Andrea asintió con la cabeza.
– Y la idea es que casi cualquiera pueda comprarte…, -Sally soltó una risita-,… es lo interesante, ¿sabes?
– Eres una chica tan mala, -dijo Jessica-. ¿Qué debería escribir en tu tarjeta?
– Digamos que dos horas como límite. Sexo… de cualquier clase. Floggers o varas con dolor moderado. -Sally golpeó ligeramente un dedo en su barbilla y agregó-, más que un Dom está bien, o un Dom y su sub.
Andrea se quedó con la boca abierta.
Sally sonrió.
– Ey, es divertido agregar a otra chica. Y dos tipos pueden ser realmente muy calientes.
¡Jesús, María, y José! Andrea presionó una mano sobre su estómago inestable donde una balsa entera de sensaciones incómodas se había instalado. Tal vez debería irse ahora mientras pudiera.
La idea de permitirle a alguien que no fuera su Señor que la tocara casi le produjo náuseas.
Pero si se iba, la echarían del programa de aprendices, y nunca volvería a verlo. Si se quedara, tal vez podría convencerlo de que había cambiado. De alguna forma.
Pero tendría que dejar que alguien más jugara con ella. Apretó los labios, y enderezó los hombros. Muy bien. Lo había hecho antes, después de todo.
– ¿Andrea? -Jessica levantó una tarjeta-. ¿Qué pongo en la tuya?
– Dolor leve, con floggers o varas o palmadas. -Se mordió los labios y clavó los ojos en el listón verde de sus puños. ¿ Y qué pasa con el sexo ?
Jessica añadió a regañadientes,
– Para ustedes… los aprendices… Z dijo que se sentiría desilusionado si no pusieran todo de vuestra parte para que esto sea un éxito. Una buena parte de las donaciones que los Doms harán con sus dólares falsos irán al fondo de su fundación favorita para niños.
– Bien. Una mamada. -No consideraba que una mamada fuera demasiado íntimo.
Jessica escribió eso, y entonces levantó la vista, su pluma apoyada sobre la tarjeta.
Andrea negó con la cabeza.
– No puedo hacer más. -Tal vez debería irse. Dio un paso atrás.
Kari curvó un brazo alrededor de su cintura.
– Es suficiente. No tienes que hacer nada más.
Andrea asintió con la cabeza y Jessica ensartó un listón a través de la tarjeta y la pasó por su cabeza como un collar, de manera que ésta quedó rebotando entre sus pechos.
Ella estaba aquí. Su pequeña sub… no, no era suya. Luchando por controlarse, Cullen siguió con su trabajo de la barra, entregando bebidas y aguas, Coca-Colas y té helado. Intentaba llevar mentalmente la cuenta de quiénes estaban tomando alcohol para así poder cortarles el suministro después de la segunda bebida, pero por primera vez en su vida, su cerebro se había desconectado. La única cosa que podía recordar era la mirada en la cara de Andrea, la alegría en sus ojos cuando lo vio, el ronco sonido de su voz. El dolor cuando él no había respondido.
El sufrimiento en su rostro casi había roto su determinación.
Estaba aquí en Shadowlands. El placer se extendió a través suyo, y él lo aplastó.
Maldita sea, ella había prometido intentarlo antes y no lo había hecho.
Se restregó la cara. Había deambulado estos últimos días como un tullido. Quizá comprendía mejor a su padre ahora que sabía cómo se sentía perder una parte esencial. Sus pesadillas habían empeorado además. El accidente de ella le había golpeado muy cerca, y ahora no sólo soñaba con la muerte de su madre, sino con la de Andrea también.
Cada noche se despertaba tratando de abrazar a su pequeña sub para encontrar sólo un lugar vacío. Estuvo a punto de llamarla un par de veces simplemente para asegurarse de que en verdad estaba viva. Estás tan jodido, amigo .
Pero ella había regresado a Shadowlands, quería intentarlo otra vez. ¿Debería ceder? ¿O eso los llevaría a los mismos hábitos inaceptables? Dudaba poder alejarse de ella dos veces. Puta, no podría sobrevivir una vez.
¿Qué debería hacer?
¿Comprarla? Entre los talleres que había dado y sus donaciones a la fundación local para niños, había ganado un montón de dinero falso.
Si él sólo tuviera una forma de saber si realmente ella había querido decir lo que dijo. “ Lo intentaré .” ¿ Lo haría de verdad ?
Frunciendo el ceño, examinó a las sumisas en su lugar especial, ahora abarrotado de Doms interesados en ofertar. Después de leer la tarjeta, el Dom hablaría con la sub y tendría una idea de cómo podría establecer una escena. Cada vez que un Dom levantaba la tarjeta de Andrea y rozaba sus pechos desnudos, la mandíbula de Cullen se apretaba hasta que podía sentir los músculos anudándose.
Llegó al final de la barra y encontró a Jessica esperando, casi temblando por su necesidad de hablar con él.
Después de darle un margarita, él levantó una ceja.
– Escogió mamada y azotes suaves. -Jessica sonrió-. Incluso cuando le dije que Z había pedido que sus aprendices cumplieran con su deber, ella no pudo ir más lejos. Y dijo que ya no encajaba en este sitio.
– ¿Qué?
– No, no, cálmate. Kari la convenció de quedarse esta noche, pero se ve bastante miserable. -Jessica frunció el ceño-. Realmente me gusta. Sé bueno con ella, o te sacudiré.
La sub de Z tenía bastante carta blanca, pero en el club, amenazar a un Dom, aunque fuera una broma, no estaba permitido. Y ella no había estado bromeando. Cullen apoyó un antebrazo en la barra y bajó la mirada a la rubia bajita.
– Jessica, no me gusta tu actitud. -Jessica se puso rígida como si alguien hubiera pasado hielo por su espalda.
Él notó que Z estaba parado cerca. Z asintió con la cabeza.
Cullen se estiró a través del bar, levantó a Jessica por la parte superior de sus brazos, y la acostó boca abajo sobre la superficie de la barra.
Ella chilló.
Cullen le levantó la falda y le abofeteó el culo lo suficientemente duro como para que el sonido de carne contra carne se oyera a través del cuarto. Y volvió a ponerla sobre sus pies.
– Cómo… cómo te atreves…
– Maestro Cullen. -La suave voz de Z cortó el balbuceo de la sub-. Si mi mascota te da más problemas, tienes mi permiso para atarla y colocarla como un adorno del bar. -Z pasó un dedo bajando por la mejilla ruborizada de Jessica antes de volver la mirada a Cullen-. Puedes desnudarla primero si lo deseas.
Y él se alejó.
Cullen cruzó los brazos sobre su pecho.
– Oh mierda, oh mierda, oh mierda, -Jessica masculló, antes de mirar hacia arriba-. Lo siento.
Dios, era linda cuando se volvía toda sumisa. Pero no lo sentía. Todavía no. Clavó los ojos en él, y entonces su cara se frunció, las lágrimas brillando en sus ojos.
– Yo de verdad lo siento, Maestro Cullen.
Mucho mejor.
– Y de verdad estás perdonada, dulzura. -Le entregó la bebida-. Gracias por ayudar con Andrea.
Su sonrisa emergió como un rayo de sol. Dio dos pasos, poniéndose fuera de su alcance antes de decir,
– La pobre chica no tiene idea de lo perverso que es el Dom con el que se está metiendo. -Cuando Jessica salió disparando, Cullen ladró una risa. ¿Perverso? Comparado con algunos de los otros Doms, él era todo dulzura y suavidad. Si Jessica hubiera sido insolente con un sádico real, éste le cubriría el trasero con verdugones, y ella… Sus ojos se estrecharon.
Bien, ahora, tenía una idea .
Después de que la mayoría de los miembros habían llegado, Cullen le entregó la barra a Raoul y buscó a Karl y a Edward. Entonces estuvo recorriendo y hablando con cada Dom interesado en la subasta. Si se había olvidado de alguno, con suerte se correría la voz.
Finalmente él y Z discutieron sobre el futuro del programa de aprendices.
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