Karen Rose - Cuenta hasta diez

Здесь есть возможность читать онлайн «Karen Rose - Cuenta hasta diez» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Cuenta hasta diez: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cuenta hasta diez»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Tras ser abandonados por su madre, un chico y su hermano pequeño terminan en la red estatal de hogares de acogida. Sin embargo, quienes a partir de entonces tenían que cuidar de ellos los dejan a su suerte. Y años después…
Reed Solliday tiene más de quince años de experiencia en el cuerpo de bomberos de Chicago, luchando contra los incendios y, sobre todo, investigando su origen. Pero nunca había presenciado nada parecido al reciente estallido de fuegos provocados por alguien frío, meticuloso y cada vez más violento. Cuando en la última casa incendiada aparece el cadáver de una mujer asesinada, Reed se ve obligado a colaborar con la policía. Y la detective de homicidios Mia Mitchell es una mujer impetuosa, más acostumbrada a dar órdenes que a recibirlas, y se niega a aceptar que los motivos habituales puedan ser la causa de un odio tan calculado. Algo más se esconde detrás de todo ello…
Una intriga absorbente por una de las autoras con mayor éxito de ventas en Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania.

Cuenta hasta diez — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cuenta hasta diez», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Mia caminó hacia Kates en un intento de conducirlo hacia la ventana.

– Empecemos de una vez.

Kates agitó su arma.

– Siéntese. Lo haremos a mi manera. Póngase las esposas en las dos muñecas.

«No puede hacer eso -pensó Reed-. No lo hará». El chico estaba a salvo. Ahora Mia daría su siguiente paso. Entreabrió la puerta. Delante tenía una despensa con una puerta abierta que daba a la cocina. Se acercó con sigilo y asomó la cabeza. Annabelle Mitchell estaba sentada de espaldas al horno, maniatada y amordazada. Kates estaba entre la silla y el horno con una llave inglesa en la mano derecha y un cuchillo en la izquierda, apretando la hoja contra la garganta de Annabelle. Al verlo, la mujer abrió los ojos de par en par y Reed meneó la cabeza.

Sus ojos también se abrieron al reparar en el revólver de calibre 38 que descansaba en la parte superior del horno. En algún momento, Kates había ascendido de la pistola de calibre 22 que cogiera de la mesilla de noche de Donna Dougherty.

Cambió de posición hasta tener a Mia en el punto de mira. Estaba sentada en una silla, con las piernas abiertas e inclinada hacia delante.

– Solo hay una cosa que me intriga, Kates. -Tenía las manos entre las rodillas, manejando torpemente las esposas. Ganando tiempo. «Buena chica». Llevaba la pistola de reserva dentro de la bota. Él lo sabía bien. A esas alturas había tenido que quitársela varias veces. Mia estaba esperando la oportunidad para cogerla.

– ¿Solo una? -preguntó Kates con sarcasmo-. Dese prisa con las esposas -añadió impaciente- o la vieja la palma.

– Eso intento -espetó Mia-. Las manos me tiemblan, ¿vale? -Respiró hondo-. Sí, solo una cosa. Las mechas. ¿Por qué son tan cortas? Yo tengo dos teorías. -Levantó la vista con expresión socarrona-. El psiquiatra de mi departamento dice que su cuchillo es una extensión de su polla. Me pregunto si las mechas cortas también lo son.

Mia lo estaba pinchando para que utilizara el cuchillo con ella y no con su madre. Y aunque Reed comprendía su estrategia, el miedo le oprimió el corazón. Apuntó al pecho de Kates. En cuanto apartara el cuchillo de la garganta de Annabelle, sería hombre muerto.

Kates enrojeció.

– Maldita zorra. Sabía que mentiría.

– Y mi segunda teoría -prosiguió Mia con calma- es que las mechas cortas son su forma de hacer frente a la persona que en realidad mató a su hermano. Usted.

– Cierre el pico -susurró Kates, echando fuego por los ojos.

Reed comprendió que Mia estaba a punto de conseguirlo.

– Usted mató a su hermano -dijo la detective-. Cada vez que provocaba un incendio, una pequeña parte de usted confiaba en que el fuego se lo llevara a usted también. Porque usted es el culpable. Usted mató a Shane.

– No tiene ni idea de nada y va a morir. -Sin apartar los ojos de Mia, Kates arrancó la llave del gas del tubo. Pero en lugar de un silbido regular, se oyó un gorgoteo seguido de silencio. «Cuenta eso, imbécil», pensó Reed con satisfacción.

Kates contempló el tubo con cara de pasmo mientras Mia saltaba de la silla con la pistola de reserva en la mano. Pero antes de que Reed pudiera abrir la boca para avisarla, Kates le arrojó la llave inglesa a la cabeza. Mia la esquivó y Kates agarró su revólver.

Reed disparó. El fogonazo retumbó en el silencio de la cocina. El cuchillo de Kates cayó al suelo y, medio segundo después, también Kates. Reed corrió hasta él sujetando la radio con mano temblorosa, pulsando los botones a tientas y a ciegas. Apartó el revólver de la mano de Kates con una patada.

– Kates es nuestro. La madre de Mitchell está herida.

De la garganta de Annabelle brotaba sangre, pero no en exceso. Podría haber sido más grave. Reed agarró un trapo de la encimera y lo apretó contra la herida.

– Mia -dijo, volviéndose… y sus manos se detuvieron en seco.

– Maldita sea, Reed, ¿qué demonios haces ahí? -crepitó la voz furiosa de Spinnelli por la radio.

Pero Reed no contestó. No podía contestar. Mia yacía en el suelo, hecha un ovillo, con la camiseta blanca empapada de sangre. Se arrodilló a su lado, temblando.

– Mia. ¡Mia! -Le levantó la camiseta y el corazón se le paró-. Dios mío. -Tenía un enorme agujero en el costado y la sangre salía a borbotones.

Mareada por el dolor, Mia abrió ligeramente los ojos.

– Reed, ¿lo has atrapado?

Reed se quitó el abrigo y se desgarró la camisa. Tenía que detener la hemorragia o Mia moriría desangrada antes de llegar a urgencias.

– Sí, cariño. No te muevas. La ambulancia está en camino.

– Bien -respondió Mia. Un gruñido emanó de su pecho-. Duele.

Reed apretó la camisa contra la herida.

– Lo sé, cielo.

Mia respiró hondo.

– Debiste dejar que conservara las placas de identificación, Solliday.

La puerta de la calle se abrió de golpe y un equipo de urgencias entró en tropel, seguido de una multitud de agentes encabezados por Marc Spinnelli y Murphy. Murphy apartó a Reed mientras los sanitarios trasladaban a Mia a una camilla.

– La tensión está cayendo en picado. ¡Vamos!

Reed observó, entumecido, cómo la sacaban de la casa y la introducían en la ambulancia.

A renglón seguido, otro equipo se llevó a Annabelle Mitchell. Estaba viva pero inconsciente. Spinnelli se arrodilló junto a Kates y le colocó los dedos en la garganta.

– Está muerto. -Se levantó pesadamente, pálido bajo el frondoso bigote gris-. Un disparo en el pecho y otro en el hombro. De armas diferentes. ¿Quién hizo el disparo en el pecho?

– Yo. Mia le disparó en el hombro. -Las rodillas de Reed estaban amenazando con ceder-. Kates sostuvo un cuchillo en el cuello de Annabelle y luego apuntó con su pistola a Mia. Cuando Kates le arrojó la llave inglesa, Mia le disparó, pero su tiro salió desviado. El mío no. -Se inclinó y recogió su abrigo-. Me voy al hospital.

Spinnelli asintió con vacilación.

– Murphy, sigue a la ambulancia hasta el hospital y llévate a Solliday contigo. Terminaré con esto y luego me reuniré con vosotros.

Lunes, 4 de diciembre, 11:05 horas

– ¿Papá?

Reed abrió trabajosamente los ojos. Beth estaba en la puerta de la sala de espera de cirugía, con una camisa de su padre en la mano y el semblante asustado. Reed se obligó a levantarse pese a tener el estómago revuelto y las rodillas todavía débiles.

– Estoy bien, Beth.

La muchacha tragó saliva y se arrojó a sus brazos.

– Lo sé, lo sé. -Estaba temblando-. Me he enterado de lo de Mia y pensaba que podría haberte ocurrido a ti.

Reed la besó en la coronilla.

– Pues ya ves que no ha sido así. -Y tampoco debería ser el caso de Mia. «Debería haberle disparado a ese cabrón cuando tuve la oportunidad». Pero entonces habría puesto en peligro la vida de Annabelle. Curiosamente, Annabelle no aparecía en los dolorosos secretos que Mia le había desvelado. Pero no había percibido odio hacia su madre. No había percibido nada.

– ¿Cómo está Mia? -preguntó Lauren desde la puerta.

– Sigue en el quirófano. Estamos esperando. -Reed contempló la concurrida sala. Había veinte rostros asustados y demacrados, casi todos por Mia-. Todos estamos esperando.

Beth olisqueó a su padre.

– Hueles a humo. Creía entender que no hubo fuego.

– Es humo de cigarrillos. -La cara de pasmo de Beth le arrancó una leve sonrisa-. No míos. -Murphy se había fumado un paquete entero camino del hospital, abandonando las zanahorias. No podía reprochárselo-. Gracias por la camisa. -Se la puso y no dijo nada cuando Beth se acercó para abotonarla. Habría sido incapaz de abrochársela solo.

Un médico entró en la sala con expresión deliberadamente circunspecta y a Reed se le paró el corazón. «Ha muerto». Beth le estrechó una mano y Dana, la amiga de Mia, se levantó con la cara pálida. Temblaba. Ethan se levantó también y la sostuvo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Cuenta hasta diez»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cuenta hasta diez» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Cuenta hasta diez»

Обсуждение, отзывы о книге «Cuenta hasta diez» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x