Ken Follet - El tercer gemelo

Здесь есть возможность читать онлайн «Ken Follet - El tercer gemelo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El tercer gemelo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El tercer gemelo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Ayer acabé otra novela de Ken Follet de las que tengo por casa pendientes.
El tercer gemelo habla sobre el tema de la clonación de seres humanos. Una empresa pionera en estas investigaciones decide, allá por los años setenta, lanzar sus pruebas a los seres humanos pero sin advertir a los afectados.
Veintitrés años después de que se llevaran a cabo algo hará que se descubra todo el pastel, gracias a una profesora que trabaja para esa empresa sin saber el fin real de sus estudios.
“Una joven científica está desarrollando una investigación sobre la formación de la personalidad y las diferencias de comportamiento entre gemelos. De pronto, cuando descubre dos gemelos absolutamente idénticos nacidos de madres distintas, se da cuenta de que alguien intenta frenar su investigación al precio que sea.
¿Es posible que se hayan hecho experimentos secretos de clonación en seres humanos sin ser ellos conscientes? ¿Y de qué forma puede estar involucrado un candidato a la presidencia de los Estados Unidos?”

El tercer gemelo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El tercer gemelo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Necesitas algo de mi cuarto?

Dio un respingo culpable. Durante un momento se quedó mudo. «¿Qué diablos puedo decir?» Las palabras acudieron luego a sus labios.

– No tengo nada que ponerme para dormir.

– ¿Desde cuándo te ha dado por ponerte pijama?

La voz de Berrington lo mismo podía ser recelosa que simplemente perpleja; Steve no fue capaz de determinarlo. Improvisó a lo loco:

– Pensé que podía ponerme una camiseta grande de manga corta.

– Nada te caerá bien con esos hombros, hijo mío -dijo Berrington, y, ante el alivio de Steve, soltó una carcajada.

Steve se encogió de hombros.

– No importa.

Siguió adelante. Al final del pasillo había dos puertas, una frente a otra: el cuarto de Harvey y el de la criada, presumiblemente. «Pero ¿cuál es de cuál?»

Steve remoloneó un poco, con la esperanza de que Berrington desapareciese dentro de su dormitorio antes de que él, Steve, efectuara su elección.

Cuando llegó al final del pasillo volvió la cabeza. Berrington estaba observándole.

– Buenas noches, papá -dijo Steve.

– Buenas noches.

«¿Derecha o izquierda? No hay forma de adivinarlo. Es cuestión de elegir una a la buena de Dios» Steve abrió la puerta de su derecha.

Camiseta de rugby en el respaldo de una silla, un disco compacto de Snoop Doggy Dog encima de la cama. Playboy sobre la mesa escritorio. «La habitación de un chico. Gracias a Dios.»

Entró y cerró la puerta tras de sí, con el talón. Apoyó la espalda contra el paño de la puerta, débil de puro alivio.

Al cabo de un momento se desvistió y se metió en la cama. Se sentía muy extraño en el lecho de Harvey, en el cuarto de Harvey y en la casa del padre de Harvey. Apagó la luz y yació despierto, mientras escuchaba los ruidos de aquella casa extraña. Durante cierto tiempo oyó rumor de pasos, puertas que se cerraban y grifos que dejaban correr el agua, luego el silencio se enseñoreó del lugar.

Se sumió en un sueño ligero, del que despertó súbitamente. «Había alguien más en la habitación.»

Percibió el olor característico de un perfume de flores, mezclado con el de ajos y especias; luego vio cruzar por delante de la ventana la silueta de la figura menuda de Marianne. Antes de que tuviera tiempo de pronunciar palabra, la muchacha se había metido en la cama con él.

– ¡Eh! -susurró Steve.

– Voy a hacerte una mamada como a ti te gusta -dijo Marianne, pero Steve captó el miedo en su voz.

– No -replicó Steve, que la rechazó cuando ella se deslizaba bajo la ropa de la cama en dirección a la entrepierna.

– Por favor, no me hagas daño esta noche, por favor, «Arvey» -rogó. Tenía acento francés.

Steve lo comprendió todo. Marianne era una inmigrante y Harvey la había aterrorizado de tal modo que la pobre muchacha no sólo hacía cuanto él le ordenaba sino que incluso se anticipaba también a sus exigencias. ¿Cómo era posible que pudiera pegar impunemente a aquella infeliz cuando Berrington, su padre, estaba en la habitación contigua? ¿Es que la chica no hacía ningún ruido? Entonces Steve recordó las pastillas del somnífero. Berrington dormía tan profundamente que los gritos de Marianne no le despertarían.

– No voy a hacerte ningún daño, Marianne -dijo-. Relájate.

Ella empezó a besarle en la cara.

– Se bueno, por favor, se bueno. Haré todo lo que quieras, pero no me pegues.

– Marianne -dijo Steve en tono severo-. Tranquilízate.

Ella se quedó rígida.

Steve le pasó un brazo por los delgados hombros. La piel de la muchacha era suave y calida.

– Quédate aquí un momento y cálmate -recomendó Steve, al tiempo que le acariciaba la espalda-. Nadie volverá a hacerte daño, te lo prometo.

Marianne seguía tensa, a la espera de los golpes, pero luego fue relajándose poco a poco. Se acercó más a Steve.

El tuvo una erección, no podía evitarlo. Se daba cuenta de que no le costaría nada hacer el amor. Acostado allí, con aquel cuerpo tembloroso entre los brazos, la tentación era muy fuerte. Nadie lo sabría nunca. Sería una verdadera delicia acariciar a aquella chica hasta despertar su libido. Marianne se sentiría sorprendida y complacida de ser amada tan suave y consideradamente. Ambos se besarían y acariciarían durante toda la noche.

Steve suspiro. Pero estaría mal hecho. Ella no actuaba por propia voluntad. Le habían llevado a aquella cama la inseguridad y el miedo, no el deseo.

«Sí, Steve, puedes jodértela… y explotarás a una inmigrante asustada que cree que no tiene otra salida. Y eso sería abyecto. Tú despreciarías a un hombre capaz de cometer tal infamia.»

– ¿Te sientes mejor ya? -preguntó.

– Sí…

Ella le tocó la cara, y luego le besó suavemente en la boca.

Steve mantuvo los labios firmemente apretados, pero le acarició el pelo afectuosamente.

Marianne le miró en la semioscuridad.

– Tú no eres él, ¿verdad? -dijo.

– No -respondió Steve-. No soy él.

Al cabo de unos segundos, la muchacha se había ido. Steve seguía con su erección. «¿Por qué yo no soy él? ¿Por el modo en que me educaron? Diablos, no.» Podía habérmela follado. Podía ser Harvey. Yo no soy él porque opté por no serlo.

Mis padres no tomaron esa decisión en este momento: la tomé yo. Gracias por vuestra ayuda, papá y mamá, pero he sido yo, no vosotros, quien envió a esa chica a su habitación.

»Berrington no me creó, ni tampoco me creasteis vosotros.

«Me hice yo.»

LUNES

62

Steve se despertó sobresaltado. «¿Dónde estoy?»

Alguien le tenía cogido por los hombros y le estaba sacudiendo, un hombre con pijama rayado. Era Berrington Jones. Tras un instante de desorientación, Steve recordó los últimos acontecimientos.

– Haz el favor de vestirte como es debido para la conferencia de prensa -dijo Berrington-. Encontrarás en el armario la camisa que dejaste aquí hace quince días. Marianne se encargó de ponértela a punto. Ve a mi cuarto y elige la corbata que quieres que te deje.

Salió de la habitación.

Berrington hablaba a su hijo como si este fuera un chico difícil y desobediente, reflexionó Steve al tiempo que saltaba de la cama. La frase no pronunciada de No discutas, hazlo y punto, se añadía implícitamente al final de cada manifestación paterna. Pero aquellos modales bruscos facilitaban a Steve la conversación. Podía salir del paso respondiendo con monosílabos sin correr el peligro de delatar su ignorancia.

Eran las ocho de la mañana. En calzoncillos, se dirigió por el corredor hacia el cuarto de baño. Tras tomar una ducha, se afeitó con una maquinilla que encontró disponible en el armario del lavabo. Lo hizo todo muy despacio, para aplazar al máximo el momento en que tendría que arriesgarse a hablar con Berrington.

Con una toalla alrededor de la cintura, entró en el cuarto de Berrington, de acuerdo con las órdenes recibidas. Berrington no estaba allí. Steve abrió el armario. Las corbatas eran señoriales e incluso ostentosas, de rayas y de lunares, todas de seda brillante, ninguna lo que se dice moderna. También había fulares. Cogió una corbata de franjas horizontales. Miró el surtido de calzoncillos de Berrington. Aunque era mucho más alto que éste, tenían la misma talla de cintura. Eligió unos de color azul.

Cuando estuvo vestido hizo acopio de ánimo para volver a afrontar la prueba del engaño. Sólo unas cuantas horas más y todo habría concluido. Tenía que seguir evitando despertar las sospechas de Berrington hasta unos minutos después del mediodía, cuando Jeannie interrumpiese la conferencia de prensa.

Respiró hondo y salió.

El olor a beicon frito le guió hacia la cocina. Marianne estaba ante el fogón. Miró a Steve con ojos desorbitados. Una momentánea oleada de pánico inundo a Steve: si Berrington observaba la expresión de Marianne puede que le preguntase que ocurría…, en cuyo caso era muy probable que, dado lo aterrada que estaba la pobre chica, se lo contase. Pero Berrington estaba viendo el programa de la CNN en un pequeño televisor y no pertenecía a la clase de persona que se interesa por el servicio.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El tercer gemelo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El tercer gemelo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El tercer gemelo»

Обсуждение, отзывы о книге «El tercer gemelo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x