentado en la silla, cuando Deborah entró en mi pequeño cubículo y se sentó en la silla plegable, delante de mi mesa.

—Kurt Wagner ha desaparecido —dijo.

Esperé a que siguiera hablando, pero no dijo nada, así que asentí.

—Acepto tus disculpas —dije.

—Nadie lo ha visto desde el sábado por la tarde —siguió—. Su compañero de cuarto dice que, cuando volvió, se comportó de una forma muy extraña, pero no dijo nada. Se cambió de zapatos y se marchó, punto. —Vaciló—. Dejó su mochila —añadió.

Admito que eso me animó un poco.

—¿Qué había dentro? —pregunté.

—Rastros de sangre —dijo, como si admitiera que se había comido la última galleta—. Coincide con la de Tammy Connor.

—Vaya, vaya —dije. Creí conveniente no añadir nada acerca del hecho de que había encargado el análisis de sangre a otra persona—. Una pista excelente.

—Sí. Es él. Ha de ser él. Mató a Tammy, metió la cabeza en su mochila y liquidó a Manny Borque.

—Eso parece —dije—. Es una pena. Estaba empezando a acostumbrarme a la idea de que el culpable era yo.

—No tiene ni puta lógica —protestó Deborah—. El chico es un buen estudiante, está en el equipo de natación, es de buena familia… Todo eso.

—Era un chico encantador —dije—. No puedo creer que hiciera todas esas cosas horribles.

—De acuerdo —dijo Deborah—. Lo sé, maldita sea. Un tópico del copón. Pero qué coño… El chico mata a su novia. Tal vez incluso a su compañera de cuarto, porque lo vio. Pero ¿por qué a los demás? Y toda esa mierda de quemarlas, y las cabezas de toro, ¿qué es, Molusco?

—Moloch —corregí—. Un molusco es una almeja.

—Da igual —dijo—. Pero no es lógico, Dex. O sea… —Desvió la vista, y por un momento pensé que, pese a todo iba a disculparse. Pero estaba equivocado—. Si tiene lógica — continuó—, es tu tipo de lógica. El tipo de cosas que tú dominas. —Me miró, pero aún parecía estar avergonzada—. Eso, ya sabes… Me refiero a, hum… ¿Ha vuelto? Tu, hum…

—No —dije—. No ha vuelto.

—Bien, mierda.

—¿Has emitido una orden de busca y captura de Kurt Wagner? —pregunté.

—Sé hacer mi trabajo, Dex. Si está en la zona de Miami Dade, lo atraparemos, y el Departamento de Policía de Florida también lo ha hecho. Si está en Florida, alguien lo encontrará.

—¿Y si no está en Florida?

Me miró fijamente, y vi el principio de la forma de mirarme de Harry antes de enfermar, después de tantos años de policía: cansado, acostumbrándose a la idea de la derrota rutinaria.

—En ese caso, es probable que se libre. Y tendré que detenerte para salvar mi empleo.

—Bien —dije, al tiempo que intentaba con desesperación disfrazar de alegría la tristeza abrumadora—, espero que conduzca un coche muy reconocible.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Dexter en la oscuridad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Dexter en la oscuridad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Dexter en la oscuridad»

Обсуждение, отзывы о книге «Dexter en la oscuridad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x