Danielle Steel - Empezar de nuevo
Здесь есть возможность читать онлайн «Danielle Steel - Empezar de nuevo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Empezar de nuevo
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Empezar de nuevo: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Empezar de nuevo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Empezar de nuevo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Empezar de nuevo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Adrian se quedó unos cuantos días en la ciudad después de los desfiles de alta costura para estar con ella, y cuando se marchó de París a principios de julio, ella retomó el trabajo. Ver a Adrian fue un agradable interludio para ella. Hablaban por teléfono con frecuencia, pero era mucho mejor tenerlo cara a cara, y comieron en Le Voltaire casi cada día. En una ocasión, Fiona preparó la cena para los dos en el apartamento, y se sentaron en la terraza para comer queso y beber vino. Adrian tenía que admitir que ella no había elegido una mala vida, y en cierto modo la envidiaba. Eso no significaba que no le apasionase su trabajo, y había llevado a cabo toda una serie de significativos cambios desde que Fiona se había ido.
– Es posible que me venga a París y escriba un libro cuando sea mayor -dijo cruzando las piernas. Llevaba unos estupendos Manolos nuevos de piel de serpiente.
– Tendrías que escribir el libro que yo no voy a escribir -dijo Fiona con una sonrisa-. Uno sobre el mundo de la moda. Tú conoces más secretos que yo. -Todo el mundo confiaba en Adrian, y podía ser más silencioso que una tumba. Ella siempre había sabido que sus secretos estaban a salvo con Adrian.
– Todo el mundo querría que firmase contratos. Aunque si no lo han hecho ya, tal vez no lo hagan nunca. -Le gustaba la idea, pero en su mente faltaban muchos años todavía para desarrollarla. Él se encontraba en el mismo punto que ella cuando tenía su edad.
Cuando Adrian se fue, aceleró el ritmo de escritura y apenas descansaba. Se levantaba con el alba, hacía café, encendía un cigarrillo y se sentaba a trabajar. La mayor parte del tiempo, no apartaba la vista del ordenador hasta mediodía. Comía algo de fruta, estiraba las piernas, y volvía al trabajo. Estuvo allí sentada, día y noche, durante dos meses. París estaba desierto en verano, incluso los turistas parecían haberse largado a otra parte, a Gran Bretaña o al sur, a Italia o España. Y ella no salía nunca de su apartamento, excepto para comprar algo de comida.
Era una soleado y brillante día a finales de agosto, escribió una frase y se quedó con la vista clavada en ella mientras las lágrimas empezaban a correrle por las mejillas. Comprendió lo que acababa de suceder. Había terminado el libro.
– Oh, Dios mío -dijo en voz baja, y después dio un brinco de alegría y se puso a reír y a llorar al mismo tiempo-. Oh, Dios mío… ¡Lo he conseguido! -Se sentó otra vez y leyó la frase una y otra vez. Había acabado. El libro en el que se había volcado en cuerpo y alma estaba finalizado. Le había llevado casi ocho meses.
Telefoneó a Adrian, era por la mañana en Nueva York y él acababa de llegar al trabajo. En cuanto le dijeron que era Fiona agarró el aparato al instante.
– Puedes recuperar tu puesto en cuanto quieras -dijo con un tono de voz exasperado-. Me están volviendo loco. Tres de mis mejores editores se han largado.
– Encontrarás otros. Nadie es irreemplazable, y eso me incluye a mí. ¿Sabes una cosa? -dijo con una sonrisa de medio lado haciéndose la interesante.
– Estás embarazada. La Inmaculada Concepción. O bien has conocido a un tipo estupendo. Vas a volver a Nueva York, gracias a Dios, y quieres trabajar para mí.
– Ni lo sueñes. Nada de eso. ¡He acabado el libro! -Su ilusión resultó contagiosa incluso por teléfono.
– ¡Cielo santo! ¡No me lo creo! ¿Ya? ¡Eres un genio! -Estaba emocionado por ella. Sabía lo mucho que significaba para Fiona. Y, como siempre, se sentía orgulloso de ella. Eran el hermano y la hermana, respectivamente, que nunca habían tenido-. ¿Vas a venir a casa? -preguntó esperanzado.
– Esta es mi casa ahora. Pero iré a Nueva York dentro de unas semanas. Quiero hablar con algunos agentes. Primero tengo que corregir el manuscrito. Quiero hacer algunos cambios. -Pero, finalmente, le llevó más tiempo del que había pensado.
Se le echó encima el mes de octubre antes de poder ir a Nueva York. Tenía que entrevistarse con tres agentes y había pensado alojarse en casa de Adrian. Todavía tenía inquilinos en su casa, y además había decidido venderla. Iba a ponerla a la venta mientras estuviese en la ciudad, pero en primer lugar tenía pensado ofrecérsela a los inquilinos. Si podían llegar a un acuerdo se ahorrarían la comisión de los agentes inmobiliarios, lo cual sería bueno para ambas partes, y la gente que vivía en la casa estaba encantada con ella. Estaba convencida de que no volvería a vivir en Nueva York. Era feliz en París y ya no tenía nada que hacer allí. A excepción de Adrian, nada le ligaba a la ciudad, y a él no le importaba ir a París a verla. En cuanto regresase a Francia, tenía pensado empezar otro libro. Tenía ya un esbozo, y lo había trabajado un poco en el avión.
Fiona quedó con Adrian en la revista, y para ella fue bastante extraño, algo así como visitar el hogar de la infancia, una casa en la que vive ya otra familia. Todavía más raro fue ir a su propia casa. Habían pintado las habitaciones de otro color y decorado la casa con muebles que a ella le parecieron horribles; pero ahora era su casa, no la de Fiona. Y los inquilinos estaban muy ilusionados ante la posibilidad de comprarla. En cuestión de dos días fijaron un precio muy conveniente para ambas partes, y de ese modo evitaron a las inmobiliarias. Así pues, el viaje a la ciudad habría valido la pena aunque solo hubiese sido para eso.
Pasó unas cuantas noches con Adrian en su apartamento y se entrevistó con los agentes literarios que tenía previsto. Dos de ellos no le gustaron nada, pero el tercero le pareció adecuado. Era un hombre inteligente y ambicioso, con una interesante conversación, conocedor de los entresijos de su negocio y más o menos de su edad. Fiona le explicó de qué iba el libro y a él le gustó. Le dejó un manuscrito y sintió como si le estuviese entregando su propio hijo a un extraño. Sufrió un leve ataque de nervios cuando llegó al apartamento de Adrian esa misma noche. Había pasado un buen puñado de horas con los agentes y Adrian le esperaba para cenar. Él sabía a la perfección lo estresante que debía de haber sido para ella ver a esos agentes debido a su libro.
– ¿Qué pasará si le parece odioso? -dijo con auténtica ansiedad. Se había puesto un jersey de cuello de cisne blanco, pantalones grises y zapatos bajos de satén también grises, así como su marca personal: el brazalete turquesa en la muñeca. No se había percatado, pero el agente se había fijado mucho en ella. Lo único que le importaba a Fiona era su libro. Ni siquiera se había maquillado, rara vez lo hacía ya, pero su piel era tan exquisita y sus ojos tan grandes, que Adrian creía que estaba más guapa así.
– No le va a parecer odioso. Escribes muy bien, Fiona. Y la historia es sólida. -Le había leído algunos pasajes, le había enviado algunas páginas por fax y también le había hecho resúmenes del mismo, en sus diferentes mutaciones, más o menos un millón de veces.
– No le va a gustar. Lo sé -replicó vaciando una copa de vino. Se emborrachó un poco mientras cenaban, algo muy infrecuente en ella. A la mañana siguiente, estaba totalmente convencida de que el agente rechazaría su novela, y se estaba haciendo a la idea de que tendría que guardar el manuscrito en algún cajón. Se limitó a pensar en el siguiente libro.
El teléfono sonó a última hora de la tarde en casa de Adrian. Fiona acostumbraba a dejar que saltase el contestador, pero por alguna razón contestó, pensando que podía ser Adrian. Tenían la intención de quedar para cenar esa noche, sin embargo él estaba incluso más ocupado de lo que lo había estado ella cuando ocupaba ese puesto. La única diferencia era que él no daba fiestas, y que ni los fotógrafos ni las modelos se alojaban en su casa. Pero el año anterior se había visto obligado a confesarle que había contratado a Jamal. Y Fiona se alegró de verlo cuando llegó. Adrian le había comprado un uniforme, pantalones blancos y camisa blanca, con una chaquetita blanca que, junto con la corbata, se ponía en las raras ocasiones en que Adrian recibía a alguien en su apartamento. También le dijo que Jamal no era tan feliz con él, porque no podía quedarse con sus cosas, ya que sus zapatos, por ejemplo, eran demasiado grandes para él. Pero, a decir verdad, Jamal parecía bastante feliz con su nuevo trabajo.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Empezar de nuevo»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Empezar de nuevo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Empezar de nuevo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.