• Пожаловаться

Matthew Pearl: La Sombra de Poe

Здесь есть возможность читать онлайн «Matthew Pearl: La Sombra de Poe» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Детектив / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Matthew Pearl La Sombra de Poe

La Sombra de Poe: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Sombra de Poe»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Baltimore, 1849. El cuerpo de Edgar Allan Poe es enterrado en una tumba sin nombre. El público, la prensa y la propia familia del célebre autor asumen su condición de borracho con un patético final. Pero un apasionado admirador, un joven abogado llamado Quentin Clark, decide arriesgarlo todo para restituir el buen nombre de Poe, descubrir el misterio que rodea sus últimos días y descifrar las extrañas circunstancias de su muerte. Inspirado por los relatos de Poe, Clark intenta encontrar al único hombre que puede resolver este extraño caso: la persona en la que se basó Poe para crear al infalible detective C. Auguste Dupin. Con la aparición de dos candidatos comienza una competición sin igual para desentrañar la muerte de Poe y demostrar quién es el «verdadero» Dupin. Clark se verá envuelto en un duelo de inteligencias, un torbellino de misterio y literatura del que sólo podrá escapar investigando.

Matthew Pearl: другие книги автора


Кто написал La Sombra de Poe? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

La Sombra de Poe — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Sombra de Poe», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Pensé en algo que Poe había dicho en una de sus cartas en relación con The Slyhis: Es el magno proyecto de mi vida, escribió. A menos que muera, lo llevaré a cabo. Poe insistía en la misma carta en que yo dejara de pagar el franqueo de respuesta en nuestra correspondencia. Firmaba así la carta: «Su amigo.»

Y por eso yo le escribí a él las mismas palabras: las dos mismas sencillas palabras, puestas con tinta y firmadas con mi nombre debajo, como si formulara un juramento. ¿Quién hubiera podido decir que yo no iba a cumplirlo?

– No -dije, respondiendo a la pregunta de Peter-. Él sabía que yo lo habría defendido.

Capítulo 2

La amenaza llegó un lunes por la tarde. No hubo armas de duelo, ni dagas, ni espadas, ni conatos de estrangulamiento (ni yo hubiera creído que iban dirigidos a mí). La enorme sorpresa de aquel día demostró ser más fuerte.

Mis visitas a las salas de lectura del ateneo de Baltimore se habían vuelto habituales. Cierto proceso a un prominente deudor, que comenzó por esa época, nos obligó a reunir diversos recortes de prensa para apoyar los argumentos de su defensa. En momentos de trabajo abrumador, Peter hubiera sido feliz instalando una yasija en nuestro despacho, sin permitir que entrara un rayo de luz, así que me encomendaba a mí la tarea de cubrir la escasa distancia hasta la sala de lectura para llevar a cabo las investigaciones. Allí también leí más acerca de Edgar Poe y de su muerte.

Un típico relato biográfico, que se había engrosado a medida que se extendían las noticias de la muerte, podía llevar el título de algunos de sus poemas («El cuervo» y, quizá, «Ulalume»); dónde había sido visto (en el hotel y taberna Ryan's, que aquel día de elecciones era también colegio electoral, en las calles High y Lombard), cuándo murió (7 de octubre, domingo, en una cama de hospital), etcétera. Entonces empezaron a aparecer más artículos relacionados con Poe en los más importantes medios de Nueva York, Richmond y Filadelfia, algo más dados al sensacionalismo. Yo encontré algunas de esas menciones en la sala de lectura. ¡Menciones! ¡Y vaya menciones!

Su vida fue un lamentable fracaso. Una mente dotada que dilapidó todo su potencial. Cuyos fantásticos y afectados poemas y narraciones extrañas estaban con frecuencia viciados por su fatal y miserable trayectoria vital. Vivió como un borracho. Murió como un borracho, como una deshonra, como un canalla que calculaba en sus escritos cómo la injuria podía pasar por ejemplo moral. Muchos no deberían olvidarlo (decía una publicación de Nueva York). No merecía ser recordado. He aquí una muestra:

Edgar Allan Poe ha muerto. No hemos conocido las circunstancias de su fallecimiento. Fue repentino y, dado que ocurrió en Baltimore, cabe suponer que se disponía a regresar a Nueva York. Esta noticia habrá consternado a muchos, pero pocos se afligirán por ella.

Yo no podía asistir indiferente a cómo pisoteaban el cadáver de un hombre que brindó a nuestro mundo una visión más amplia de la que nosotros podíamos captar. Quise apartar la mirada, pero al mismo tiempo me acometió la sed de saber qué habían escrito, aunque fuera injusto (o, dadas las peculiaridades de la mente humana, cuanto más necesitaba yo verlo, y cuanto más innoble era lo que veía, ¡más parecía que iba dirigido contra mí!).

Entonces llegó aquella tarde fría, lloviznosa, cuando el cielo de mediodía era igual al de las seis de la mañana o al de las seis de la tarde. Niebla por doquier. Golpeaba como dedos en la cara y punzaba en los ojos y hasta lo profundo de la garganta.

Iba de camino, de nuevo, hacia las salas de lectura del ateneo, cuando un hombre chocó conmigo. Era más o menos de mi estatura, y probablemente de la edad que por entonces hubiera tenido mi padre. La colisión con el desconocido no habría parecido deliberada y sí desprovista de importancia, dadas las malas condiciones de visibilidad, pero el hombre hubo de retorcer el brazo de una manera poco natural para adelantar el codo y darme con él en el brazo. No fue un golpe, sino un encontronazo leve, de pasada, realmente suave en su forma de producirse. Aparté los ojos con indiferencia y esperé escuchar alguna excusa.

En lugar de eso, me llegó una advertencia.

– No es prudente entrometerse en ciertos asuntos e ir propagando ruines mentiras, señor Clark.

Me fulminó con una mirada que perforó la densa atmósfera y, antes de que yo pudiera pensar, ya había desaparecido en la niebla. Me volví a mirar atrás, como si él se hubiera dirigido a algún otro.

No, dijo «Clark». Y yo era Quentin Hobson Clark, de veintisiete años, abogado que se ocupaba principalmente de casos de hipotecas y deudas; yo era ése, y acababa de ser amenazado.

No supe qué pensar, qué hacer. En mi confusión, se me había caído el cuaderno de notas, que permanecía abierto y desordenado en el suelo. En ese momento, mientras lo recuperaba antes de que fuera pisado por un tacón cubierto de barro, me di cuenta de hasta qué punto había estado investigando sobre Poe. El nombre de Poe estaba escrito prácticamente en cada página, en cada línea a la que se dirigiera la vista. Comprendí con súbita claridad lo que había querido decir el desconocido. Se refería a Poe.

Confieso que mi respuesta me asombró. Me quedé tranquilo y dueño de mí mismo, tan calmado que Peter me hubiera estrechado la mano, orgulloso; quiero decir si aquello hubiera estado relacionado con otro asunto. Yo nunca podría ser un abogado como Peter, un hombre que sentía pasión por la declaración jurada o la causa más aburrida, especialmente por la más aburrida de todas. Aunque yo tenía una mente rápida, el talento nunca podría sobrepasar la pasión ni malograr la diversión, por mucho que hubiera memorizado las leyes de Blackstone y Coke. Pero en aquel momento yo tenía un cliente y una causa que no quería abandonar. Me sentía como el mejor abogado conocido.

Recuperé mis sentidos lo suficiente, me sumergí entre la multitud de paraguas y no tardé en identificar la espalda del hombre. Su paso se había vuelto más lento hasta convertirse en un paseo, ¡casi como si se diera una vuelta en verano! Pero quedé decepcionado, pues no era el mismo hombre. Al acortar la distancia, me di cuenta de que en medio de las nubes de niebla todo el mundo parecía aproximadamente igual al sujeto que yo buscaba, incluso las damas más lindas y los esclavos más oscuros. La bruma que se arrastraba nos ocultaba y mezclaba a todos y perturbaba el orden establecido en las calles. Creo que cada persona se esforzaba por mantener la cabeza y el paso en una imitación perfecta e indiferente de aquel hombre, de aquel fantasma.

En la esquina, un reguero de luz de gas hendía la atmosfera espesa desde la ventana medio escondida de un sótano. Provenía de las lámparas exteriores de una taberna, y pensando que aquello podía ser una antorcha para atraer alguna complicidad, corrí hasta allá abajo y me precipité en el interior. Me abrí paso entre los hombres arracimados en torno a sus bebidas, y al final de una larga hilera vi a uno desplomado sobre una mesa. Su abrigo, magnífico en otro tiempo, era exactamente el que, según vi, vestía el fantasma.

Le toqué el brazo. Levantó débilmente la cabeza y se sobresaltó al ver mi semblante preocupado.

– Una equivocación. Señor. ¡Señor! ¡Una grave equivocación por mi parte, señor! -exclamó.

Sus palabras terminaron en una confusión de borracho. Tampoco aquél era el hombre.

– El señor Watchman -me aclaró otro beodo próximo, con un simpático y sonoro susurro-. Es John Watchman. ¡Bebo a su salud, pobre tipo! Y bebo a la salud de usted, si lo desea.

– John Watchman -repetí, aunque en aquel momento ese nombre no significaba nada para mí (si lo hubiera visto en las columnas del periódico, sólo le habría prestado una atención de pasada).

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Sombra de Poe»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Sombra de Poe» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Matthew Pearl: The Poe Shadow
The Poe Shadow
Matthew Pearl
Dean Koontz: El Lugar Maldito
El Lugar Maldito
Dean Koontz
Stephen King: Colorado Kid
Colorado Kid
Stephen King
Benjamin Black: El otro nombre de Laura
El otro nombre de Laura
Benjamin Black
Отзывы о книге «La Sombra de Poe»

Обсуждение, отзывы о книге «La Sombra de Poe» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.