• Пожаловаться

Carlos Castaneda: Relatos De Poder

Здесь есть возможность читать онлайн «Carlos Castaneda: Relatos De Poder» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Эзотерика / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

libcat.ru: книга без обложки

Relatos De Poder: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Relatos De Poder»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Este cuarto volumen de las Enseñanzas de don Juan se abre con un encuentro entre Castaneda y su maestro, en el que el discípulo pregunta a don Juan: «¿Por qué me dio plantas visionarias en el inicio de mi entrenamiento en el camino del conocimiento?» La respuesta a esta demanda es: «Por tu falta de sensibilidad; necesitaba una herramienta para abrir esa cabeza tan dura». Dicho y hecho: en este punto nuestro autor reemprende sus enseñanzas sin la ayuda explícita de las plantas, prosiguiendo su aprendizaje en el camino de la sabiduría del enigmático don Juan… Con plantas o sin ellas, seguiremos en el reino de los ensueños, en el camino del conocimiento, en el mundo de los acertijos, asistiremos a diálogos enigmáticos y tronchantes entre don Juan y el aprendiz Castaneda, con unas descripciones y una narración llenas de una fina psicología, planteando y replanteando constantemente el concepto que uno tiene de al realidad y de la participación y dominio de la misma. Esta entrega de las enseñanzas retoma la situación dónde se había dejado el segundo libro de la serie, Una realidad aparte -pues el tercer libro, Viaje a Ixtlán, fue una reelaboración de lo expuesto en los dos primeros libros, conformando la base para el doctorado que Castaneda presentó en la Universidad de UCLA. En Relatos de poder se expone, largo y tendido, una discusión sobre los conceptos del tonal y el nagual, sobre el conocimiento de las fuerzas y articulaciones del mundo invisible, del dominio de uno mismo, y de la interacción consciente, con propósito y con estrategia en el reino de lo visible e invisible. Algunas personas han querido ver ciertas semejanzas entre lo expuesto en este libro y las enseñanzas zen. Sea como fuere, narrando actitudes zen o estrategias del guerrero Juan Matus, o bien refundiendo estados alterados de consciencia en episodios de ensoñación, este libro, como los otros de la serie, buen puede tomarse como un relato de enseñanzas, de diálogos sin desperdicio y de inquirir e preguntarse una y otra vez sobre el mundo en que vivimos.

Carlos Castaneda: другие книги автора


Кто написал Relatos De Poder? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Relatos De Poder — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Relatos De Poder», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Te estás entregando a tu vicio -dijo con sequedad.

Pareció sumergirse en sus pensamientos, como si buscara una proposición adecuada que hacer.

– El problema de esta noche es ver gente -dijo por fin-. Primero debes parar tu diálogo interno, y luego traer la imagen de la persona que quieres ver; cualquier pensamiento que uno lleva en mente en un estado de silencio es propiamente una orden, pues no hay otros pensamientos que compitan con él. Esta noche, la polilla en las matas quiere ayudarte, y cantará para ti. Su canción traerá las centellas doradas, y entonces verás a la persona que has elegido.

Quise más detalles, pero él hizo un gesto brusco y me indicó proceder.

Tras luchar unos cuantos minutos por suspender mi diálogo interno, me hallé en silencio total. Y entonces, con deliberación, pensé brevemente en un amigo mío. Mantuve los ojos cerrados durante un lapso que creí instantáneo, y entonces me di cuenta de que alguien me sacudía por los hombros. Fue una lenta toma de conciencia. Abrí los ojos y me descubrí yaciendo sobre el costado izquierdo. Al parecer me había dormido tan profundamente que no recordaba haberme dejado caer por tierra. Don Juan me ayudó a sentarme de nuevo. Reía. Imitó mis ronquidos y dijo que, de no haberlo visto con sus propios ojos, no creería que alguien pudiera dormirse tan rápido. Afirmó que para él era un regocijo estar cerca de mí cada vez que yo debía hacer algo que mi razón no comprendía. Hizo a un lado mi cuaderno de notas y dijo que debíamos empezar otra vez desde el principio.

Seguí los pasos necesarios. El extraño barbotar vino de nuevo. En esta ocasión, sin embargo, no procedía del chaparral; más bien parecía ocurrir dentro de mí, como si mis labios, o piernas, o brazos lo produjeran. El sonido no tardó en recubrirme. Sentí como un chisporroteo de bolas suaves que salían desde mi interior o venían contra mí; era un sentimiento apaciguador, exquisito, de ser bombardeado con pesadas borlas de algodón. De pronto oí que una racha de viento abría una puerta y me hallé pensando de nueva. Pensé haber arruinado otra oportunidad. Abrí los ojos y estaba en mi cuarto. Los objetos sobre mi escritorio seguían como los dejé. La puerta estaba abierta; afuera soplaba un fuerte viento. Por mi mente cruzó la idea de que debía revisar el calentador de agua. Entonces oí un traqueteo en las contraventanas que yo mismo había puesto y que no encajaban bien en el marco. Era un ruido furioso, como si alguien quisiera entrar. Experimenté una sacudida de temor. Me levanté de la silla. Sentí que algo me jalaba. Grité.

Don Juan me sacudía por los hombros. Excitadamente, le hice un recuento de mi visión. Había sido tan vívida que me hallaba temblando. Sentía que acababa de estar sentado a mi escritorio, en mi completa forma corporal.

Don Juan meneó la cabeza con incredulidad y dijo que yo era un genio para hacerme tonto. No parecía impresionado por lo que yo había hecho. Lo descartó de plano y me ordenó volver a empezar.

Oí entonces, nuevamente, el misterioso sonido. Me llegó, como don Juan había sugerido, bajo la guisa de una lluvia de centellas doradas. No sentí que fueran motas o copos pianos, como los había descrito, sino más bien burbujas esféricas. Flotaron hacia mí. Una de ellas se abrió revelándome una escena. Fue como si se hubiera detenido enfrente de mis ojos para mostrarme un objeto extraño. Parecía un hongo. Yo lo miraba, sin duda alguna, y lo que experimentaba no era un sueño. El objeto micoforme permaneció inalterable dentro de mi campo de "visión" y luego desapareció, como si hubieran apagado la luz que brillaba sobre él. Siguió una oscuridad interminable. Sentí un temblor, un sobresalto desquiciante, y abruptamente advertí que me sacudían. De inmediato mis sentidos empezaron a funcionar. Don Juan me agitaba vigorosamente, y yo lo miraba. Debo haber abierto los ojos en ese momento.

Me roció agua en la cara. La frialdad del liquido era muy agradable. Tras una breve pausa, quiso saber qué había ocurrido.

Expuse cada detalle de mi visión.

– ¿Pero qué vi? -pregunté.

– A tu amigo -replicó.

Reí y expliqué pacientemente que había "visto" una figura en forma de hongo. Aun careciendo de criterio para juzgar dimensiones, había tenido la sensación de que media unos treinta centímetros.

Don Juan recalcó que el sentir era todo lo que contaba. Dijo que mis sensaciones eran la medida que evaluaba el estado de ser del sujeto que yo "veía".

– Por tu descripción y tus sensaciones, debo concluir que tu amigo ha de ser una magnífica persona -dijo.

Sus palabras me desconcertaron.

Dijo que la configuración micoforme era la forma esencial de los seres humanos cuando un brujo los "veía" desde lejos, pero cuando el brujo encaraba directamente a la persona a quien estaba "viendo", la característica humana se mostraba como un conglomerado oviforme de fibras luminosas.

– No estabas viendo cara a cara a tu amigo -dijo-. Por eso apareció como un hongo.

– ¿Por qué es así, don Juan?

– Nadie sabe. Ésa, sencillamente, es la forma en que los hombres aparecen en este tipo específico de ver.

Añadió que cada rasgo de la configuración micoforme tenía un significado especial, pero que era imposible para un principiante interpretar con exactitud dicho significado.

Tuve entonces un recuerdo de gran interés. Algunos años antes, en un estado de realidad no ordinaria producido por la ingestión de plantas psicotrópicas, había experimentado o percibido, mientras miraba una corriente acuática, que un racimo de burbujas flotaba hacia mí, envolviéndome. Las burbujas doradas que acababa de contemplar flotaban y me envolvían de la misma manera exacta. De hecho, yo podía decir que ambos conglomerados habían tenido la misma estructura y la misma pauta.

Don Juan escuchó con indiferencia mis comentarios.

– No gastes tu poder en babosadas -dijo-. Estás tratando con esa inmensidad que está allá afuera.

Señaló hacia el chaparral con un movimiento de la mano.

Convertir en razonable esa cosa magnifica que está allá afuera no te sirve de nada. Aquí, alrededor de nosotros, está la eternidad misma. Esforzarse a reducirla a una tontería manejable es un acto despreciable y definitivamente desastroso.

Luego insistió en que yo tratara de "ver" a otra persona de mi gama de conocidos. Añadió que, una vez terminada la visión, debía procurar abrir los ojos por mí mismo y resurgir a la conciencia plena de mi entorno inmediato.

Logré fijar la visión de otra figura micoforme, pero mientras la primera había sido amarillenta y pequeña, la segunda fue blancuzca, de mayor tamaño y contrahecha.

Cuando hubimos terminado de hablar sobre las dos formas que yo había "visto", me había olvidado de la "polilla en el matorral", tan abrumadora un rato antes. Dije a don Juan que me asombraba tener tal facilidad para descartar algo tan verdaderamente ultraterreno. Parecía que yo no fuese la misma persona que solfa ser.

– No veo por qué haces tanta alharaca -dijo don Juan-. Cada vez que el diálogo cesa, el mundo se desploma y salen a la superficie facetas extraordinarias de nosotros mismos, como si nuestras palabras las hubieran tenido bajo guardia. Eres como eres porque te dices a ti mismo que eres así.

Tras un corto descanso, don Juan me instó a seguir "llamando" amigos. Dijo que el ejercicio consistía en tratar de "ver" todas las veces posibles, con el fin de establecer una gula o una pauta de diversos sentimientos.

Llamé treinta y dos personas en sucesión. Después de cada intento, don Juan exigía una versión cuidadosa y detallada de todo lo percibido en mi visión. Sin embargo, cambió de procedimientos conforme adquirí mayor proficiencia en mi desempeño; proficiencia juzgada por el hecho de que detenía el diálogo interno en cuestión de segundos, de que podía abrir los ojos por mí mismo al finalizar cada experiencia, y de que reanudaba sin transición alguna actividades ordinarias. Noté ese cambio de procedimiento mientras discutíamos la coloración de las configuraciones micoformes. Ya él había señalado que lo que yo llamaba coloración no era un tinte sino un brillo de diferentes intensidades. Me hallaba a punto de referirme a un resplandor amarillento recién percibido cuando él me interrumpió para dar una descripción exacta de lo que yo había "visto". A partir de entonces, discutió el contenido de cada visión, no sólo como si comprendiese lo que yo decía, sino como si lo hubiera "visto" él mismo. Al pedirle yo un comentario al respecto, rehusó de plano hablar de ello.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Relatos De Poder»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Relatos De Poder» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Carlos Castaneda: El Don Del Águila
El Don Del Águila
Carlos Castaneda
Carlos Castaneda: La Rueda Del Tiempo
La Rueda Del Tiempo
Carlos Castaneda
Carlos Castaneda: Viaje A Ixtlán
Viaje A Ixtlán
Carlos Castaneda
Carlos Castaneda: El Arte De Ensoñar
El Arte De Ensoñar
Carlos Castaneda
Carlos Castaneda: Una Realidad Aparte
Una Realidad Aparte
Carlos Castaneda
Отзывы о книге «Relatos De Poder»

Обсуждение, отзывы о книге «Relatos De Poder» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.