Sigo en Galway con mamá. En el salvaje Oeste. Hace un verano tan bonito que a ratos parece fuera de lugar. El ambiente no encaja con nuestro estado de ánimo, la risa de los niños que juegan en la playa llega hasta nuestras ventanas, los pájaros cantan y bailan por el cielo, lanzándose en picado para capturar comida fresca en el mar. No parece correcto amar el mundo y ver tanta alegría cuando ha sucedido algo tan espantoso.
Es como oír el eco del gorjeo de los bebés en la iglesia durante el funeral. No hay nada más alentador que oír la felicidad de un niño inocente en un sitio lleno de gente triste. Te recuerda que la vida sigue, que no se para salvo para aquel a quien estás despidiendo. Las personas llegan y se van y todos sabemos que así tiene que ser; sin embargo nos horroriza cada vez que sucede. Para usar el viejo tópico, la única certidumbre de la vida es la muerte. Es una certidumbre, es la única condición que nos imponen para vivir, pero a menudo dejamos que nos haga pedazos.
No sé qué hacer ni qué decirle a mamá para que se sienta mejor; supongo que nada lo conseguiría, pero verla llorar en silencio todo el día me deja hecha polvo. Puedo oír su dolor en sus lágrimas. A lo mejor se le acaban.
Alex, tú eres médico del corazón. Conoces el corazón de pe a pa. ¿Qué puede hacerse cuando a alguien se le rompe el corazón? ¿Tienes alguna cura para eso?
Gracias por venir al funeral. Fue estupendo verte. Lástima que fuera en estas circunstancias. También fue todo un gesto que vinieran tus padres. A mamá le llegó al alma. Gracias por librarme de Comosellame; lo cierto es que no estaba de humor para discutir con él en la iglesia. Estuvo bien que viniera, pero si papá lo hubiese visto habría saltado de ese maldito ataúd y lo habría metido a él en su lugar.
Stephanie y Kevin volvieron a casa hace unos días, pero yo voy a quedarme un poco más. Me resisto a dejar sola a mamá. Los vecinos se portan de maravilla con ella. Me consta que estará en buenas manos cuando finalmente me vaya. No me he presentado a ningún examen y según me han dicho tendré que repetir el curso entero si quiero presentarme otra vez. Aunque no tengo muy claro que quiera pasarme un año más estudiando.
De todos modos tendré que irme a casa dentro de unos días ya que sin duda habrá un montón de facturas esperándome en el buzón. Es imprescindible que regrese antes de que me lo corten todo y me desahucien.
Gracias por haber estado a mi lado una vez más, Alex. ¿No empieza a ser típico que sea una tragedia lo que nos reúna?
Un beso,
Rosie
De: Rosie
Para: Alex
Asunto: Papá
Acabo de llegar a casa desde Connemara y me ha recibido un buzón lleno a reventar. Entre el montón de facturas había la carta siguiente. Lleva matasellos del día antes de que muriera papá.
Querida Rosie:
Tu madre y yo aún nos estamos riendo gracias a tu última carta sobre el tatuaje de Katie. ¡Me encanta cuando nos escribes! Espero que hayas superado el trauma de que tu hija se esté convirtiendo en una adolescente hecha y derecha. Recuerdo el día en que eso te ocurrió a ti. ¡Creo que llegaste a la adolescencia antes que Stephanie! Mi intrépida Rosie, siempre ansiosa por probar cosas nuevas e ir a sitios nuevos. Pensaba que cuando terminaras la escuela ibas a largarte a ver mundo y no volveríamos a saber de ti. Me alegra que no fuera así. Siempre fue una delicia tenerte en casa. Y a Katie también. Lo único que lamento es haberte dejado sola cuando tanto nos necesitabas. Tu madre y yo nos cuestionamos nuestros actos muchas veces. Espero que hiciéramos lo correcto.
Me consta que siempre tenías la sensación de interponerte en nuestro camino o defraudarnos, pero eso dista mucho de ser verdad. Sólo significó que tuve ocasión de ver crecer a mi hija pequeña. Crecer de bebé a adulta y crecer como madre. Tú y Katie formáis un gran equipo, y tu hija demuestra con creces la buena educación que ha recibido. Un poco de tinta en la piel no va a empañar la bondad ni a atenuar la alegría que irradia. Todo un tributo a su madre.
La vida nos da cartas diferentes a cada uno de nosotros y de entre todos nosotros no hay duda de que a ti te han tocado las peores. Pero saliste airosa de todos los malos tragos. Eres una muchacha fuerte y aún te hiciste más fuerte cuando ese idiota (Comosellame, dice tu madre que debo llamarle) te defraudó. Te levantaste, te sacudiste el polvo y empezaste de cero otra vez; montaste una casa con Katie, buscaste un nuevo trabajo, mantuviste a tu hija, e hiciste que tu padre estuviera orgulloso de ti una vez más.
Sólo faltan unos días para tus exámenes. Después de todo lo que has pasado, ahora vas a tener un diploma. Me llenará de orgullo verte recoger ese pergamino, Rosie, seré el padre más orgulloso del mundo.
Te quiere,
Papá
De: Rosie
Para: Alex
Asunto: Diploma
Por nada del mundo voy a dejar mis estudios ahora. Como dice sabiamente Johnny Logan en su canción, ¿qué es un año más? Voy a hacer esos exámenes y voy a conseguir el diploma en Gestión Hotelera. Papá no querría que dejara de hacerlo por su culpa.
Es la despedida que necesitaba, Alex. Ha sido un regalo maravilloso.
De: Julie
Para: Rosie
Asunto: ¿Te quedas conmigo?
¿Entonces te quedas conmigo un año más?
Por mí, de acuerdo, pero, después de este curso, una vez que tengas tu diploma, va en serio que te despediré. Tengo cincuenta y cinco años; no pienso quedarme mucho más tiempo haciendo este trabajo a la espera de que hagas realidad tus sueños.
Este curso te pasará volando, primero porque ya lo has hecho antes y segundo y más importante porque cuentas con los buenos deseos y el orgullo de tu padre. Ésa es la mejor motivación que una persona puede tener.
¿Te importa que te pregunte qué es lo que tanto te gusta de los hoteles?
De: Rosie
Para: Julie
Asunto: ¡Por qué me encantan los hoteles!
Es por la sensación que tengo cuando entro en un hotel de los buenos. Para mí representan todo lo lujoso y lleno de esplendor que hay en la vida. Me encanta que la gente te mime y te cuide. Todo está tan limpio y reluciente, tan completamente perfecto… No como en casa, al menos no en la mía.
Me encanta que la gente vaya para pasarlo bien; no es tanto un lugar donde simplemente se trabaja, sino más bien donde se es como una anfitriona en el paraíso.
Me entusiasman los cuartos de baño brillantes, los albornoces esponjosos, las zapatillas y la decoración. ¿En qué otro lugar encuentras un bombón en tu almohada? Es como el Ratoncito Pérez y Papá Noel todo a la vez. Hay servicio de habitaciones las veinticuatro horas del día y alfombras mullidas, camas abiertas y minibares, cuencos de fruta y champú gratis. Tienes a tu disposición todo cuanto desees. Lo único que tienes que hacer es descolgar el teléfono, marcar el número mágico y quienes te contestan están encantados de complacerte.
Alojarse en uno de esos hoteles es un placer sin igual; trabajar en uno sería un placer a diario.
Cuando termine este curso entraré automáticamente a trabajar en un hotel como directora en prácticas y algo me dice que hay un empleo para mí al final del arco iris.
Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY
Ruby: Hola, desconocida.
Rosie: Hola, Ruby, perdona que haya pasado tanto tiempo; he tenido mucho que hacer últimamente.
Ruby: No tienes que disculparte, lo sabes de sobra. ¿Cómo está tu madre?
Rosie: Regular. El depósito de lágrimas aún no se le ha vaciado. Va a venir a pasar unos días conmigo.
Ruby: ¿En el piso?
Rosie: Sí.
Ruby: ¿Cómo os lo vais a montar? No tienes habitación de invitados.
Rosie: Ay, Dios, hacía siglos que no hablaba contigo. Tras muchos días de deliberaciones con Brian el Llorica, finalmente di mi brazo a torcer y he decidido dejar que Katie pase el verano con él en Ibiza. Debo de estar loca porque por más que Brian me asegure que es un padre responsable que vigilará a su hija, no consigo dejar de pensar en el hecho de que salió pitando cuando supo que estaba embarazada y que no regresó hasta que Katie tenía trece años. No acaba de convencerme esta definición de «responsable». Además, trabajará de noche, así que ya me contarás cómo hará para saber lo que Katie anda haciendo.
Читать дальше